Crítica Misión Imposible Sentencia Final película dirigida por Christopher McQuarrie con Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames
Cruise y McQuarrie cierran su ejemplar cuarteto de acción con broche de oro.
La última entrega de Misión Imposible no solo le pone el listón muy alto al cine de acción en general, sino que además se gana un puesto destacado entre sus predecesoras dentro de la saga. Lo consigue en primer lugar presentando la versión más completa, menos esquemática y más interesante del personaje de Ethan Hunt y su conflicto.
Una película de equipo
Y en segundo lugar eso queda respaldado por la manera en la que plantea tanto el argumento como el propio ritmo de la película y de sus escenas de acción: haciendo hincapié en los personajes secundarios que acompañan al protagonistas, dándole más espacio que en ninguna otra entrega y planteando toda la trama y los momentos trepidantes en un juego de montaje en paralelo que además de reforzar la tensión, el ritmo y la intriga, logra proporcionarle a este desenlace una identidad plena como homenaje y recuerdo a todas las películas de la saga de la primera que dirigiera Brian De Palma a la séptima entrega que precede a esta Misión Imposible: Sentencia final.
En un momento u otro del metraje, Cruise recuerda a todos los que le han venido acompañando en este viaje con una película donde su evidente protagonismo queda suficientemente compartido en muchos momentos con el resto de personajes que han servido como cemento a la franquicia a lo largo de más de más de dos décadas.
La mirada y lo no mirado
Pienso además que la película contiene la combinación más equilibrada y sólida en lo referido a sus momentos de acción y la intriga en una trama en la que se observa una intención de buscar alternativas a las secuencias de carrera y persecución de las entregas anteriores, asumiendo plenamente el peso de sus antecedentes para construir un ritmo propio que queda definido ya con el juego con la escena de la pelea fuera de plano defendida por sonido y por la reacción de Hayley Atwell que deja al espectador imaginar lo que está ocurriendo fuera de plano sin llegar a mostrarlo.
Ese momento, que por otra parte establece una complicidad inmediata con el público diferente a la propuesta en las entregas anteriores de la serie y que va más allá de la espectacularidad de los momentos de acción, es toda una declaración de intenciones por parte del director. Nos dice desde ese momento que el tono de su propuesta, manteniendo las claves esenciales de las tres películas que la preceden en la franquicia, ha decidido ser ligeramente diferente a las mismas, haciendo que la acción conviva e incluso ceda el peso narrativo al desarrollo de secuencias de planos más cerrados, ganando madurez en su conjunto sin por ello perder un ápice de pulso en los numerosos y casi continuados momentos trepidantes que se van incorporando a la historia.
El mayor espacio que se le da a los personajes de acompañamiento para desarrollarse con más solidez que en películas anteriores, va por ese mismo camino.
Cuarteto ejemplar
Cabe pensar que del mismo modo que Tom Cruise quiere poner punto final, o quizá solo punto y aparte en la franquicia reuniendo elementos, personajes y situaciones de entregas anteriores para convertirlas a posteriori en retroactivas piezas del puzle de la trama de esta película, Christopher McQuarrie también ha querido buscar una firma propia a esta conclusión de un arco o fase de la mitología de Misión Imposible a la que ha dedicado varios años de su carrera construyendo el cuarteto de desenlace de las aventuras de Ethan Hunt, al menos tal y como las hemos conocido desde Misión: Imposible. Nación secreta (2015) en adelante.
McQuarrie y Cruise se apuntan así el tanto de terminar de forjar en este largometraje un cuarteto de propuestas de acción que tienen toda la pinta de ir ganando peso con el paso del tiempo como ejemplo y escuela en el cine de acción con un cierre que en Misión Imposible. Sentencia final alcanza un nivel épico mayor que el de las tres películas anteriores.
Y además de todo lo anterior, argumentalmente la película contiene un mensaje fuerte y claro y esperemos que no premonitorio de los peligros que conlleva nuestra entrega como esclavos de la tecnología y las incógnitas que rodean el inquietante peso que en tiempo récord está ganando la I.A. en nuestros días.
Miguel Juan Payán
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