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domingo, noviembre 3, 2024
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Caballeros, princesas y otras bestias ★★

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Crítica de la película Caballeros, princesas y otras bestias

Danny McBride es otro de esos comediantes que casi nadie conoce (su serie de televisión es por cable y no es extremadamente conocida fuera de USA), que empiezan poco a poco a meter la cabeza en el mundo del cine, tratando de labrarse una carrera, y que de repente dan el salto como protagonistas indiscutibles de una película que bien puede funcionar (como en el caso de Will Ferrell), bien puede darse un batacazo de padre y muy señor mío como le ha sucedido a McBride con esta comedia en la que contaba con todos los elementos para atraer al público a las salas, pero no supo cómo mezclarlos.

Por un lado contaba con el director de Superfumados y uno de sus protagonistas, James Franco, una comedia de bastante éxito y buenas críticas. Por otro contaba con Natalie Portman, que este año ha estrenado en España cuatro películas ni más ni menos y que parece que ha aprovechado muy bien el tiempo antes de quedarse embarazada. Sobre todo porque tres de esas cuatro películas han sido éxitos de taquilla. Y además contaba con una temática, la de la fantasía épica, que a poco que uno se la curre da mucho juego a la hora de hacer coñas y echarse unas risas.

El problema parece residir en que la gente vio los anuncios en televisión y cines y empezó a preguntarse si merecía la pena gastar el dinero en la película, porque no parecía ser tan graciosa ni tener tanto sentido del humor. Y tenían razón. No tiene tanta gracia y los momentos en los que uno se ríe se pueden contar con los dedos de una mano. Como tantos y tantos cómicos, McBride tiene un sentido del humor muy particular y personal, y si no comulgas con él, es posible que te quedes mirando la pantalla con cara de no entender absolutamente nada. Porque además, él es el guionista de la película, lo que aumenta las posibilidades de que eso suceda.

La historia no tiene mucho misterio, porque ahí reside la (supuesta) gracia. En la simpleza de la trama y los gags que vienen a continuación. Dos príncipes, Thadeous (McBride) y Fabious (Franco), que son como la noche y el día, porque el primero es un golfo y un cierrabares y el segundo un caballero que salva princesas. Pero ambos deben unirse en una peculiar búsqueda cuando la prometida de Fabious es capturada por un malvado mago, lo que hará de Thadeous un caballero o morirá en el intento. Por el camino encontrarán aliados (Portman) y enemigos (Toby Jones en un papel en el que no se sabe muy bien qué pinta o Damian Lewis en una situación más bien vergonzante).

Todo ello da lugar a más de hora y media de metraje en el que, al final cuando uno hace cuentas, está más conseguida la parte heroica que la humorística, que supuestamente es la que debería llevar el peso de la historia. Es decir, que las coñas y los chistes funcionan mucho peor que las escenas de acción o la aventura en sí, lo que indica que algo han hecho mal por el camino. O eso, o nos han vendido una moto y esto nunca pretendió ser una comedia. Que también es una posibilidad…

Escenas como la de la batalla en la arena, con una peculiar hidra de cinco cabezas, el laberinto con minotauro y todo o incluso la batalla final, sin ser nada del otro mundo animan la función cosa mala y nos hacen interesarnos un poco por la película porque son entretenidas. Hay sangre, espadas, monstruos legendarios y una más que decente colección de efectos especiales para hacerlo todo más digerible. Y eso siempre se agradece en productos como éste.

Pero luego llega el momento de ponerse graciosos y la cosa hace que muchas veces nos quedemos con cara de no entender nada. Entre otras cosas porque el personaje de McBride es insoportable y nos pasamos media película deseando que alguien le cierre la boca. S un tipo engreído, egoísta, pretencioso y cargante como él solo. Cuando llega el momento de convertirse en un héroe cae tan rematadamente mal que nos importa un pimiento si será el salvador de la historia o si se marchará a casa a echarse la siesta.

Y eso que Natalie Portman (que tarda demasiado en aparecer) y James Franco se esfuerzan como nadie por mantener unos mínimos aceptables de humor. Ambos abrazan la historia y desarrollan sus personajes como meros bufones, comparsas de la misma. Franco por destruir la imagen del héroe perfecto a base de bien (si pueden ver la versión original ojo a su acento) canciones incluidas, con momentos (como la masturbación del sabio), bastante logrados. Portman porque añade algo de picardía a una historia más bien blanda y porque hacía mucho tiempo que no aparecía tan sexy en una pantalla (la escena del baño en el lago, por ejemplo…). Ellos dos y Justin Theroux son lo mejor sin duda de la película, éste último como un villano con más traumas que otra cosa y mucho sadismo y mala baba.

Y mientras tanto siguen pasando minutos de metraje y los personajes van de un lado a otro pero sin conseguir nada. Ni te emociona la aventura, que es entretenida sin más, ni la mayor parte de los chistes funciona, y uno termina por desconectar un poco y recordar que alguien le había comentado que esto era una comedia. Sí, lo era, pero de las flojas.

Supongo que para fans de alguno de los miembros del reparto será una cita obligada. Y quizá si va uno a verla con los amigos, bien cargado de cervezas, la cosa puede funcionar por el estilo. Pero no se engañen. Ni es una buena comedia ni es una buena peli de aventuras. Es una extraña mezcla que se olvida antes de que termine la proyección y se enciendan las luces.

Y eso suele ser lo peor que se puede decir de una película.

Jesús Usero

 

Jesús Usero
Periodista cinematográfico experto en televisión

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