Érase una vez… es la historia de una familia, con dos padres aparentemente maravillosos, que viven en alejados de la ciudad, lo que permite a los tres hijos, David, Peter y Alice, explorar el bosque a su antojo, bajar hasta el río y vivir maravillosas aventuras que están dentro de su cabeza, incluyendo luchas a muerte con piratas que quieren arrasar con todo. Cuando el hermano mayor, David, fallezca en un trágico accidente, los padres empezarán a alejarse de sus hijos gradualmente y los problemas surgirán, desde la incapacidad de aceptar la realidad de la madre, a las deudas de un padre que tiene un pasado al que hacer frente. Ante ese panorama los jóvenes podrán escapar a Nunca Jamás o el País de las Maravillas para siempre o seguir con su familia.
El nombre de Angelina Jolie es el que más va a llamar la atención en la película de Brenda Chapman, por supuesto, pero hay suficientes estrellas para atraer a la audiencia, desde su marido interpretado por David Oyelowo a Gugu Mbatha-Raw, Michael Caine o Derek Jacobi, sin olvidar nombres como Clarke Peters o David Gyasi, quienes dan vida a dos personajes imprescindibles… Pero los protagonistas son sin duda los niños Jordan A. Nash y Keira Chansa. Hacen un trabajo magnífico llevando el peso de la película. Tienen carisma, que no es sencillo a tan temprana edad. Sobre todo rodeados de tanto nombre insigne.
Pese a todos esos buenos esfuerzos, la película es irregular. Caine, Jacobi o Mbatha-Raw están más como reclamo que como personajes reales y su presencia se acerca peligrosamente a un cameo. La historia tarda muchísimo en arrancar, haciendo que perdamos interés por momentos hasta que llega el giro que la hace interesante y despierta nuestra imaginación durante el último tercio de película. Y hay detalles geniales como ver la versión que hay en la película de ciertos personajes icónicos. Pero no siempre funciona. En su obsesión por contar la historia de cómo Peter y Alice se convirtieron en quienes conocemos, divide demasiado la propia historia, que no es igual de interesante en los dos casos. De hecho la parte de Alice es más endeble que el tema de Nunca Jamás. El resultado es una película entretenida, interesante, y con un par de giros atractivos en su parte final. Perfecta para una tarde de domingo.
Jesús Usero
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