Ciudades de Papel ***
Porque la película se inicia con esa historia de amor imposible entre el pardillo y la chica guapa y popular, que comienza de niños, se separan cuando crecen pese a ser vecinos, y una noche se reencuentran para una aventura especial. Ella desaparece al día siguiente y él se empeña en encontrarla, siguiendo el rastro de migas de pan que ella deja, y acompañado de sus dos mejores amigos. A partir de ahí comienza la película de verdad, ese viaje, esa aventura entre tres amigos que acaban el instituto y viajarán a distintas universidades separados por miles de kilómetros, haciendo casi imposible mantener la amistad pese a las promesas. Y en esos últimos días, en ese viaje, recuerdan, crecen, maduran, se enamoran y se despiden… Una versión de Cuenta Conmigo no tan pulida, pero muy disfrutable.
El protagonista, Nat Wolff, se echa sobre su espalda la película con solvencia, con un tono de friki no exagerado, sin hacer al personaje lamentable o un caso perdido. Lo justo para saber que es un chaval normal y corriente, de infantería, con sus pequeñas frikadas, pero sin exagerar, que nunca estará en el círculo de la gente atractiva. Brillante la compañía, Austin Abrams y Justice Smith, ese trío inseparable que tiene que decir adiós. Y gran aporte de Halston Sage y Jaz Sinclair, sin duda. En cuanto a Cara Delevingne, le falta aún para ser actriz, más que una presencia, y aparece poco realmente en la peli. Además, cuesta empatizar con el personaje, en serio…
El conjunto es una película con grandes dosis de humor (ojo al momento Pokemon, de verdad) con mucho corazón y con mucha melancolía y nostalgia, no por el amor o el romance imposible o posible, en serio, sino por los amigos, por ese grupo de gente a la que vamos a perder y de la que debemos despedirnos. Sorprende ese giro de la historia si se desconoce el libro, aunque hay algunos cambios, ligeros o mayores, pero ante todo hay ganas de contar una historia con momentos preciosos (las ciudades de papel del título, brillante) y con mucho corazón pese a que no sea redonda. El romance carga, claro, pese a ser secundario, y a veces deriva demasiado. Pero nunca aburre, está muy bien construida y te identificas con sus personajes. Merece la pena.
Jesús Usero
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