Gran documental para amantes de la música y de los que no triunfaron. Porque de eso trata este curioso documental, de los segundones, de la gente de atrás, de los que nunca brillan en el escenario mientras las estrellas cantan para miles de fans, pero sin los cuales la música no sería la misma, ni las canciones habrían tenido la misma fuerza, ni quizá se habrían convertido en los éxitos memorables que son hoy en día. Morgan Neville, director de la película, parece haberse especializado últimamente en trabajar con documentales sobre el mundo de la música, y con éste ha triunfado a todos los niveles, consiguiendo además el Oscar al mejor documental en la pasada gala de los premios de la Academia.
Es el motivo más obvio por el que la película llega a nuestras pantallas, el tirón que pueda tener entre el público más elitista, un documental como éste que, ante todo, hará las delicias de los melómanos. Y lo hace sin florituras visuales, con una narración que sigue al pie de la letra las reglas del género. No esperen algo tipo Michael Moore, cuyo trabajo se hizo tan popular hace años en todo el mundo. No hay manipulación de la historia, no hay virguerías, no aparece el director nunca en pantalla… Entrevistas, rodaje de reuniones y charlas entre los protagonistas, conciertos, backstage e imágenes de archivo. Nada nuevo o sorprendente, porque lo que realmente interesa al director además de la música es el viaje emocional de sus personajes.
Cantantes de fondo, coristas, gente que apoya la voz y música de las estrellas. La película lo cuenta a modo de viaje emocional, centrándose en coristas negras, aunque no todas lo son, ni sólo hay mujeres, pero le sirve para narrar el viaje desde los 50 hasta nuestros días. La importancia racial y en la lucha por la igualdad, los cambios en los 60 y 70… Pero sobre todo nos cuenta ese camino agridulce de esa gente que se sitúa tan cerca de los focos sin ser nunca iluminados por ellos. Con resignación, aceptando su mala suerte o quizá optando por ese camino, esta gente a la sombra de los grandes han vivido parte de la historia de la música del siglo XX y nadie se ha acordado de ellos.
Viendo sus sueños morir, por diversos motivos, o quizá sin tenerlos. Observando los trabajos que han aceptado (de profesora a poner voces en películas…). La historia que más cautiva es la de Lisa Fischer, que llegó a ganar un Grammy como artista en solitario, pero acabó regresando a ser corista. O Darlene Love, a la que vimos en cine ser la mujer de Danny Glover en la saga Arma Letal… Las grandes estrellas aprovechan el documental para quitarse el sombrero ante ellas, desde Bruces Springsteen a Stevie Wonder, pasando por Sting, Sheryl Crow (que también fue corista) o Mick Jagger. El documental te atrapa con su enorme música (priman el Soul, el R&B, el rock…) y su triste historia de sueños incompletos, pero llevados con alegría, elegancia y una sonrisa. Aunque, claro, si no te gusta la música… te dejará indiferente.
Jesús Usero
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