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viernes, abril 26, 2024
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El hombre de los puños de hierro ★★

El hombre de los puños de hierro ★★

Crítica de la película El hombre de los puños de hierro 

Irregular puzle de homenajes al cine de explotación de artes marciales, espagueti western y blaxploitation.

Todo en uno. Pero todo amontonado. Mucha acción pero poco ritmo. Demasiado material y personajes que compiten por convertirse en epicentro del relato generándose cierto caos.

De partida la película tiene elementos interesantes. Empieza siendo una especie de homenaje del cine de artes marciales de la Shaw Brothers, en su variante de películas de sable, que hicieron furor en los cines de programa doble en los años sesenta y setenta. Toda la presentación se desarrolla por ese camino, pero lamentablemente las luchas no están bien filmadas porque se decantan más hacia planteamientos visuales propios del videojuego. En esa parcela es curiosa la intervención de la estrella de la WWE, la lucha libre televisiva, Batista, ejerciendo como villano. Pero le convierten en una especie de dibujo animado transformándole en un muñecote de acero cuando recibe un golpe, lo cual puede ser visualmente llamativo, pero resta interés por el personaje, una especie de variante del mutante Coloso de los X-Men que visualmente se comporta como un personaje de videojuego. De ahí que la pelea final enganche menos de lo que debería, porque es pura viñeta de videojuego, más que cine propiamente dicho.

Así la película pierde una primera baza. Además la coreografía de los combates de artes marciales propiamente dicha tiene alguno momentos curiosos por el trabajo en esa parcela de Corey Yuen, pero abusa del cable. La parcela de artes marciales propiamente dicha es la protagonizada por Rick Yune, y como no podía ser de otro modo, tiene el tema central de este tipo de historias como base: la venganza por la muerte del padre, que en este caso ejerce también como maestro. Incluye una escena de combate entre espejos que parece querer homenajear el desenlace de Operación Dragón, pero no les ha quedado nada bien.

El segundo guiño al cine de explotación llega con el personaje de Russell Crowe, que es con diferencia lo mejor y lo más curioso de la película y además introduce los primeros elementos de espagueti western en la película: el oro como premio buscado por los protagonistas, la asociación de personajes aliados a la fuerza pero totalmente distintos, la propia música, que reaparece en el momento en que se desvelan las Viudas Negras, en un combate a muerte con la banda de villanos que parece más una mezcla de la batalla final de Kill Bill 1 y Los ángeles de Charlie, con Lucy Liu repartiendo cuchilladas y haciendo acrobacias, que una big brawl al estilo de las que culminaban las películas de sable de la Shaw Brothers. El interés del personaje de Crowe se diluye por falta de elementos en el guión y el diálogo para poder sustentarlo, y éste acaba convertido en mero títere, un boceto muy lejano a lo que podría haber sido, tanto por la personalidad del actor como por lo que sugería inicialmente ese Jack el Cuchillo tras su enfrentamiento con Hipopótamo Loco.

Finalmente el propio director, el rapero RZA, que también ha escrito el guión junto a Eli Roth, viene a representar una extraña mezcla del héroe del cine de blaxploitation, con esa pantalla partida aplicada a la irrupción del personaje que da título a la película, el hombre de los puños de hierro una adaptación de los personajes tullidos del cine clásico de artes marciales, como El luchador manco y El espadachín manco que interpretara la estrella del género Jimmy Wang Yu. Poco participativo durante todo el relato, en el que ejerce como narrador con una voz en off que se hace algo pesada, este personaje brota como protagonista al final, en una mala construcción de guión que además viene lastrada por un flashback muy forzado y tópico que recuerda la serie televisiva Kung Fu que protagonizara David Carradine.

El problema de todas estas referencias es que se entorpecen unas a otras, impidiendo que ninguna de ellas llegue a desarrollarse. Los guionistas y el director parecen interesados únicamente en mostrar toda la casquería de las escenas de violencia con la colaboración entusiasta de Greg Nicotero y Robert Kurtzman, magos del maquillaje y los efectos especiales que le dan un aire muy al estilo de Abierto hasta el amanecer a algunas de las escenas de acción, como el destripamiento que perpetra el personaje de Russell Crowe con su pistola-cuchillo.

Desigual, con defectos de construcción de guión que afectan al ritmo y desarticulan este puzle de referencias, la película produce la sensación de que en manos de otro director y dejando que otro guionista le diera otra vuelta al guión y lo convirtiera en algo más coherente coordinando sus distintos elementos, podría haber llegado a ser algo más curioso.

En ese sentido me recuerda mucho a Bunraku, otra película que tenía elementos prometedores pero no llegaba a conseguir la mínima cohesión entre los mismos.

Además me da la impresión de que Rza y Eli Roth se han quedado en la superficie y en lo más obvio y tópico de los géneros que homenajean, como a veces le ocurre al propio Quentin Tarantino, que anda metido también en este proyecto, lo cual reduce su película a una postal más próxima al fanfilm que a una película de verdad.

Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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