Sólo los Amantes Sobreviven ****
Dos amantes, desde hace mucho tiempo, vampiros ambos (aunque nunca se usa la palabra en toda la película), se reúnen en Detroit, donde él, con tendencias suicidas debido al desastre en que nos hemos convertido, vive, y donde ella le busca. Claro que la aparición de la hermana de ella podría acabar con la felicidad entre ambos y complicar su mundo. Con Jarmusch pueden imaginarse que no hay acción (aunque al parecer había una escena y cuando le pidieron más, la quitó toda), que todo es juegos de miradas, de guiños cómplices, de experiencias, de sensaciones. No importa tanto el diálogo sino cómo se dice, cómo se reacciona a él y lo que está pasando cuando se dice.
Aquí se trata de una comedia. Tampoco esperen carcajadas, más bien sonrisas cómplices para entrar en el mundo de estos adictos, que en definitiva es lo que son. Tom Hiddleston está perfecto con su aire de estrella del rock decadente, con una sensacional Tilda Swinton que se está convirtiendo en la versión femenina de Johnny Depp (sólo hay que verla aquí y enSnowpiercer), y qué decir de Jeffrey Wright (sus momentos en el hospital tienen mucha miga), John Hurt o Anton Yelchin. Aunque quien realmente roba la película es Mia Wasikowska, una presencia arrebatadora, loca, estúpida incluso, pero que cuando no está se echa de menos muchísimo. De hecho, necesitaba aparecer más. Bastante más, porque da historia, más humor y cuando está ella pasan cosas.
Ya hemos hablado del aire hipster de estos vampiros algo decadentes, lánguidos, divertidos e hipnóticos. Pero da la sensación de que Jarmusch no termina de saber qué quiere hacer con la película. No sabemos si quiere jugar con ellos o quizá observarlos simplemente. Si quiere reírse con o de ellos. Si le interesan o no. El viaje, al final, interesa por las imágenes, los actores y las sensaciones, pero no por la historia (no tiene apenas) o el guión, lo que a muchos espantará porque no es una película para todo el mundo. Es elitista, es parsimoniosa y a veces es endiabladamente pedante (los nombres de los protagonistas, sus apodos, lo que han hecho en su vida…). El resultado es más emocional que racional. Incompleto, pero tremendamente satisfactorio.
Jesús Usero
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