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jueves, marzo 28, 2024
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Desastre a reivindicar, 2ยบ parte: Speed Racer (2008)

Desastre a reivindicar, 2ยบ parte: Speed Racer (2008)

Las expectativasโ€ฆ quรฉ peligrosas y cuรกnto daรฑo pueden llegan a hacer. En esta cuestiรณn son realmente duchos los hermanos Wachowski, que lo han comprobado en sus carnes ya mรกs de una vez.

Pero comencemos por el principio: su debut con la apreciable Lazos ardientes los colocรณ en el certero punto de mira de Joel Silver, productor cazatesoros donde los haya. Este sabueso de los buenos negocios les proporcionรณ el soporte de una major del calibre de la Warner y Matrix, su siguiente proyecto, se convirtiรณ en una masterpiece instantรกnea y arrolladora que revolucionรณ el cine en general, y la ciencia ficciรณn en particular. Despuรฉs de alcanzar la cumbre y de conseguir los picos de prestigio mรกs altos inimaginables en un espacio tan corto de tiempo, solo quedaba escalar unos peldaรฑos mรกs o comenzar la caรญda. Y los Wachowski optaron por la segunda.

El vehรญculo para perpetrar su particular bajada a los abismos no pudo ser mรกs doloroso: la segunda y tercera parte de su otrora obra maestra. Y digo otrora porque, pese a quien le pese, el recuerdo de la primigenia Matrix se vio irrevocablemente empaรฑado por culpa de unas nuevas entregas que abandonaban la crรญtica al posmodernismo iniciada por la primera para ser una oda del mismo. El desencanto que produjo ver cรณmo las aspiraciones intelectuales que se iniciaran con la primera parte habรญan sido eliminadas para dar paso a un nihilismo de cines de extrarradio que ademรกs se basaba descaradamente en la fรณrmula de multiplicar el espectรกculo por cien para semejar mรกs atronador fue un duro varapalo. Con semejante fiasco por partida doble los dos hermanos que venรญan de ser entronizados con laureles remataron la faena coronados por espinas. El parรณn en sus actividades se hizo tan necesario como inevitable. Y despuรฉs llegรณ Speed Racerโ€ฆ.

Los malogrados hermanos se escudaron bajo la pusilรกnime mรกxima de que โ€œel que puede lo mucho, puede lo pocoโ€ y decidieron dejarse de virguerรญas optando asรญ por una empresa mucho mรกs discreta con la que poder resarcirse: la adaptaciรณn del cรฉlebre anime japonรฉs Meteoro. Sin embargo, quizรก pecaron de ingenuos o eran desconocedores de que la tarea pintaba en realidad mucho mรกs engorrosa de lo que en un principio creรญan. Por si fuera poco, tampoco cayeron en la cuenta de que el ejemplo de cรณmo Roland Emmerich fuera capaz de destruir de una forma tan flagrante uno de los baluartes del imaginario japonรฉs a travรฉs de Godzilla era todavรญa muy reciente y habรญa escocido en demasรญa a la crรญtica y a la industria. Aรบn asรญ, si sirve de consuelo, huelga decir que Speed Racer no alcanzรณ los niveles de aberraciรณn de Godzilla, pelรญcula que, por otro lado lado, albergaba algo mรกs monstruoso que el bichejo que le daba nombre: la abominable Maria Pitillo.

Y asรญ Speed Racer llegรณ y derrapรณ. Hubo en ella una serie de catastrรณficas desdichas que favorecieron su descalabro artรญstico y comercial de una forma meteรณrica, y nunca mejor dicho.

En primer lugar, ese estilo visual de colores lisรฉrgicos y luminiscentes, de neones y excesos digitales y que bebe y evoca incomprensiblemente a la terrorรญfica El gato es ya de por sรญ, preocupante. Juega a hacernos creer que los escenarios de la pelรญcula son de golosina, que sus formas siguen la trayectoria de regalices curvilรญneas, y que la fanfarria sabe a algodรณn de azรบcar. El gasto estรก ahรญ, se palpa, se nota, tan desmedido, tan presente, tan poco real y excesivamente digital. Y da gloria verlo marchitarse ante una historia tan endeble en sus versos como opulenta en sus formas.

Speed Racer cae en desgracia por parecerse sospechosamente a las tรญpicas aventurillas familiares filmadas en los descansos de los excesos de Robert Rodriguez (hagan memoria: Spy Kids, Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl, Shorts) situaciรณn que hace sonar todas las alarmas, mรกxime si hablamos de dos creadores y artesanos como los Wachowski. Ahรญ es precismente en donde a Speed Racer se le ven las costuras: es un producto demasiado infantil para los adultos e incluso para los infantes de hoy en dรญa. Imagรญnense por ejemplo que La carrera de la muerte del aรฑo 2000 se corriera en un escenario de Charlie y la fรกbrica de chocolate. Los mimbres son dรฉbiles, y aunque el envoltorio sea contundente, no es capaz de disfrazar la parquedad de la propuesta.

En este sentido, falla exactamente en los mismos puntos que lo hizo Thunderbirds: una evidente โ€œgalerรญa del horrorโ€ conformada por personajes estereotipados, a saber: madre comprensiva y experta en tortitas, padre orondo siguiendo la dieta super size me al dedillo, hermano graciosete aunque algo cargante, novia florero y/o chupa-chups y un chimpancรฉ casi tan insoportable como el que intentaba levantarle la falda a Faye Dunaway en la soporรญfera Mi colega Dunston. Ni que decir que el malo de la funciรณn es una caricatura apenas esbozada y que ninguno de ellos se molesta en no evidenciar de una forma tan descarada una linealidad mรกs que evidente.

Y es entonces cuando caemos en la cuenta de que, visionando Speed Racer, estamos asistiendo no a un film de aquellos realizadores que aรฑos atrรกs crearon una piedra filosofal que revolucionรณ el alicaรญdo sci-fi, sino a un catรกlogo de Hot Wheels que semeja haber sido confeccionado por un publicista con un pasote de anfetaminas. Solo asรญ se explica tanto atiborre de colores con contrastes y saturaciรณn al mรกximo que acaban provocando un efecto similar al que te producirรญa mirar fijamente a las luces de tu รกrbol de navidad durante dos horas sin parpadear. Y es que si con Speed Racer no te agarras unas buenas convulsiones, puedes estar seguro de que tu cerebro funciona con absoluta precisiรณn. Y de paso te ahorras la consulta al neurรณlogo. Por eso y por ser capaz de, a pesar de sus errores, hacerte pasar un buen rato, Speed Racer merece la pena ser reivindicada. Aรบn con todo, los Wachowski no se escapan de ser castigados a una esquina mientras yo suspiro: ยกAy! Quรฉ sequรญa de guionesโ€ฆ

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