Crítica de la película Godzilla: rey de los Monstruos
Sinceramente, esperábamos más, pero es más entretenida que la primera entrega…
Eso sí, no llega a Kong: La Isla Calavera por muchos motivos que ahora explicaré y que dejan un sabor de boca agridulce. De hecho he pasado un buen rato decidiendo si la película era de dos o tres estrellas, debido a que la sensación final es de entretenimiento, pero de una carencia de solidez dramática o de algo a lo que sujetar a los personajes humanos que realmente asusta. Y eso que hay un fantástico reparto defendiendo sus personajes (o sus arquetipos sin ninguna tridimensionalidad) pero no es suficiente porque el guión carece de cualquier punto de coherencia o de interés siquiera por lo que hacen esos personajes humanos. Y en lugar de tomárselo a broma, de reírse del cliché, de los tópicos o de las situaciones imposibles, como hacía Kong, en lugar de llevarnos en un viaje lleno de aventuras, pone a los personajes encerrados en entornos grises discutiendo cosas que pueden hacer y que muchas veces no hacen…
La trama nos lleva al enfrentamiento de Godzilla con Ghidorah, para saber quién es el alpha, el monstruo o titán que lidere al resto de criaturas, aunque ambos son básicamente distintos, porque mientras que Godzilla pretende salvar la vida del planeta, Ghidorah podría ser el desencadénate de la destrucción del mismo. Junto a ellos Mothra y Rodan, en una épica batalla de monstruos a lo largo y ancho del mundo que podría acabar convirtiendo el planeta entero en un solar edificable. Un grupo militar quiere liberar a los monstruos para que nos devuelvan a la casilla de salida antes de que acabemos con el mundo, mientras que Monarch intenta salvar a la humanidad de los monstruos, pero desde el ejército buscan acabar con ellos. Entre medias dos padres divorciados y con una hija en común, que se verán envueltos en la historia por su cercanía con Monarch y los titanes…
La trama es insultantemente pobre y el desarrollo de personajes igual, reducido a charlas dentro de despachos, submarinos, salas de operaciones, aviones… Cualquier sitio es bueno para que dos o tres personajes nos suelten su discurso perfecto sobre lo que puede o no pasar a continuación. Pero lo que es entrar en acción… poco. Eso se lo dejan a los monstruos. Pero claro, si en la primera entrega apenas veíamos a Godzilla aquí nos vamos a hinchar. Los cuatro monstruos ocupan mucho tiempo en pantalla y se pelean continuamente. De noche, entre nubes, con ceniza… Pero se pelean. No es la situación más idónea pero los efectos visuales, que son brillantes, llegan hasta donde llegan y más iluminación supone que ya no sean tan brillantes.
La película funciona como entretenimiento, con un punto cercano a las películas de Michael Bay, por ejemplo, pero con monstruos gigantes, que interesa bastante más al espectador medio como nosotros. Un reparto liderado por Vera Farmiga, Kyle Chandler, Millie Bobby Brown, Ken Watanabew, Bradley Whitford, Ziyi Zhang, Sally Hawkins o Charles Dance tiene mucho Ganado, pero si le damos algo que hacer o diálogos interesantes, o un drama al que responder. Las explicaciones de los villanos, por ejemplo, son de aúpa. Y ver a Chandler intentando convencer a todo el mundo de que lo importante es salvar a su hija, no una ciudad entera, es de esos momentos que te hacen preguntarte en qué pensaban los guionistas. Acaba siendo película de dos estrellas y media, pero he de reconocer que la media hora final es tan espectacular y le tenemos tanto cariño a Godzilla que la balanza se va a favor del monstruo. Aunque Kong quedó más redonda, la verdad.
Jesús Usero
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