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jueves, marzo 28, 2024
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El Vuelo ★★★★

El Vuelo ★★★★

Crítica de la película El vuelo

Denzel Washington se echa encima un drama vibrante gracias a su director. Ahí reside la clave de los grandes momentos de cine que tiene El Vuelo, sus actores y su director. Un director, Robert Zemeckis, que no rodaba una película de acción real desde Náufrago, estrenada hace ya más de 12 años, dedicado como estaba a sus proyectos de animación con captura de movimiento, que resultaron mediocres en el mejor de los casos (Beowulf, Cuento de Navidad y Polar Express no pasarán precisamente a la historia del cine de animación y sus avances tecnológicos han quedado… obsoletos en gran medida, como demostró Avatar), mientras que en el cine de imagen real al siempre considerado heredero natural de Steven Spielberg, aunque eso quede ya muy lejos en el tiempo, le debemos películas como Tras el Corazón Verde, la trilogía de Regreso al Futuro, Forrest Gump o La Muerte os Sienta tan Bien. No es que siempre fuese brillante, pero mucho mejor que en el campo de la animación creo que podemos concretar que era. Y es. Y se encarga de demostrarlo en El Vuelo, que no pasaría de ser un telefilm de no ser por su trabajo y por el del reparto liderado por Whasington. Eso es lo que hace a esta película algo especial, diferente, vibrante por momentos, sobre todo en su primera parte, donde lo que vamos a ver es menos previsible, menos conocido. Y donde se demuestra que el cine es un arte visual, que el guión es la base imprescindible, pero que un director con pulso puede sacar adelante un guión normalito con mucho más que solvencia.

Y aquí muchos dirán que la película flaquea, que no sorprende, que el guión es blandito… Que sí, que es cierto, pero se olvidan de lo importante que es la narrativa en una película, el arte de contar una historia, saber hacerlo y plasmarlo de forma interesante y novedosa en pantalla. Todas las historias están ya contadas desde el tiempo de los griegos, pero depende de cada narrador el hacer esas historias interesantes y aparentemente nuevas para todos. Aquí tenemos una historia de un tipo que tiene todas las adicciones del mundo (le falta esnifar pegamento), y pese a ello sigue trabajando como piloto comercial. En un vuelo, tras pasar lo peor de una tormenta, el avión falla y sólo su pericia impide que la catástrofe acabe con la vida de todos en el avión. Una proeza de héroe, pese a estar borracho y colocado. Algo irrepetible que, pese a todo, le dejará expuesto cuando se descubran todas sus miserias. Y lo que podría convertirse en un drama judicial sobre la culpa de un hombre o lo que nos convierte en héroes, en realidad da paso a un viaje en la vida de un hombre a su propio infierno, hasta que toca fondo y no puede más.

Vamos, que esto no es un thriller, sino un drama personal sobre un adicto, como podrían serlo otras joyas del cine, superiores a ésta, como Días sin Huella o Días de Vino y Rosas, añadiendo el tema de las drogas, como si eso fuese lo que la convierte en una película más madura y oscura. Como he mencionado antes el guión es correcto, nada más. Se excede en el tema religioso y como presenta a los personajes creyentes, que provocan más de una sonrisa, me temo. Y también deja colgada la relación del protagonista con su ex y su hijo, para centrarse en una historia romántica que realmente es la parte más débil de la película, incluso pese al gran trabajo de Kelly Reilly, a quien recordamos de las películas de Sherlock Holmes actuales como la mujer del Doctor Watson, aquí bellísima pese a la adicción. Tiene buenos momentos como la charla del padre y el hijo al final de la película, el momento en el hospital escondiéndose en las escaleras para fumar, con el enfermo de cáncer, la charla en el hangar con el abogado y el amigo del sindicato de pilotos, la habitación de hotel… El resto del guión es telefílmico y poco más. Perfecto para una tv movie de esas que vemos en la sobremesa del fin de semana…

Pero, y es un grandísimo pero, ahí están los actores para levantar la película. Por supuesto un Denzel Washington magnífico en su camino al olvido, pero escoltado brillantemente por nombres como Bruce Greenwood, Don Cheadle, John Goodman, Kelly Reilly o Melissa Leo, aunque algunos de ellos no estén todo lo aprovechados que deberían estar. Y además de eso, por si fuese poco, tenemos un director que durante la primera hora larga de película nos introduce en un vuelo de pesadilla, un viaje que bien podría ser el último, que resuelve con un pulso y una brillantez que te dejan pegado a la butaca durante el accidente, los momentos anteriores y los posteriores. Simplemente sensacional. Un portento narrativo que te mete de cabeza en la película y la hace algo más, algo especial. Algo que merece la pena ser visto y que elevan la película muy por encima de la media.

Sí, luego el ritmo se resiente y es cuando todo se convierte en previsible y visto antes. Todo discurre por caminos conocidos. Pero por esa primera hora y por los actores, se salvan con creces los muebles. Ya rodó Zemeckis una escena de accidente aéreo espeluznante en Náufrago y aquí lo convierte en todo un arte. Es la cumbre de una película interesante e intensa, que nunca llega a aburrir pese a lo antes mencionado. Por mucho que algunos se empeñen en mirar sólo lo más obvio. Quien vaya al cine sin prejuicios se encontrará con una película entretenida, dramática y muy bien contada e interpretada, sobre un hombre obligado a aceptar la verdad sobre sí mismo. Y puede que haya películas mejores sobre el mismo tema, pero difícilmente las habrá mejor narradas. Esperemos que le sirva a Robert Zemeckis para dar un paso al frente en su carrera y dejar las películas animadas para quien realmente las sabe hacer.

Jesús Usero.

Opiniones del público a cargo de nuestro redactor Víctor Blanco.

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Jesús Usero
Periodista cinematográfico experto en televisión

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