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viernes, abril 26, 2024
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Alicia,dulce Alicia…

Alicia,dulce Alicia...

La época estival, ese período en donde la chavalería (segmento poblacional en donde todavía me incluyo, a pesar de mis dos patitos de edad) cumple la máxima de vivir por y para el gozo y deleite propio, con sus múltiples variantes, no vayan a ser malpensados…

 

En esa dicotomía me hallo yo, particularmente en la que se refiere a satisfacer las exigencias del binomio cuerpo-mente, a saber: mens sana in corpore sano. Así, en la mañana de hoy, mientras purgaba los excesos universitarios en el gimnasio, tuve la suerte de poder contemplar el que es para mí – y para muchos- el pecado original de los vídeos musicales. ¿De qué diantres les hablo? De Crazy, obra maestra en cuanto en la categoría de sueños húmedos y orquestado por la banda Aerosmith.

 

Mi pasión por el vídeo en cuestión viene de bastante atrás. De hecho, hace dos veranos eché mano de él para ejemplificar la conocida como Generación Y. Esta denominación nació de mano la crítica de mediados de los noventa, que la usó para referirse a jóvenes y prometedoras estrellas que buscaban su hueco en Hollywood, y de la que Alicia fue clara integrante. Y al respecto de este tema, permiten que me cite a mí mismo, pero creo que no me equivoqué cuando sentencié lo que sigue:

 

“Dos virginales adolescentes quemando el asfalto en un Cadillac del 63 destartalado pero adorablemente vintage. Jovencitas en pleno éxtasis hormonal, unas Thelma y Louise versión teenager. Terminan su particular easy rider para, acto seguido, levantar no sólo pasiones con un número porno light en una barra americana. Vehículo para promocionar “Crazy” de Aerosmith; Steven Tyler, padre de una de las niñitas y líder de la rock band, bendice el entuerto. Corrían los primeros noventa y la MTV comenzaba su reinado reclamando profetas, actores y actrices que fueran baluartes de una nueva era: la del consumismo sin contemplaciones.

 

Aquellas dos jovenzuelas fueron dos de las elegidas, a saber: Alicia Silverstone y Liv Tyler, la rubia y la morena, encandilantes y encantadoras, carne de carpetas en la High School americana. Más de quince años después, Liv Tyler sobrevive dignamente, y aunque lejos de ser una rutilante estrella, encabeza películas de cierto empaque comercial. Alicia no corrió la misma suerte, y aunque en un principio contó con mejores ofertas que su partenaire, la diosa Fortuna bajó el pulgar en su contra”.

 

Y es que dos años después, parece que a Alicia Silverstone la suerte sigue sin arrimársele demasiado. Hace un par de semanas, cuando me disponía a devorar la Acción (acto que realizo religiosamente sea primavera, verano o entretiempo) me alegré al ver que mi colega Payán dedicaba unas palabras a uno de mis bodrios favoritos: Batman & Robin, summum del superhéroe metrosexual y homoerótico.

 

Esta pieza cinematográfica, junto a Los Vengadores (Ojo! la traslación a la gran pantalla del serial sesentero) son mis dos películas de la vergüenza, y ambas comparten no sólo a una Uma Thurman que necesitaba asesinar a su agente cuanto antes, sino también un ritmo sin ritmo −y permítanme la el eufemismo por vía de la redundancia, pero hoy estoy pacifista− una carencia de ideas absoluta y el colmo del absurdo en cuanto a la concatenación de escenas sin ton ni son. No debemos olvidar aquella leyenda urbana que hablaba de que tras un primer pase a la crítica, los productores de Los Vengadores recortaron escenas de aquí y de allá liquidando al menos media hora de metraje, dando como resultado un desaguisado visual que se saldó con un varapalo absoluto.

 

Nuestra querida Alicia Silverstone, al contrario que la sufrida Uma, sólo tuvo que lidiar con el primer toro: Batman & Robin. Ahí se lo jugaba a todo o nada, era su prueba de fuego. La chiquilla venía de conseguir un sonado éxito con aquella adaptación comedieta de insituto llamada Clueless, en donde compartía cartel con la posteriormente malograda Brittany Murphy. Tiempo atrás, ya llamara la atención no sólo con aquella tríada de vídeos con Liv Tyler (hubo más que Crazy, todo para satisfacer a las libidinosas audiencias) sino también con una versión teen de Atracción Fatal conocida como Veneno en la piel.

 

Pero la jugada, como bien saben, no salió bien. De hecho, siendo sinceros, salió mal, muy mal. Por si fuera poco, Alicia tuvo que padecer los rumores que la prensa amarilla se encargó de expandir referidos a sus problemas para entrar en el traje de Batgirl y sus lloros por semejante percal. Y además, el Razzie a la peor actriz secundaria sirvió como corona de espinas. Era el principio del fin.

 

A partir de ahí, Alicia comenzó una cuesta abajo sin frenos, su particular sentencia de muerte artística. De poco le sirvió lucir palmito acompañada de Benicio del Toro aquel mismo año en Exceso de equipaje, ni pegarle unos achuchones (dentro y fuera de la pantalla) a Brendan Fraser en Buscando a Eva. Su especialidad era enlazar fiasco tras fiasco y su cuestionable olfato comercial quedó –todavía más- en entredicho cuando en un alarde de genialidad decidió fundar una productora con la pastelosa denominación de First Kiss. Aún hoy gimoteo al imaginarme a Alicia riéndose en la cara de Uma por tener que sufrir a un inepto agente, mientras ella siendo dueña de sí misma no pudo haber errado más.

 

Sí es cierto que Alicia tuvo algún que otro destello en tamaña penumbra, pero fueron muy aislados y carentes de interés: una comedieta de robos con Woody Harrelson- hoy renacido a ratos pero de aquella estrella estrellada- otra gracieta escenificada en una barbería por y para el público afroamericano y con Queen Latifah, y unos cameos en insulsos productos para niños, a saber Scooby-Doo 2 y Alex Ryder (Ewan McGregor…en serio?). Desde mi primera referencia bloggera, apenas un par de filmes independientes y sí una cuenta de Twitter en donde de forma altruista publicita en 140 caracteres sabios consejos para perder peso de forma…naturista.

 

Pese a todo, pronostico que en un par de veranos volveré a hablar de mi Alicia querida, aquella rubia de labios poco carnosos que se hacía la tonta pero que en verdad….bueno, déjenlo. Disfruten del verano, mis queridos amigos!

 

PD: el título de la actualización es una licencia que se la debo a una película de terror que me dejó petrificado de pequeño y que, miren ustedes por dónde, contaba con una joven Brooke Shields, que tiempo después sería la cabecilla femenina del Brat Pack, claro antecedente de aquella Generación Y que se comió a Silverstone (o fue ella la que se comió a la Generación Y?). Umm…

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