El Santuario es una buena opciรณn de cine de aventuras para pasar un rato entretenido y de paso sorprenderse con algunas de sus imรกgenes que han sacado el mรกximo partido a la aplicaciรณn de las tres dimensiones en una lรญnea de trabajo que inevitablemente tiene muchos puntos en comรบn con la explotaciรณn del 3D aplicada por su productor, James Cameron, a Avatar.
Tal y como ocurrรญa en aquella, no obstante, el guiรณn tiene las limitaciones propias de un espectรกculo que se ha concebido mรกs como alarde visual que como estudio de los personajes, si bien en este terreno la peripecia de los protagonistas incluye un interesante conflicto entre padre e hijo que sirve para darle cierta tensiรณn dramรกtica al asunto.
En todo caso, no es precisamente el deseo de contemplar una profunda inspecciรณn del alma humana lo que suele llevarnos a ver estas pelรญculas. Debemos ser coherentes y sinceros con nuestras propias expectativas cuando entramos en un cine. Hoy estamos suficientemente informados de lo que vamos a ver como para luego no tener que llamarnos a engaรฑo. Principalmente, El santuario es un espectรกculo visual, y en ese sentido, el paseo por la profundidad de la cueva es el tema central, y la cueva misma, con su variado paisaje, es una protagonista de lujo para conseguir imรกgenes impresionantes. Cameron ha acertado en el planteamiento de producciรณn de esta peripecia de supervivencia que desde el punto de vista de reparto y guiรณn no anda mal servida, si bien no aporta grandes sorpresas, pero en lo visual tiene un notable muy alto por la exploraciรณn que hace de las posibilidades del 3D mรกs como medio de impresiรณn, esto es, para impresionarnos, que como forma de expresiรณn. El arte, en este caso, estรก en la propia naturaleza, en esa cueva protagonista que aporta un paraje perfecto para convertir a los espectadores en espeleรณlogos ejerciendo de turistas en peripecia de supervivencia ajena. Algunas escenas, como el ascenso de padre e hijo por una de las grietas y varias inmersiones en espacios particularmente estrechos, casi nos producen claustrofobia.
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El objetivo con esta pelรญcula debe ser por tanto pasar un rato entretenido, aprovechando esa lucida mezcla de reportaje del National Geographic y cine de aventuras con su puntito de catรกstrofe y alguna que otra escena sangrienta como adorno, siempre jugando con unas claves que argumentalmente se sitรบan a medio camino entre Lรญmite vertical โpor abajo- y ยกViven!, por arriba. Es una fรณrmula que quizรก no depare grandes sorpresas desde el punto de vista de arco de desarrollo de personajes o de tensiรณn dramรกtica entre los mismos, pero el entorno en que se desarrolla la historia bien merece la visita al cine e incluso ponerse las gafas del 3D, cosa que, como bien saben los que suelen leer mis comentarios en esta pรกgina web y en la revista Acciรณn, no me hace ninguna gracia. No obstante, en este caso, como en Avatar, hago una excepciรณn, porque sรญ creo que en este tipo de productos el 3D es mรกs que un valor aรฑadido el corazรณn de los mismos. Vista en 2D la peripeciaย de El santuario serรญa igualmente entretenida, pero al tridimensionalidad le aรฑade una espectacularidad visual que le viene muy bien para combatir el aire de tรณpico y el desarrollo un tanto previsible de su argumento, si bien al tratarse de la ilustraciรณn de una historia real tiene poco margen de maniobra en ese sentido.
Resumiendo: cine para entretenernos y disfrutar de los paisajes que van apareciendo en la pantalla, con una trama y un reparto funcionales para servir como acompaรฑamiento al espectรกculo visual.
Miguel Juan Payรกn