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sábado, octubre 12, 2024
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Hansel y Gretel, cazadores de brujas ★★★

Hansel y Gretel, cazadores de brujas ★★★

Crítica de la película Hansel y Gretel cazadores de brujas

Entretenida revisión de los cuentos de brujas en clave de comedia de acción.

Los cuentos infantiles siempre están ahí, agazapados por alguna esquina de los argumentos universales del cine, con sus facetas más imaginativas y siniestras. Está demostrado que quien mejor sabe lidiar con ellos es Guillermo del Toro, ya sea desde el punto de vista de la dirección o de la producción (de hecho, Mamá empieza como una variante del molde argumental de Hansel y Gretel, sin ir más lejos, aunque luego evolucione por otro camino), pero lo cierto es que el cine de los últimos años nos proporciona numerosa revisiones de los cuentos más significativos de nuestra infancia, intentando acoplarlos a los intereses e inquietudes del público adolescente actual.

Hansel y Gretel va por ese camino, pero como no podía ser de otro modo estando dirigida por Tommy Wirkola, realizador de la genéricamente irreverente Zombis nazis, se desarrolla en una clave de satírica que la instala muy cerca de la comedia de acción. Esa parte de sátira, esas pinceladas de humor (los dibujos de los niños desaparecidos en el bosque en las botellas de leche), esa capacidad para revisitar los tópicos de este tipo de historias y leyendas dándoles un aire más moderno, es la mejor baza con que cuenta la película para mostrar alguna personalidad en la pantalla. Lástima que no hayan elegido tomarse todavía menos en serio y jugar con más libertad con el disparate, asumo que siguiendo la pauta marcada por el estudio de que en definitiva la acción debía ser la parte más importante del producto.

Porque la película es eso: un producto de evasión, y no pasa nada por ello. Es entretenida, tiene algunos golpes de humor que funcionan, y hay acción. Además tanto Jeremy Renner como Gemma Arterton, plenamente conscientes de que han sido fichados más como maniquíes de acción que como actores propiamente dichos, realizan un trabajo tan convincente en su faceta como protagonistas como el que lleva a cabo en su papel como antagonista Famke Janssen, con la que se confirma la tendencia más reciente de poner en el papel de villana a brujas mucho más seductoras y atractivas que las propias protagonistas, marcada por Julia Roberts en Blancanieves, espejo, espejo y por Charlize Theron en Blancanieves y la leyenda del cazador, y confirmada por el papel de Rachel Weisz en Oz, un mundo de fantasía.

No hay pegas que sacarle a la propuesta desde ese punto de vista.

El problema es que quizá a estas alturas se le puede exigir más a este tipo de planteamientos de revisión de los cuentos clásicos. No soy precisamente un seguidor de la nueva ola de películas y series que adaptan los cuentos infantiles, quizá porque recuerdo como ejemplos mejores de tal ejercicio narrativo películas como En compañía de lobos, de Neil Jordan, y al compararlas con las fallidas El secreto de los hermanos Grimm o Caperucita Roja ¿A quién tienes miedo? comprenderán ustedes que no me sienta particularmente entusiasta.

De este nuevo intento de Wirkola esperaba o más gamberrismo desatado en clave de comedia disparatada, algo realmente poco probable tratándose de producción de gran estudio, las cosas como son, ni siquiera culpo al director, o bien una acción trepidante capaz de reescribir las claves del clásico con un tono épico que en Blancanieves y la leyenda del cazador sólo se asomó esporádicamente.

No hay nada de ello en Hansel y Gretel, que tiene una buena presentación, pero en el momento en que empieza a desarrollar su segundo acto parece conformarse en exceso con lo mínimo exigible y aún entreteniendo no consiguió emocionarme o sorprenderme. Después del encuentro de Hansel Renner con la bruja blanca en el lago, una trama romántica metida apresuradamente en el relato y con calzador, el argumento entra en el territorio de lo previsible, desperdicia el personaje del troll, y camina con paso apresurado hacia una conclusión que se me antoja prematura. Creo que es una buena idea el tema del aquelarre de brujas, pero no está del todo bien aprovechada como escena final de desenlace, especialmente si la comparamos con el desparrame de vísceras que organiza el amigo Wirkola en Zombis nazis. Inevitablemente más controlado por una producción de carácter más comercial y de gran estudio, llega hasta el límite de donde le permiten los usos y costumbres de Hollywood, lo cual le condena a no sacar el máximo partido a una escena que para funcionar debería haber sido, como mínimo, algo parecido a un final estilo Grupo salvaje en versión aquelarre y cazadores de brujas. Ese desenlace, aun siendo entretenido, llega demasiado pronto y no acaba de ser el acto final potente del drama que debería ser. Curiosamente incluso el epílogo en las arenas del desierto consigue ser más sugerente y hasta hizo que me apeteciera ver alguna entrega más libre, flexible e imaginativa de las aventuras de los hermanos cazadores de brujas y su nuevo equipo de auxiliares.

Creo que eso ocurre porque en el metraje falta un despliegue algo más amplio de narración en la segunda mitad del segundo acto, le falta algo más de metraje.

Verán ustedes, le pongo tres estrellas porque me parece muy entretenida, pero creo que a este tipo de producto debemos exigirle, como mínimo, que nos resulte además tan divertido como, por poner dos ejemplos, La momia 1 y La momia 2. O en otra línea de trabajo, algo del estilo de Sleepy Hollow.

Miguel Juan Payán

Opiniones del público a cargo de nuestro redactor Víctor Blanco.

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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