Hitchcock. Drama con toque de comedia en el rodaje de Psicosis. Mirren y Hopkins sobresalientes. Interesante biopic.
Homenajear al maestro del suspense al mismo tiempo que lo humanizan. Ese podrรญa parecer que es el principal objetivo de Hitchcock, pero por debajo del mismo habita algo mucho mรกs sutil: toda una lecciรณn sobre cine, concretamente el cine de Alfred Hitchcock. La pelรญcula recupera numerosos detalles de la forma de entender la narraciรณn de historias para el cine del maestro. Se atreve incluso incluso a tejer un retrato inicialmente crepuscular del protagonista en un momento que fue clave en su carrera: cuando su cine mรกs clรกsico empezรณ a estancarse en las mismas claves y รฉl mismo querรญa salir de esa especie de atasco en las mismas fรณrmulas para recuperar la libertad para experimentar con el lenguaje cinematogrรกfico que no le permitรญan los grandes estudios de Hollywood para los que trabajaba. Asรญ fue como llegรณ a Psicosis, y asรญ serรญa como plantarรญa cara a los jรณvenes talentos del nuevo terror que surgieron a finales de los sesenta y principios de los setenta, los George A. Romero con La noche de los muertos vivientes, Roman Polanski con Repulsiรณn y La semilla del diablo, Wes Craven con La รบltima casa a la izquierda, demostrรกndoles que podรญa ser tan terrorรญfico como ellos simplemente jugando con el concepto de mostrar o no mostrar los crรญmenes en Frenesรญ. Trabajando siempre la importancia de administrar astutamente la informaciรณn que se le proporciona al espectador.
Abordando esa etapa de aparente crepรบsculo de Alfred Hitchcock que como manda la historia del cine gira en su desenlace para convertirse en una inevitable fรกbula de rencuentro รฉxito con el estreno de Psicosis (no hay en ello spoiler ni sorpresa, puesto que todo el mundo medianamente interesado por el cine es plenamente consciente del tremendo eco que tuvo el estreno de esa pelรญcula), el director de Hitchcock nos propone ademรกs pistas sobre la forma en la que concebรญa y desarrollaba sus proyectos. Encontramos en este drama con toque de comedia un intento de llevar el biopic al uso un poco mรกs allรก. Se abordan asรญ sus dudas como creador, tan bien expresadas en esa compulsiva necesidad de atacar la nevera sintiรฉndose al mismo tiempo preocupado por su peso. Su necesidad de formar de algรบn modo parte integrante de la historia, que Hitchcock expresaba visualmente apareciendo en sus cameos en las pelรญculas y astutamente el director de Hitchcock resuelve jugando a la inversa, esto es, haciendo que sea el asesino en serie Ed Gein, inspiraciรณn para el Norman Bates de Psicosis, quien haga un cameo de corte claramente onรญrico y con la aplicaciรณn del psicoanรกlisis que tanto le costรณ reflejar a Alfred Hitchcock en Recuerda, a pesar de contar con decorados creados por el pintor Salvador Dalรญ. Y en ese camino de implicaciรณn directa en las historias que contaba, hasta convertirse de algรบn modo en parte de las mismas, se nos ofrece tambiรฉn el detonador de esas compulsiones inconfesables que movรญan el cine de Alfred Hitchcock, esos complejos de culpa y esos falsos culpables, esa paranoia y esa sensaciรณn de persecuciรณn de sus protagonistas, mostrรกndonos hasta quรฉ punto el miedo a la supuesta infidelidad de su esposa, Alma Reville, asociada a su compulsiva obsesiรณn casi adolescente por las estrellas femeninas con las que trabajaba (otra forma de ser parte de sus historias), expresada elegantemente con esas escenas de voyeur mirando las fotos y asomรกndose al agujero practicado en el vestuario de las protagonistas, eran tambiรฉn parte de su manera de entender el cine: como un espectรกculo de evasiรณn que le mantenรญa de algรบn modo en la juventud. El asunto es interesante porque basta asomarse ligeramente a las historias de falso culpable de Alfred Hitchcock y compararlas con las historias de culpabilidad de Fritz Lang para llegar a la conclusiรณn de que el primero aborda este tema desde un punto de vista mรกs adolescente y de evasiรณn, mientras para el segundo la culpa y la redenciรณn son temas dignos de un abordaje desde la madurez.
