El Ășnico superviviente: potente relato bĂ©lico al estilo de Black Hawk derribado y los videojuegos en primera persona.
No, no digo que sea Black Derribado, sino que sigue su misma senda. Y algunas de sus secuencias, especialmente en el combate en la montaña y el bosque, con las caĂdas por las peñas de los personajes, son tan brutales e impactantes como las que vimos en la pelĂcula de Ridley Scott. AdemĂĄs, las dos comparten la clave de misiĂłn fallida y de rescate de los personajes y una fuente de hechos reales que les aporta cierto aire de familiaridad.
En una lĂnea narrativa que inevitablemente me recuerda los trucos aplicados por clĂĄsicos del cine bĂ©lico como Doce del patĂbulo, Los cañones de Navarone, la pelĂcula asienta su argumentos sobre el protagonismo de un grupo de rostros conocidos en un reparto que encabeza esa especie de Geyperman del cine de acciĂłn norteamericano de los Ășltimos años, Mark Wahlberg. El tipo es tan eficaz en ese registro de hĂ©roe irrompible y cercano como el resto de sus compañeros en esta peripecia bĂ©lica, aunque inevitablemente como suele ocurrir, el que acabe expresando el mĂĄximo de solidez y deja huella en el relato con mĂnima presencia en el mismo es Eric Bana. Ocurre habitualmente con este actor desde antes de Troya. Es algo asĂ como un Liam Neeson mĂĄs joven: el tipo sale en pantalla y se impone sin esfuerzo. Dicho sea de paso, destaca tambiĂ©n, una vez mĂĄs, el trabajo de Ben Foster, y Taylor Kitsch sigue sin convencerme nada. No me creo a este tĂo ni un pelo. Y tuneado de gimnasio menos todavĂa. Y eso que soy de los que se lo pasĂł muy bien viendo John Carter. De hecho, despuĂ©s de ver El Ășnico superviviente y repasar Salvajes esta semana, creo que Kitsch es el punto flaco en todas las citadas. Afortunadamente en esta su contribuciĂłn estĂĄ limitada y ademĂĄs Wahlberg se lo come en un pestañeo y se impone como lĂder de la manada.
En lo positivo quiero apuntarle a la pelĂcula su flexibilidad y capacidad de supervivencia, que rivaliza con la de sus protagonistas, a la hora de manejar un lenguaje cinematogrĂĄfico con todas las limitaciones del que hoy caracteriza a las producciones para la pantalla grande.
SĂ, he escrito limitaciones. Y sale bien del reto, muy dignamente.
Hablo de limitaciones porque es esencialmente lo que me parece que estĂĄ pasando, que de repente el cine puro, el lenguaje cinematogrĂĄfico puro, estĂĄ cayendo en picado arrastrado por lastres que le son ajenos, como las maneras del videoclip musical mĂĄs ramplĂłn, las formas del videojuego, los anuncios televisivos, las viñetas desplegables del cĂłmic compuestas por ordenador, o las Ășltimas tendencias de narraciĂłn reportajeada televisiva.
Y creo que eso es malo para el cine, porque inevitablemente se arriesga a perder su identidad y su propio lenguaje engullido por el deseo de asumir todas esas variantes de lenguajes, alguna de cuyas aportaciones son interesantes, si bien otras se me antojan altamente discutibles.
Pues bien, creo que El Ășnico superviviente sale con bastante elegancia de ese tĂłtum revolĂștum que caracteriza al cine comercial de acciĂłn de nuestros dĂas, y aplica con astucia los mejores recursos de la hibridaciĂłn con otros lenguajes sin caer en la trampa de perder identidad cinematogrĂĄfica a la hora de expresarse visualmente. Ejemplos de ello, el arranque mostrando la vida cotidiana del grupo de soldados, que puede remitirnos a series como Hijos de la anarquĂa. Otro ejemplo, las secuencias de acciĂłn que nos meten en el tiroteo con las claves visuales de los videojuegos en primera persona, tanto cuando nos ponen en forma francotirador como cuando llega el tiroteo entre los ĂĄrboles, o la espectacular caĂda por las montañas, una de las escenas mĂĄs logradas de la pelĂcula, capaz de hacernos sentir con los huesos tan rotos como los propios protagonistas. Toda esa parte central del relato que narra la misiĂłn y el combate en una clave de carrera-persecuciĂłn y peripecia de supervivencia estĂĄ muy bien.
De manera que en toda su primera parte, mĂĄs o menos en hora y pico de pelĂcula, recomiendo sin duda El Ășnico superviviente como uno de los mejores entretenimientos bĂ©licos que puede verse hoy en dĂa en el cine.
Lo malo es que a partir de esa primera hora y pico, le da por ponerse patriĂłtica y cae en la trampa de la pelĂcula de reclutamiento. Me explico: tenĂa la posibilidad de haber completado una pelĂcula bĂ©lica antibelicista muy notable uniendo a ese tratamiento visual que he comentado una base Ă©tica razonable, pero elige llenar cuarteles paseando la bandera por la vĂa del homenaje a los caĂdos y el despliegue final de papĂĄ ejĂ©rcito salvando a sus crĂas, lo cual la aleja de la excelencia que manejan tĂtulos clĂĄsicos como Ataque (Robert Aldrich, 1956), La colina de los diablos de acero (Anthony Mann, 1957), La colina de la hamburguesa (John Irvin, 1987). Si se hubiera mantenido mĂĄs pegada a los logros de pelĂculas que son mĂĄs equilibradas a la hora de manejar lo heroico en la pantalla, como la de Samuel Fuller sobre Corea, Casco de acero (1951) o A bayoneta calada (1951), o La cima de los hĂ©roes (Lewis Milestone, 1959) -de paso ya tienen ahĂ ustedes una lista aseada de buen cine bĂ©lico clĂĄsico-, El Ășnico superviviente podrĂa haber sido mucho mejor. Tal como estĂĄ, con ese mensaje final de heroĂsmo y sacrificio por la patria, pierde puntos en su desenlace, al menos bajo mi punto de vista. Echo de menos mĂĄs equilibrio Ă©tico y me sobra ese momento final de reclutamiento, fotos de personajes reales incluidas, que ademĂĄs creo que no va a convencer a nadie. Creo que la clave de equilibrio de la pelĂcula estĂĄ de hecho en la manera de abordar sus personajes, mĂĄs en la lĂnea de Eric Bana que en la de Taylor Kitsch.
Eso sĂ, la pelĂcula tiene una cosa positiva en ese despliegue final: por mucho que nos quieran meter la propaganda de reclutamiento estadounidense, el mĂĄs lerdo sabrĂĄ entender que los verdaderos hĂ©roes de este asunto son los lugareños de ese pueblo que se la juegan todo, hijos, mujeres y casa incluidos, por seguir una tradiciĂłn de socorro y defensa del necesitado, aunque ni siquiera hable tu idioma y se haya metido en tu casa pegando tiros, que tambiĂ©n manda narices.
Resumiendo: buena pelĂcula de acciĂłn, visualmente muy bien resuelta, con una primera hora y pico bastante respetable y un calambrazo final patriĂłtico que me sobra.
Miguel Juan PayĂĄn
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