Drama, aventuras y superación en este biopic protagonizado por Reese Whiterspoon. Una actriz que nunca ha sido precisamente santo de mi devoción, y a la que creo que le dieron un Oscar inmerecidamente el año que Felicity Huffman tenía que haberlo ganado por Transamérica. Pero debo reconocer que, si bien tampoco creo que deba ganarlo este año estando Rosamund Pike o Julianne Moore por ahí, su papel en Alma Salvaje y cómo es capaz de echarse ella solita la película a los hombros y sacarla adelante, son dignos de nominación y de todos los elogios posibles. La actriz está brillante en un papel tan complejo como duro, al que le saca el máximo partido ayudada por una brillante dirección y un guión no menos brillante. Aunque se le vaya la mano con la duración.
Como toda película sobre un viaje, en Alma Salvaje importa menos el destino que el camino recorrido, y eso es lo que nos cuenta la historia de Cheryl, basada en hechos reales, una mujer que decide emprender un viaje de casi 2000 kilómetros a lo largo de Estados Unidos, en solitario, acompañada de su mochila y de aquellos que se va encontrando en el camino, humanos, animales o simplemente paisajes. Un viaje para recuperarse del dolor de una pérdida que se nos revela según avanza la película, o varias pérdidas, según se mire, que obligaron a la protagonista a emprender un viaje para descubrir quién era realmente y purgar el dolor que albergaba, que no era poco. Un viaje que acaba convirtiéndose en una lucha continua.
Destaca la dirección de Jean-Marc Vallée, director de Dallas Buyers Club, que sabe cómo contar la película para hacerla (casi) siempre interesante, intercalando flashbacks del pasado de la protagonista que nos explican quién es poco a poco, según avanza el camino y se va conociendo a sí misma. O el uso del paisaje, convertido en un personaje más de la historia (o muchos personajes distintos, la verdad), o cómo maneja el drama, mezclado con la aventura (cuando cruzar un río se convierte en una misión casi épica, por ejemplo), el humor, y la supervivencia, porque no todo en el camino es amable o quiere ayudarla.
Ayuda mucho el guión del genial Nick Hornby, novelista y guionista ocasional, nominado al Oscar por An Education, que añade unas brillantes gotas de humor (el periodista en coche, ciertos personajes…), y aunque Whiterspoon sea el núcleo de toda la historia y aparezca casi en cada plano, no podemos olvidar un reparto donde destacan W. Earl Brown, Thomas Sadoski y, sobre todo, Laura Dern, también nominada al Oscar. Pero hay que deshacerse en elogios ante Whiterspoon y lo que consigue con su papel, ese viaje interior, del infierno que ella misma ha creado a la superación, esa lucha contra la naturaleza… La actriz está brillante y aumenta el interés de la película que, sin embargo, pierde un par de veces el interés en momentos muy puntuales, quizá debido a un exceso de metraje. No le resta brillo a esta más que interesante propuesta, excelente viaje interior y exterior. Una muy buena película.
Jesús Usero
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