En un ejercicio de coherencia con ese discurso sutil y elegante no sรณlo sobre el rodaje de Psicosis, sino sobre todo el cine de Alfred Hitchcock, la pelรญcula nos propone un mismo tono despreocupado, de evasiรณn, casi adolescente en su superficialidad, para abordar esa historia de celos, amor, desencuentro y reencuentro que protagonizan de forma brillante dos de los actores mรกs dotados de nuestro tiempo. Incluso en el caso de que no les guste el cine de Alfred Hitchcock y nunca hayan visto Psicosis, merece igualmente la pena ir a ver la pelรญcula sรณlo por contemplar ese pulso dramรกtico e interpretativo que mantienen Anthony Hopkins y Helen Mirren, en el que, por su peso en la historia y el desarrollo de su personaje, creo que finalmente gana por poco a los puntos ella, pero donde รฉl elabora un ejercicio de interpretaciรณn notablemente mรกs complejo y lastrado, mรกs que apoyado, por un maquillaje que intenta, sin conseguirlo, darle un imposible aire hithcockiano a su aspecto.
He escuchado crรญticas bastante peregrina pretendiendo que la pelรญcula falla porque el maquillaje de Anthony Hopkins no consigue crear una imagen clรณnica de Alfred Hitchcock. Estos comentarios son una muestra de las limitaciones de criterio y la ligereza en las opiniones que estรก generando un abuso de los efectos visuales creados por ordenador. Cada vez escucho con mรกs frecuencia comentarios sobre los efectos visuales en torno a pelรญculas donde se deberรญa estar comentando la construcciรณn de la historia, el trabajo de los actores, la planificaciรณn y coreografรญa de cรกmara, en definitiva lo realmente interesante del lenguaje cinematogrรกfico, en el cual los efectos ocupan el lugar de una herramienta secundaria para contar. Tanta obsesiรณn porque Hopkins sea clavado a Hitchcock me resulta enervante porque la considero un ejemplo de juicio o criterio desviado hacia lo superficial y lo poco importante.
Asรญ que no, aviso ya que el maquillaje que luce Hopkins en esta pelรญcula no le convierten en una rรฉplica perfecta de Alfred Hitchcock. No lo necesita, porque la creaciรณn de Hitchcock estรก en el gran trabajo del actor, que capta el espรญritu del personaje hasta el punto de ser capaz de hacer al mismo tiempo comedia y drama bajo ese pellejo ajeno que le proporciona el maquillaje, cuya funciรณn es simplemente proporcionarle un ligero aspecto aproximado al cรฉlebre director pero en ningรบn momento pretende convertirle en una copia fรญsica perfecta del mismo. El Hitchcock de Hopkins vive en su trabajo como actor, no en su maquillaje, vive en su manera de emular la forma de hablar del original, en su manera de moverse, pero sobre todo en su manera de entender la vida.
De manera que no sean superficiales a la hora de juzgar un gran trabajo de Hopkins como actor y no caigan en la cรฉlebre trampa de que los รกrboles no les dejen ver el bosque.
Hopkins y Mirren hacen un gran trabajo secundados por un excelente reparto entre los personajes mรกs secundarios de la trama, y el ritmo de la historia bien merece darse una vuelta por el cine y asomarse a esta interesante muestra de biopic que nos cuenta mucho mรกs que cรณmo se rodรณ la pelรญcula Psicosis.
Miguel Juan Payรกn
Opiniones del pรบblico a cargo de nuestro redactor Vรญctor Blanco. Follow @veblanco
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