Brillante y รกcido retrato de Ang Lee, respecto a los heroรญsmos mediรกticos propiciados por el gobierno de USA. El cineasta de Tigre y dragรณn consigue elaborar una historia que funciona por la contundencia de su relato, y por la sobresaliente interpretaciรณn del joven Joe Alwyn.
Los estadounidenses tienen una extraรฑa y forzada relaciรณn con sus รญdolos. No importa que se trate de actores, cineastas, comunicadores, humoristas o presidentes; la naciรณn de las barras y estrellas es experta en crear pรณsteres andantes, sin importar lo que hay detrรกs de tales operaciones de marketing.
Ang Lee ha colado su cรกmara en el backstage de los comportamientos agigantados por las relaciones pรบblicas gubernamentales, y que vive en primera persona un militar de diecinueve aรฑos llamado Billy Lynn. A travรฉs de la mirada azul de este personaje, el guion (basado en la homรณnima novela de Ben Fountain) narra en clave confesional el laberinto humano en el que se encuentra el citado combatiente, el cual es alzado con sus compaรฑeros al podio de las celebridades colectivas, tras una acciรณn en el campo de batalla.
Una vez en Estados Unidos, el protagonista (magistralmente caracterizado por el aรบn desconocido Joe Alwyn) sufre un abismo de confusiรณn sentimental, acrecentado por el circo multitudinario al que se enfrenta, junto a los supervivientes de su compaรฑรญa.
Ajeno a los significados reales de lo que experimenta en su breve vuelta a USA, Billy vive un sinfรญn de cortocircuitos dramรกticos, personificados en una animadora de la que se enamora y en su hermana, causante de su alistamiento.
Lee acierta al interiorizar la evoluciรณn de la trama, encerrada en las visiones deformadas que sufre el callado y mimรฉtico protagonista. La actitud casi de maniquรญ del mismo explica a la perfecciรณn el shock que muestra el militar, propiciado por el acto con el que ha obtenido la condecoraciรณn de la que es objeto.
Sin embargo, el director de La vida de Pi fracasa a la hora de equilibrar el dรญptico situacional que refleja el libreto. El creador asiรกtico es incapaz de reproducir el intenso miedo que experimenta Lynn en sus incursiones en Irak, con lo que la necesaria comprensiรณn del infierno que este padece se percibe con escasa contundencia emocional.
No obstante, los pasos en falso en el terreno de guerra estรกn ampliamente superados ante la impresionante escenificaciรณn del baรฑo mediรกtico, que se dan los hombres de la patrulla denominada Bravo. Lee derrocha imaginaciรณn y exceso de ruido a la hora de potenciar el efecto discordante, omnipresente en las escenas transcurridas durante el delirante partido de fรบtbol americano, donde los militares son los invitados de honor.
Todo lo que sucede en ese encuentro, mรกs el concierto ensordecedor de Destinyโs Child, potencia la pesadilla ilusoria que sufren Billy y sus colegas. Un efecto que contribuyen a materializar las meritorias colaboraciones de Steve Martin y Chris Tucker.
Aunque, si hubiera que destacar algunas caracterizaciones especialmente brillantes (aparte de la de Joe Alwyn), estas serรญan sin duda las de los magnรญficos trabajos de Kirsten Stewart y de Garrett Hedlund.
Jesรบs Martรญn
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