Fallece el compositor italiano Ennio Morricone

Nuestro redactor Sergio Hardasmal junto a Ennio Morricone

     Este compositor puede ser considerado como el más prolífico de la historia de la música de cine, con más de quinientos créditos desde comienzos de los años sesenta. Morricone compuso más allá del cine, lo que hace que esta formidable carrera sea aún más abultada, completa y prodigiosa si cabe. Sus colaboraciones más célebres son las que mantuvo con su amigo de la escuela Sergio Leone, para el que creó un estilo sonoro único mil veces imitado y que se puede considerar como un genero musical en sí mismo (Por un puñado de dólares, Agáchate maldito). Tampoco dejó de innovar en otra clase de películas, aunque quizás de modo más patente en el género giallo, ese singular tipo de cine de terror italiano en coproducción, donde firmó títulos formidables para Dario Argento (El gato de las nueve colas), Lucio Fulci (Una lagartija con piel de mujer), Paolo Cavara (La tarántula del vientre negro) o Aldo Lado (¿Quién la ha visto morir?). Era obligado que participase en el cine político de los setenta (Sacco y Vanzetti), así como el histórico, así como en series de televisión (Nostromo) e incluso comedias, algunas musicales (La jaula de las locas). Directores de la talla de Bernardo Bertolucci (Novecento), Edward Dymytryk (Barba Azul) y, posteriormente, John Carpenter (La cosa), Mike Nichols (Lobo), Wolgang Petersen (En la línea de fuego), Warren Beatty (Un asunto de amor) o Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso), necesitaron de su oficio, entablando en el caso del último una intensa y magistral colaboración que llega a nuestros días. De hecho, Tornatore ha dirigido un documental sobre la figura del compositor Ennio: The Maestro, aún en fase de posproducción. En definitiva, la enorme cantidad de estilos que cosechó y de directores singulares con quienes trabajó forman una lista tan sorprendentemente variada como interminable.

     Aunque siempre colaboró con directores de todas partes, contó con una etapa americana y comenzó a atesorar candidaturas a premios internacionales, incluido el Oscar. Sus músicas para Terrence Malick (Dias del cielo), Brian de Palma (Los intocables) o Barry Levinson (Bugsy), le hicieron finalista de este último, si bien su obra maestra vino de la mano de Roland Joffé (La misión), inexplicablemente batida en la ceremonia de 1986. Quentin Tarantino le tuvo siempre en mucha estima, empleando músicas suyas en un sinfín de escenas de sus filmes, hasta que logró que se llevase el Oscar con su música original para Los odiosos ocho, no sin antes haber obtenido una estatuilla honorífica en 2007.

     Ennio Morricone es un desde hace tiempo un mito, ahora eterno, que formará siempre parte de la cultura popular como uno de esos creadores más personales y de mayor calado en todo un colectivo de amantes del cine y de su música, trascendiendo mucho más allá de la imagen cinematográfica o televisiva. Y es que Ennio Morricone era algo más que un compositor con gran oficio y de un talento insuperable: era un visionario que jamás podrá ser reemplazado y que ya forma, por méritos propios, parte del Olimpo de nuestros grandes héroes de carne y hueso.