Ni Zac Efron, ni Logan Lerman, ni Robert Pattinson. Finalmente el protagonista del relanzamiento de la franquicia de Spiderman en el cine será un joven actor relativamente desconocido. Y digo relativamente porque se trata de Andrew Garfield, nacido en agosto de 1983 en Los Angeles, California, al que hemos visto brevemente dos episodios de la serie Doctor Who, y en largometrajes como Leones por corderos, Las hermanas Bolena o El imaginario del doctor Parnassus. En definitiva la opción sorpresa, inesperada, menos obvia para relanzar una saga que inevitablemente va a tener que enfrentarse con las siempre odiosas comparaciones con su precedente, la trilogía de películas sobre el Hombre Araña dirigida por Sam Raimi.
¿Era mejor la opción de un actor más conocido? Sin duda. Me arriesgo a decir que mi opción favorita era Logan Lerman, en absoluto Robert Pattinson, demasiado mayor para este retorno del personaje de Peter Parker a sus años mozos. Incluso Zac Efron habría garantizado cierto gancho en la taquilla. Ahora la pelota queda en el tejado de Marc Webb, que será el encargado de dirigir el relanzamiento de la franquicia del trepamuros, que llegará a los cines en 3D el 3 de julio de 2012, con guión de James Vanderbilt. Dice el director que la elección de Garfield se debe en parte a su “inteligencia y humanidad”, pero lo cierto es que este joven actor se enfrenta a la oportunidad de su vida, en la que se juega el todo por el todo contando con la misma edad, 26 años, que tenía Tobey Maguire cuando fue elegido para protagonizar la primera entrega de la saga en 2001. Aquella película consiguió recaudar 807 millones de dólares, y ahora la pregunta y el reto que se les plantea a Garfield y Webb es superar dicha cifra en la taquilla con su revisión del emblemático personaje de la Marvel.
Miguel Juan Payán
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