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viernes, abril 26, 2024
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El corredor del laberinto. Las pruebas ★★★

El corredor del laberinto. Las pruebas ★★★

Crítica de la película El corredor del laberinto: Las pruebas

El corredor del laberinto: las pruebas. Tan buena como la primera. Evasión y aventuras garantizadas.

Garantizada como una de las mejores propuestas de cine de evasión que vamos a ver este año. Una perfecta ocasión para a ir al cine y disfrutar de la pantalla grande a las vuelta de las vacaciones. Mantiene lo que más me gustó de la primera película: un endiablado ritmo de narración que hace imposible que te aburras. Eso es lo que me parecía más difícil que pudiera conseguir en esta segunda película, pero lo ha logrado plenamente. Además tiene el atractivo añadido de que no se limita a repetir cansinamente la misma fórmula de la primera película en la segunda (al contrario de lo  que hiciera Los juegos del hambre), sino que va añadiendo personajes, conflictos y situaciones. Hay un progreso en la trama. No es más de lo mismo. Y mantiene esa especie de hibridación de argumento de ciencia ficción setentera, tipo la saga de El planeta de los simios (curiosamente me da la impresión de que en esto la Fox está consiguiendo elaborar, asociando esta saga con la de los simios, una especie de libro de estilo para la descripción de futuros apocalípticos cuyos vínculos llegan en algunos aspectos estéticos incluso hasta la saga mutante de Bryan Singer con los X-Men), con la concepción visual moderna y desarrollada con las nuevas tecnologías aplicadas al género que ya tenía la primera entrega de la saga. Cuando digo ciencia ficción setentera estoy pensando sobre todo en las secuelas de El planeta de los simios, La fuga de Logan, El planeta de los buitres, El último hombre vivo y sobre todo en Nueva York, año 2012.

La presentación del relato es tan trepidante como el final de la película anterior, podrían enlazarse perfectamente ambas y mantendrían el ritmo. Y desde ahí rápidamente pasa a la nueva aventura en la que destaca nuevamente lo mismo que destacara en la primera película: esta saga es como los hunos que comían y dormían sobre sus caballos, sin pararse nunca en su forma nómada y guerrera de vivir. La película desarrolla a sus personajes sobre la marcha, sin frenar el ritmo. Ejemplo de ello: la manera en la que se explica brevemente y con gran economía narrativa, el vínculo que une a Brenda con Jorge y al mismo tiempo se fortalecen los vínculos entre el protagonista y la muchacha mientras siguen escapando entre las ruinas. Dicho sea de paso, esas ruinas son otro de los elementos a destacar de esta segunda película. Son tan eficaces como entorno visual como lo fuera el laberinto en la primera entrega, y esenciales para marcar el tono de road movie, la naturaleza de relato de viaje, el nomadismo que marca la saga incluso desde las novelas, lo cual es muy llamativo teniendo en cuenta que su primera entrega era esencialmente “sedentaria”, con los personajes atrapados al otro lado del laberinto e intentando salir de ese encierro. En esto creo que la película también funciona bien, en su transformación de lo “sedentario” a lo “nómada”, en su paso del “interior” al “exterior”, potenciando esa identidad de juego de tablero con las fichas desplazándose y al mismo tiempo descubriendo las peculiaridades de la geografía en la que se desarrolla el juego/relato. Otro ejemplo de ese eficaz ritmo nómada que mencionaba lo encontramos en el momento en que se completa el viaje del personaje de Teresa en esta película, en la cima de la montaña. Tras la escena de la “fiesta/orgía” en la ciudad, el relato se frena un poco en lo referido a acción para entrar en una fase más narrativa que culmina con esa culminación del viaje del personaje de Teresa. Es casi un monólogo a base de plano contra plano, podría haber sido un tópico cansino y repetitivo, el cementerio de todo el buen ritmo de la película en el resto del metraje, pero  ese monólogo se remata con una frase demoledora y rápidamente da paso al retorno del ritmo de acción y evasión, terminando una secuencia que si bien es algo previsible, no por ello deja de ser eficaz.

Miguel Juan Payán



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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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