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sábado, abril 20, 2024
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El regreso de Ben ★★★

El regreso de Ben ★★★

Crítica de la película El regreso de Ben

Julia Roberts y el joven Lucas Hedges demuestran sus indudables dotes interpretativas, en esta crónica familiar que firma el ingenioso Peter Hedges (padre de Lucas).

En no pocas ocasiones, los dramas familiares son las mayores tragedias que se pueden localizar en el contexto de los argumentos tendentes al naufragio emocional. De muchos es conocida la frase de León Tolstói, incluida en el demoledor comienzo de Ana Karenina, sobre el hecho constatado de que en la felicidad todas las familias se parecen, y solo se distinguen en la desgracia. Una sentencia que el reputado guionista y director ocasional Peter Hedges toma prestada de manera un tanto particular; retorciendo su engranaje a base de palabras enfrentadas y silencios prolongados, para dar con una historia de lucha continua y esfuerzos por mantenerse en pie.

La trama de El regreso de Ben está centrada en la relación maleada de una madre y su vástago: un chaval enganchado a la droga, que vuelve inesperadamente a su hogar, tras una estancia en un centro de desintoxicación. Hedges arranca sin preámbulos con Ben Burns (Lucas Hedges) apareciendo en un paisaje helado, mientras Holly Burns (Julia Roberts) y sus otros tres descendientes alcanzan el domicilio en plenas fiestas navideñas. Desde este preámbulo, Peter Hedges ya deja constancia de que algo raro pasa, y de que –pese al desconocimiento de los hechos del pasado- el amor se trasluce en la mirada esperanzadora de Roberts, hacia el chico de la sudadera azul que le pide acogida.

Poco a poco, el ingenioso guion desvela los secretos de una familia golpeada por la adicción agresiva del muchacho hacia las sustancias dopantes; una relación de mortandad asumida, que estuvo a punto de provocar la defunción del adolescente, cuando su perro le salvó de fallecer con la aguja en el brazo. Sin embargo, los conflictos no suceden únicamente entre el clan y el hijo díscolo; sino que la acción descubre igualmente los problemas existentes con los vecinos y amigos, todos ellos salpicados de lleno por el pretérito violento y enfermo de Ben.

Peter Hedges construye con estos elementos humanos una película que atrapa por la fortaleza de las situaciones que plantea, y por la crudeza con la que están descritas. En particular, el filme adquiere sus mayores cimas de tensión cuando la madre se enfrenta a la más que posible pérdida de su vástago, por culpa de la dependencia que este tiene hacia los sueños químicos.

Dentro de semejante engranaje, Julia Roberts y Lucas Hedges son los que se llevan la mejor parte de la obra, con un par de personajes que hacen las delicias de los intérpretes deseosos de las actuaciones al límite de lo que podría considerarse como políticamente correcto. Lejos de describir a sus personajes como modelos de conducta o estereotipados, Hedges otorga a los dos protagonistas comportamientos buenos y censurables, algo que humaniza la construcción psicológica de Holly y de Ben.

No obstante, la travesía a los infiernos planteada queda muy por debajo de la insuperable relación entre la madre y el hijo; lo que desinfla bastante el largometraje en su variante más desangelada y suburbial, al igual que tiende a desdibujar por completo el cuadro de los secundarios.

Jesús Martín

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Jesús Martín
Soy un auténtico apasionado de las películas que despiertan la imaginación

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