La perfecciรณn tรฉcnica, musical, escenogrรกfica y circense no tiene necesariamente que traducirse de igual manera cuando la conversiรณn conlleva transformar un espectรกculo propio del vivo y el directo en una pelรญcula de cine. Y algo de esto subyace en el nรบmero en 3D que monta la compaรฑรญa responsable del excelente Quidam, para mostrar sus visiones sobre mundos paralelos.
Un pretexto argumental un tanto leve, como es el del amor platรณnico y sin palabras entre una joven y un artista que trabaja en una feria ambulante, sirve al director neozelandรฉs Andrew Adamson (realizador de las dos primeras entregas de Las crรณnicas de Narnia y Shrek) para exhibir la fuerza contorsionista de la compaรฑรญa canadiense, con todas sus variantes en torno a los elementos de la Naturaleza (de entre los que sobresale la presencia permanente del agua).
El hecho de que la propuesta de Cirque du Soleil trascienda de los mรกrgenes del sรฉptimo arte no se deberรญa entender, no obstante, como un posicionamiento negativo; sino como una realidad que protagoniza cada imagen y secuencia, como si se tratara de un vehรญculo donde los bailarines y la banda sonora toman el testigo dramรกtico; muy por encima de las posibilidades de los intรฉrpretes que encarnan a la pareja aparentemente principal en el guion (Mia y The Aerialist).
El cineasta oceรกnico comprende a las mil maravillas las limitaciones constitutivas del cuadro de nadadores, equilibristas y payasos que alimentan los trabajos de los norteamericanos; por lo que deja las lรญneas narrativas abandonadas en una isla desierta, diseรฑada a base de un barroquismo que no desentonarรญa en una cinta pergeรฑada por ejemplo por Peter Greenaway o Lindsay Anderson.
Asรญ, Worlds Away no podrรญa digerirse con un anรกlisis clรกsico de una obra cinematogrรกfica al uso; ya que de lo que va el asunto es de una conjunciรณn sensitiva en la que el desparrame cromรกtico y arquitectรณnico es de tal ensamblaje que funciona como un mecanismo de relojerรญa suiza. Nada sobra o estรก descompensado en los cerca de noventa minutos que dura el largometraje (denominaciรณn errรณnea, ya que mรกs bien cabrรญa en la categorรญa de grabaciรณn de una representaciรณn de ballet); lo que hace adquirir al resultado un peso especรญfico en el que queda el gusto de una sucesiรณn continua de fotogramas a cual mรกs bello, independientemente de explicaciones racionales mรกs o menos coherentes.
Y eso que la movie comienza de una manera bastante trillada en el gรฉnero fantรกstico sobre ferias de pueblo. Este inicio lleva la retina del espectador a un paisaje desรฉrtico, en el que una chica de nombre Mia (Erice Linz) se adentra tras los carteles luminosos de un circo. A partir de que la heroรญna penetra voluntariamente en el nรบmero del llamado The Aerialist (Igor Zaripov), la trama se vuelve una especie de hรญbrido entre Alicia en el paรญs de las maravillas y una transmutaciรณn extraรฑa de la historia mitolรณgica de Orfeo y Eurรญdice. Adamson identifica los papeles de la chica y el equilibrista con los mencionados personajes de la tradiciรณn clรกsica griega (aunque en el filme sea la nueva Eurรญdice la que baje a los infiernos en busca de Orfeo, perdido en el insondable abismo de los demonios y de las figuraciones fantasmagรณricas).
La riqueza escenogrรกfica de origen asiรกtico y orientalista es la que toma rรกpidamente el timรณn de un viaje en el que los vuelos sin motor de los miembros de Cirque du Soleil (siempre sujetos debidamente con tiras elรกsticas y cables que se maquillan para que no los note el pรบblico) se suceden con una rapidez pasmosa, engrasados con batallas frontales de tonos รฉtnicos y de teclas de percusiones ensordecedoras.
Sin embargo, la pretendida novedad de Worlds Away bien puede remitir directamente a maestros del calado del David Lynch de Twin Peaks; la ambivalencia macabra de la Parada de los monstruos, de Tod Browning; o las piscinas interminables de Los libros de Prรณspero, del ya citado Peter Greenaway. La sabidurรญa impresa por estos antecesores de talante cinematogrรกfico otorgan un ideario que Cirque du Soleil reproduce con notoria habilidad, siempre acomodados a las exigencias de los circuitos del terreno acrobรกtico, en el que suelen cimentar sus titรกnicas estaciones curriculares.
Como si un laberinto de espejos se adueรฑara de la pantalla, el atribulado espectador asiste con determinaciรณn a un acto casi litรบrgico, en el que la conductora es la ingenua Mia, quien intenta desesperadamente salvar de las entraรฑas de la tierra al desconocido The Aerialist. La pareja vive desencuentros frecuentes y repetidos por ese inframundo plagado de disfraces de mรกscaras, movimientos insinuantes, calibanes pintados hasta en las pestaรฑas y espรญritus con una predisposiciรณn realmente asombrosa para mover el esqueleto.
Dentro de ese esquema por recrear la grandeza atronadora de colores y formas, el tramo dedicado a Las Vegas es uno de los mรกs logrados; con mรบsica a lo Elvis Presley y unos individuos saltando sobre camas elรกsticas al mรกs puro estilo de la ciudad del juego. Aunque igualmente serรญa de justicia resaltar la belleza onรญrica de la parte de la Luna, con una gimnasta buceando sensualmente en una pecera de aspecto selenita.
No obstante, una de las cosas que mรกs dinamismo demuestra es la ruptura sinfรณnica y escenogrรกfica, autรฉnticamente rotunda, que se marca Adamson en claro homenaje a The Beatles. La manera en que el neozelandรฉs tiene de interpretar canciones legendarias como Get Back o Lucy in The Sky With Diamonds es simplemente genial. En este sentido, el ejercicio de coreografรญa que lleva a cabo el compatriota de Peter Jackson es de los que coronan los vรญtores de las audiencias entregadas; plรฉyades masificadoras que con Cirque du Soleil son de las que se dejan llevar de la mano y de la retina sin rechistar, auxiliadas en todo momento por estos magos de las carpas del futuro.
Ahora cabe preguntarse si este tipo de grabaciones son las que dotan de significado a la utilizaciรณn del tan denotado 3D. Y la respuesta a tal cuestiรณn, a tenor de lo que se puede ver en la pantalla, es que la tecnologรญa luce mucho mรกs en este gรฉnero de obras que en cintas comerciales con actores de tirรณn hollywoodiense, en las que las tres dimensiones son bastante prescindiblesโฆ y ademรกs dan dolor de cabeza.
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