Crítica de la película Errementari. El Herrero y el Diablo
Cine fantástico con toques de cuento tradicional y mucha artesanía. La propuesta de Paulo Urkijo Alijo es sin duda arriesgada. Tomar una leyenda popular vasca y convertirla en un relato de poco más de noventa minutos de duración con todos los elementos de la misma y profundizando en sus personajes y universo propios, pero además hacerlo en euskera antiguo, en arabarra o euskera alavés, que es la región en la que ocurre la historia. Es arriesgado porque más que nunca para disfrutar de la película hay que verla en versión original, y no sé hasta qué punto el doblaje permitirá acercarse a una historia tan personal y distinta, pero en el fondo tan nuestra, tan particular de esta tierra.
Porque, sí, Errementari puede ser una leyenda o un cuento local vasco, pero tiene todo el sabor y la esencia de las leyendas populares de nuestro país. Hay mucho de Bécquer, por ejemplo, desde el tono de la historia a la época o la resolución de la misma, lo que acerca mucho lo que la película quiere contarnos. Es cine muy nuestro y no deberíamos ponernos barreras por el idioma o la aparente lejanía. Cualquiera que conozca el folklore de nuestro país encontrará elementos para disfrutar con una apuesta tan sincera y honesta por el fantástico como Errementari, por un viaje por los rincones más profundos, casi olvidados, de esas historias que se creaban en torno a una hoguera para hacer que un escalofrío nos recorra la espalda.
La historia de un herrero, una herrería en apariencia maldita, 10 años después de la primera guerra carlista, con un delegado del gobierno buscando respuestas y una niña de terrible pasado que se adentra en la herrería descubriendo la verdad y el terrible secreto que esconde. Es en esa primera mitad de la película donde el relato funciona de forma sobresaliente, jugando la baza del misterio y de dos personajes maravillosos como son el Herrero de Kandido Uranga y la Usue de Uma Bracaglia (no pierdan de vista a esa niña, tiene madera de estrella). La imponente figura del herrero y el miedo que provoca, las habladurías, la fina línea entre realidad y ficción, crean un universo rico y distinto. Envolvente y, pese a la economía de medios, visualmente poderoso.
Es a partir de que se descubre el misterio, donde surgen un par de problemas. Una apuesta por un humor socarrón, ácido, que le resta potencial al tema fantástico, al terror que pueda causar la historia, y un bache de ritmo que se recupera en su tramo final. Con gotas del cine de Jim Henson, de los clásicos de la Hammer y de las leyendas de Bécquer, la mezcla, aunque irregular por lo antes mencionado, no puede ser más que un triunfo del cine fantástico español, una muestra de talento y esfuerzo, por contar una historia distinta a la que estamos acostumbrados a ver en el cine, muy disfrutable y perfectamente narrada. Habrá que seguir de cerca la carrera de Paul Urkijo Alijo.
Jesús Usero
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK