Iron Sky, divertida ucronía que mezcla la ciencia ficción con la parodia de la segunda guerra mundial. Cita ineludible para friquis.
¡Nazis en la Luna! ¡Algo parecido a Sarah Palin en la Casa Blanca! ¡Es el fin del mundo más desternillante que nos ha propuesto el cine en los últimos tiempos! Con un planteamiento sonoro que homenajea tanto a John Williams como al espíritu de las películas de Indiana Jones dirigidas por Spielberg (¿recuerdan a a Indy en La última cruzada diciendo aquello de: “¡Nazis! Los odio”, pues esa es una de las claves), Iron Sky saca a pasear todos los tópicos de las películas de Segunda Guerra Mundial en un entorno de ucronía de ciencia ficción y con un tono de parodia que está a medio camino entre Marte ataca y Zombis nazis. El resultado es una disparatada historia de aventuras imposibles que tiene mucho de cómic underground, como demuestra esa broma inicial en la escuela con la clase del lenguaje antipatriótico que de paso sirve astutamente para economizar metraje y argumento y contarle al espectador los antecedentes de la trama, por qué están los nazis en el lado oscuro de la Luna, en lugar de un puñado de Transformers… ¡Y con Udo Kier como Führer!
Y, lo que es peor todavía: ¡Cómo es posible que hayan dejado que algo parecido a Sarah Palin llegue a ser presidenta de los Estados Unidos! Y con una campaña que es puro cachondeo de las elecciones norteamericanas. Con una escena que hace un guiño de homenaje a la secuencia más famosa de El hundimiento popularizada por un montón de vídeos en Youtube.
Y por si alguien dudaba del tono de parodia con el que ha sido concebido este argumento, ahí tenemos a Charles Chaplin en la secuencia más célebre de El gran dictador para darnos una pista que de paso sirve para introducir la sátira sobre lo fácil que es manipular la realidad en este mundo actual en que vivimos.
Lo mejor del tema es que la propuesta no se agota ahí, porque con las aventuras del terráqueo tomado como prisionero por los nazis incluye además un tono que recuerda la ciencia ficción tipo space-opera de las revistas pulp que marcaron la primera etapa del género fantacientífico, con propuestas argumentales disparatadas como las peripecias de Flash Gordon en el planeta Mongo. El argumento de Iron Sky podría haber servido también para cualquier serial de ciencia ficción producido en Hollywood en los años 30 o en los años 40, y no habría desentonado mucho del tipo de peripecias fantacientíficas que se daban cita en los relatos más disparatados de esa serie B producida por las hermanas pobres de los grandes estudios norteamericanos. Y lo que ocurre es lo mismo que ocurría en el caso de aquellos disparatados relatos cocinados en la trastienda industrial del Hollywood dorado: que a menor presupuesto (Iron Sky ha costado 7 millones y medio de dólares según presupuesto oficial) más imaginación, más libertad para el disparate, mayor sarcasmo y mejor visión paródica de nuestra propia realidad a través de la exageración genérica propia de este tipo de productos.
Iron Sky es una cita con la ciencia ficción más disparatada y cómica. Al final pierde un poco de gancho, pero es de lo mejor en serie B y cine de mazmorra que he visto últimamente. Abstenerse gente seria, intelectual y con poco sentido del humor.
Miguel Juan Payán
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