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martes, diciembre 10, 2024
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Hermosas criaturas ***

Hermosas criaturas ***

Hermosas criaturas nace a la sombra del fenómeno Crepúsculo pero me parece mejor.

El fenómeno de las historias para adolescentes se prolonga con Hermosas criaturas con un ligero cambio de fórmula que plantea inicialmente un protagonismo masculino luego reconvertido en protagonismo femenino oculto y revelado hacia la mitad del relato.

Es obvio que en Crepúsculo estamos ante la visión femenina de una serie de fantasías adolescentes de integración social, paso de la adolescencia a la mayoría de edad e iniciación sexual. Son los mismos temas que se esconden tras Hermosas criaturas, salvo que aparentemente en esta ocasión el protagonismo es masculino.

Sólo aparentemente.

Más astutos a la hora de contar su fábula de iniciación y miedos adolescentes, los artífices de este otro ciclo de peripecias juveniles vinculadas de algún modo al terror (sustituyan vampiros y licántropos por brujas y ya tienen la misma fórmula) se han preocupado de darle un aire algo más sólido al guión y los diálogos y juegan de algún modo con la falsa impresión de que van a contarnos la historia desde el punto de vista de un joven, en lugar de darle el protagonismo a una adolescente, como ocurría con Bella en Crepúsculo. Pero ese es sólo una de las muchas cartas marcadas que esconde en su manga la película.

En mi opinión, e independiente de lo que pueda gustarle una u otra a cada cual, porque para los gustos se hicieron los colores, la factura cinematográfica, el guión, el diálogo, los actores y el trabajo de dirección de Hermosas criaturas es mejor cinematográficamente hablando, que lo que he podido ver en Crepúsculo. Aclaro algunos puntos en los que considero superior a esta nueva entrega de explotación de miedos, inquietudes, zozobras y ansias adolescentes al estilo estadounidense. El juego de protagonismo femenino encubierto tras el aparente y falso protagonismo masculino me parece más astuto que la reelaboración más simple de la trama de Romeo y Julieta abordada en Crepúsculo, y le presta algo más de interés argumental a la primera parte de Hermosas criaturas. Además se han currado más la creación de personajes y son más digeribles que los estereotipos manejados en la adaptación de las novela de Stephenie Meyer. Aquí además controlan más el respaldo melodramático de la música, que si bien se hace presente en distintas escenas, no es tan abusivo como el que encontramos en Crepúsculo. Me resulta más convincente e interesante la heroína activa de esta trama que la heroína pasiva que es Bella en Crepúsculo. Los diálogos están mejor construidos. Me sobran los referentes a Bukowski, Kurt Vonnegutm, Matadero Cinco y Jane Austen. De hecho creo que si los dos primeros autores levantaran la cabeza y se vieran mezclados en este asunto se darían de cabezazos contra la tapa del ataúd, pero recursos como ese recorrido relámpago en forma de monólogo al deprimente futuro que le espera al galán de la fábula unido al encuentro de los personajes de Jeremy Irons y Emma Thompson en la iglesia o la presentación del personaje de Emmy Rossum, me resultan más convincentes que las peripecias de la saga Crepúsculo.

Lo que ocurre es que en realidad, Hermosas criaturas y Crepúsculo no están tan lejos. Muy al contrario. Pertenecen al mismo tipo o familia de películas. Tal y como ya he explicado, la materia prima de la que parten es la misma: las turbulencias de la adolescencia, que además es su público de referencia. La bruja que acaba revelándose realmente como la protagonista es la inadaptada que intenta encajar disimulando sus poderes especiales, pero fracasa, consiguiendo realizarse por medios de sus propias cualidades. El mensaje es el mismo e igual de falso y simplón: persigue tu sueño, escribe tu destino. En el fondo la materia prima es la misma que aplicaron primero Stephen King en su novela y posteriormente Brian De Palma en su película cuando narraron Carrie. Lo que ocurre es que esto no es una historia de terror con toda la personalidad del género, sino una descafeinada fábula fantástica sobre los peligros y las decisiones que han de enfrentar los espectadores adolescentes. Sin llegar al buen resultado cinematográfico de Carrie, pienso que la factura cinematográfica de Hermosas criaturas es más completa y sólida que la de Crepúsculo.

Lo que ocurre es que en su tercer acto flojea y parece conformarse fácilmente dejando a medias un prometedor despliegue de pirotecnia visual con tormenta y enfrentamiento de brujas incluidas, prescindiendo de manera un tanto precipitada y fallida del personaje de Emmy Rossum, mal aprovechado. Después de protagonizar una espectacular entrada en la fábula, desaparece tras la secuencia de seducción a la puerta del cine y no la recuperan hasta el final. Emma Thompson y Jeremy Irons prestan solvencia a la película con sus intervenciones, pero no explotan las posibilidades argumentales del tema de las Sirenas y pasan muy por encima por el tema de la Guerra Civil en esos flashbacks que finalmente carecen de la garra que deberían haber tenido y son sólo un mero recurso de ordenación de la trama sin verdadera personalidad dentro de la película.

A pesar de todo lo anterior, y de que tiene menos acción que Crepúsculo, finalmente Hermosas criaturas me ha resultado más entretenida que aquella y me ha convencido más.

Pero, eso sí, siempre sin salir de ese poco ambicioso cine de fantasías romántica e intriga sobrenatural descafeinada especialmente concebidas para enganchar a un cierto tipo de público adolescente.

Lo dicho: si Bukowski levantara la cabeza…

Miguel Juan Payán

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