Crítica de la serie Bruja Escarlata y Visión
Desaprovecha varios de los elementos que más prometían en la primera gran serie Marvel de Disney +
Quizá no sea la mejor película de animación del año, ni la más impresionante visualmente, ni la más original, pero Raya y el último dragón es uno de los relatos de acción y aventuras más fascinantes y mejor narrados de lo que llevamos de año. La película es una delicia de principio a fin, que consigue emocionarnos desde el corazón, aunque no reinvente la pólvora porque habla de los valores tradicionales siempre asociados a Disney. Familia, amor, lealtad, confianza, esperanza… Es justo lo que los cines necesitaban en estos momentos, pero con cierta polémica el estreno de la película no ha llegado a gran parte de los cines de España. Mientras muchos la verán en Disney + con un coste extra, como sucedió con Mulán.
Raya es una joven entrenada por su padre para custodiar una piedra, una que el último dragón dejó en Kumandra y que utilizó para acabar con un antiguo mal que asoló la tierra, convirtiendo a la gente en piedra. 500 años después, bajo la tutela de su padre, Raya entrena y se prepara. Su padre cree que las antiguas tribus de Kumandra pueden unirse para volver a ser un gran mundo. Otros no lo creen así, dando lugar a que la joven tenga que buscar al último dragón e intentar traerlo de vuelta para arreglar el mundo. Un viaje de aventuras, una búsqueda divida en dos partes y que marca lo que vamos a ver, un viaje a través de las tierras de esas cinco tribus rivales que están siendo nuevamente asoladas por la terrible enfermedad.
La historia es más sencilla de lo que parece y, de hecho, su fórmula es su defecto. No hay nada nuevo en ese viaje, nada sorprendente, nada que nos cambie nuestra forma de ver el mundo o las películas de animación. No es Soul ni Wolfwalkers. Pero no importa. Visualmente es imponente, y la sencillez de su viaje permite una exploración de los personajes cálida y muy humana, que sobre todo funciona a partir de que Sisu, el dragón al que Awkwafina pone voz, aparece en escena. Sí, es cierto que hay regiones que visitamos casi de pasada, pero el viaje merece la pena siempre y los que vemos es simplemente maravilloso.
Los personajes tienen carisma, una presencia realmente interesante y, sobre todo, peso dramático. El viaje del personaje central, al que Kelly Marie Tran pone voz, y el de Namaari, interpretado por Gemma Chan, es suficientemente imponente y nos lleva a ese desenlace tan emotivo, cercano y vibrante. Y lo hace además aportando muchas escenas de acción especialmente de artes marciales, brillantemente coreografiadas y con mucha chispa. Por eso todo funciona con tanta elegancia. Personajes, historia, acción… No, no va a revolucionar nada, pero entretiene muchísimo, tiene momentos memorables, la banda sonora es maravillosa, y acabas emocionándote con el final de una historia muy bien contada. Lo que consigue no es nada sencillo, aunque lo parezca.
Jesús Usero
★
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