Tรณpica continuaciรณn de las hazaรฑas de Gru, en la que brillan por encima del protagonista las gamberradas de los minions y de un malvado a lo John Travolta, llamado Balthazar.
Las franquicias parecen dominar el panorama cinematogrรกfico importado de Estados Unidos, por lo menos en cuanto a cine familiar se trata. Lejos de inventar nuevas fรณrmulas de diversiรณn, los estudios estรกn mรกs conformes con apostar por lo ya conocido, y de esa manera arriesgar lo mรญnimo en sus obras destinadas a dominar las carteleras planetarias.
Gru 3 responde abiertamente a esa estrategia de negocio, centrada en el รฉxito asegurado; aunque la historia carezca de los mรญnimos de atracciรณn para explicar su existencia.
No obstante, el tercer tรญtulo de la trilogรญa del โvillanoโ favorito de los niรฑos se salva de caer en los abismos de lo innecesario de su elaboraciรณn, mรกs que nada por la carga humorรญstica que despliegan algunos de sus personajes.
En este aspecto, los responsables del largometraje animado han acertado al potenciar el papel del malvado Balthazar Bratt: un antiguo niรฑo actor amante de los chicles y de la mรบsica de los ochenta, que se quiere vengar del mundo por haberle apartado del estrellato al alcanzar la etapa adulta. Una operaciรณn que, junto a las ocurrencias de los habitualmente geniales minions, dota a la pelรญcula de un efecto de diversiรณn por encima de sus posibilidades generales.
Dentro del esquema activo de Gru 3, el protagonista se ha convertido en una especie de Superagente 86 y de Johnny English; es decir, un individuo desastrado y sin talento para la heroicidad, al que los planes normalmente le salen de pena. Pero en ese constante jugueteo con el fracaso, Gru tiene el apoyo sin fisuras de la fiel Lucy, y de las niรฑas a las que adoptรณ en la primera entrega.
Los directores intentan sacar partido a esta situaciรณn, pero la plana caracterizaciรณn del otrora aspirante a villano hace que los propรณsitos de agrandar la figura del ahora espรญa del gobierno se queden en meros fuegos de artificio.
Muy diferente es el papel estelar de sus compaรฑeros de fechorรญas pasadas: los minions. Estos seres amarillos y sin rasgos fรญsicos especialmente esculpidos se llevan las mejores escenas. Entre ellas, es destacable el periodo que estas criaturas mimรฉticas pasan en la cรกrcel, con salidas de tono realmente brillantes.
Por lo demรกs, Gru 3 ofrece un cosmos algo desdibujado, sin demasiadas novedades con respecto a los largos precedentes, y que redunda en muchos de los temas ya planteados, tales como el de la vida familiar por encima de la delincuencia existencial, el del amor como manera para reinventarse un comienzo mucho menos violentoโฆ Asuntos que hunden la historia en un abismo de moralejas extraรฑas, y poco favorables a la tesis generatriz del filme.
Sin embargo, pese a sus evidentes errores, la pelรญcula firmada por Kyle Balda, Pierre Coffin y Eric Guillon tiene otros atractivos aรฑadidos a su esmerada producciรณn, como son el de la excelente y atronadora banda sonora, y el de la incorporaciรณn al reparto de la reconocible voz de la mรญtica Julie Andrews (quien da el tono en inglรฉs a la mamรก de Gru).
Jesรบs Martรญn
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