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martes, febrero 14, 2023
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Johnny English de nuevo en acción ★★

Johnny English de nuevo en acción ★★

Crítica de la película Johnny English de nuevo en acción

Floja explotación de un personaje y reparto que merecen más chispa en guión y diálogos.

Más de lo mismo. Rowan Atkinson y la parodiad el cine de espías al estilo James Bond. En este caso reclutando a una “chica Bond”, Olga Kurylenko, que es lo mejor de la película y tiene mucho mérito por el aplomo que muestra para mantener el tipo en un puñado de situaciones y diálogos bastante manidos en la línea de los cientos de parodias del género de espionaje que han llegado a la cartelera desde que nuestros más remotos ancestros se pusieron a dibujar bisontes en las cuevas más primitivas. Vamos que cuando Ramsés II jugaba al mus, ya le contaban esos chistes.

A ver, como no podía ser menos, Rowan Atkinson resuelve con solidez su parte. La poca que le dejan realmente ajustada a su estilo y potable, esto es: el chiste visual desarrollado con todo el potencial del actor. Vean Mr. Bean, serie mejor que las películas, para hacerse una idea. En el chiste corto, visual y con mímica, Atkinson domina. Por eso los momentos más afortunados de esta película están en la secuencia del videojuego, cuando la lía parda en la librería y demás, y otros, que empiezan prometedores de risa, como el baile en la discoteca y el intento de asesinato perpetrado por la espía rusa no salen bien adelante y son lamentablemente desperdiciados. Tampoco le sacan todo el partido a la interactuación del protagonista con los niños, sus disparatados alumnos, que merecen más tiempo y participación en el argumento y metraje.

Atar a Atkinson con un argumento de parodia del género de espías totalmente previsible en cada recodo de la trama, con un villano de cartón piedra poco interesante por topicazo y servido por actor sin vis cómica -a ver, para que la cosa quede más claro, repasen las películas de Peter Sellers como el inspector Clouseau de la saga de La pantera rosa, que pertenecen a esta misma liga o subgénero y funcionan mejor-, es mala idea. Y la presencia balbuceante y pasada de rosca de Emma Thompson -desperdiciada- no ayuda. A Thompson le habría venido bien tener frente a ella a un antagonista más sólido. No es el caso. Le falta esa respuesta en el personaje del villano y como consecuencia de ello no tiene mucha opción de lucir su vis cómica. Si al menos le hubieran escrito un cara a cara con Rowan Atkinson más divertido, pero se impone también en ese momento de los dos actores frente a frente la misma tendencia de trabajar en perfil bajo, sin complicarse, ir al chiste fácil y previsible, el teléfono equivocado y lo que sale allí, que te arranca una sonrisa y poco más, pero no explota convenientemente lo que puede dar de sí realmente un cruce en clave de humor de Thompson y Atkinson. De hecho, la secuencia con el gato en la ventana en el cruce de Atkinson con Gillian Anderson en la segunda película es más eficaz.

En general todo lo que pudiera haber por explotar del personaje estaba ya en las dos primeras películas, siendo la tercera la más floja y la más repetitiva de recursos ya empleados en las dos precedentes. El chiste del restaurante y el marisco y su desarrollo y resolución o el de la persecución en coche son evidencia de ese cansancio que aqueja a la franquicia, que quizá necesita descansar definitivamente para que Atkinson pueda aplicarse a personajes y propuestas que exploten más y mejor sus herramientas en el humor.

Miguel Juan Payán

©accioncine 

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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