Annabelle, eficaz entretenimiento de terror escapista para pรบblico adicto a dejarse asustar.
Expediente Warren, pelรญcula con la que Annabelle estรก conectada, aunque me resisto a denominarla precuela porque pienso que es una propuesta totalmente distinta que va por otros caminos en el variopinto gรฉnero de terror, era una puesta al dรญa de las claves de clรกsicos como El exorcista, Terror en Amityville y Poltergeist. Bien realizada, merecidamente aplaudida, no consiguiรณ sorprenderme o inquietarme tanto como a otros, por mucho que piense que James Wan es uno de los directores de cine de terror mรกs competentes e interesantes de nuestros dรญas. Por su parte Annabelle busca sus referencias en otro clรกsico del cine de terror, La semilla del diablo, de Roman Polanski, de la que viene a ser una especie de variante actualizada mucho menos inquietante. Las coincidencias y los guiรฑos con aquella pelรญcula con mรบltiples. La vinculaciรณn con la pelรญcula de Polanski comienza con esa referencia televisiva a los asesinatos de Charles Manson y su Familia, cuyos miembros acabaron brutalmente con la vida de Sharon Tate, esposa de Polanski. Sigue el ataque de los fanรกticos del culto, que es con diferencia lo mรกs inquietante de la pelรญcula porque convoca a monstruos reales. Prosigue con esa idea de la maternidad como inquietud, con esos guiรฑos al coche de bebรฉ, ese edificio de apartamentos que es casi un eco mรกs reducido de tamaรฑo del edifico Dakota donde se rodรณ La semilla del diablo, mostrado siempre en contrapicado, y sobre todo los colores pastel que baรฑan la pantalla con un cรณdigo visual de imitaciรณn de la pelรญcula de Polanski, del mismo modo que la parejita protagonista andan tambiรฉn tras las huellas de Mia Farrow y John Cassavetes. Lo que ocurre es que si Annabelle es algo inferior a Expediente Warren, es aรบn mucho mรกs inferior que la obra maestra con la que Polanski cambiรณ las claves del cine de terror. Digamos que la referencia que ha elegido le viene muy, pero que muy grande. Annabelle funciona bien como entretenimiento aplicando la fรณrmula argumental del miedo al compromiso familiar y la paternidad y maternidad que tantas otras veces hemos visto explicado en la pantalla con mayor y menor acierto que en esta ocasiรณn. Tiene algunas ideas y momentos curiosos. Por ejemplo el del ascensor, los niรฑos y los dibujos en la escalera, la solidez que presta al personaje del sacerdote Tony Amendola, y algunos recursos visuales que su director toma prestados ocasionalmente de la puesta en escena esgrimida habitualmente por James Wan, que se conoce al dedillo y en la que incluso habrรก participado creativamente merced a sus trabajos como director de fotografรญa en Insidious, Expediente Warren e Insidious 2. Pero le faltan aliados por parte del reparto. Annabelle Wallis es una actriz competente que resuelve bien el reto de echarse sobre sus espaldas toda la pelรญcula, pero no es una Mia Farrow. Aรบn mรกs floja es la contribuciรณn de Ward Horton, que no me convence en absoluto en el papel de marido, y la contribuciรณn de Alfre Woodard en plan Michelle Obama maternal es un personaje tรณpico y con desarrollo totalmente previsible desde que cuenta su lacrimรณgena historia, una historia que dicho sea de paso es un clichรฉ de los pies a la cabeza y nos saca de la telaraรฑa de tribulaciones de la abnegada protagonista. El problema es que Annabelle tiene cosas buenas y otras que no encajan. Por ejemplo su fotografรญa de tonos color pastel puede ser una idea curiosa, pero naufraga al aliarse con una serie de espantosas decisiones de decoraciรณn que rebasan el buen gusto para caer en un pozoย de almibarado disparate visual y nos llevan casi al territorio de la parodia. El asunto es especialmente grave en esa habitaciรณn de la niรฑa y en esas salas repletas de muรฑecas mรกs feas que la madre que las pariรณ y con cuadros de caras de muรฑecas que producen escalofrรญos, pero no por inquietantes, sino porque son abrumadoramente horteras. Uno casi da en pensar que la parejita protagonista se merece todo lo que les caiga encima por ser tan pijos y tener tan mal gusto a la hora de adornar su casa. Pero lo que ocurre en realidad es que a la pelรญcula le habrรญa sentado mucho mejor una elecciรณn de color, fotografรญa y decoraciรณn mรกs realista, en lugar de esa especie de pesadilla de postal retrรณgrada sobre el ideal hogareรฑo norteamericano. En todo momento el decorado y la luz que lo acompaรฑa nos resultan falsas, como si los protagonistas vivieran en un platรณ de televisiรณn. Ocurre algo parecido con la utilizaciรณn de la figura del demonio, que tan bien administrara Polanski en su pelรญcula mostrรกndolo lo menos posible, pero aquรญ se desata trepando por los techos cual Spiderman o apareciendo junto a la muรฑeca como si estuviera posando para un selfi. Puestos a ello, funciona mucho mejor la fantasmagรณrica Annabelle, especialmente en ese momento โde niรฑa a mujerโ que es como la versiรณn terrorรญfica de la cรฉlebre cancioncilla de Julio Iglesias.
Resumiendo: que me parece una pelรญcula de terror entretenida, capaz de sacarle unos cuantos gritos a pรบblico adolescente entregado y dispuesto a dejarse asustar para escapar de una realidad que tal como estรกn las cosas con la pandemia de moda me resulta mucho mรกs inquietante que casi cualquier cosa terrorรญfica que me pueda proponer el cine.ย Lo cual me lleva a sospechar que la ola de miedo al รbola bien puede actuar como poderoso acicate en la taquilla si los espectadores se aplican a la tarea de evadirse pasando miedo con algo que los aleje totalmente de ese otro miedo cotidiano y mucho mรกs posible y cercano que se ha metido en nuestras vidas en las รบltimas semanas. Le auguro un estreno taquillero a esta propuesta, que llega a la cartelera avalada ademรกs por el reclamo de Expediente Warren.ย
Miguel Juan Payรกn
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