Crítica de la película Kung Fu Panda 2
Hace poco comentábamos que la avalancha de títulos de animación que estábamos viviendo, la mayoría de ellos también en 3D, estaba provocando una saturación del mercado que provocaba que muchas de esas películas no obtuviesen el éxito que se esperaba de ellas, o al menos el éxito que solían tener en el pasado, cuando lo habitual era encontrarse con muchas menos películas. En España, desde Enredados, no hemos tenido un taquillazo, aunque sí muy buenas cifras, y en Estados Unidos ha pasado algo bastante similar. No es que el público se esté cansando de las películas de animación. Es que hay demasiadas y hay que ser selectivo.
El caso de Kung Fu Panda es el de una película de la que se espera mucho de cara a la taquilla, pero que, de nuevo, en su hogar no está dando todo lo que se esperaba, sobre todo teniendo en cuenta que la primera entrega recaudó más de 215 millones de dólares, una cifra que parece demasiado lejana para esta segunda entrega, que no lo va a hacer nada mal, pero que demuestra que ya nada es infalible. Ni nadie, ni siquiera nuestro panda favorito. Aunque el mercado internacional parece que está corrigiendo ese error.
Y además es una lástima porque Kung Fu Panda 2 es más divertida y mucho más espectacular visualmente hablando que la entrega anterior. Es una cinta de cine familiar que se gana al espectador por la ternura de sus personajes y que, en este caso, sabe ir más allá del típico mensaje de superación de las cintas de género, tan habitual, para hablarnos de algo más interesante, como es el encontrar el lugar en el mundo y aceptar quiénes somos y que genera el drama a través de la peculiar relación entre padres e hijos que tiene la película. No olvidemos que Po, el protagonista, es un panda que fue adoptado por un ganso. De esa extraña relación padre/hijo, emana una historia que intenta acercarse más a los preceptos de Pixar que al pasado de Dreamworks. Vamos, que quiere seguir los pasos de Como Entrenar a tu Dragón más que los de Shrek, algo que se agradece, aunque no siempre llega a funcionar.
Visualmente, eso sí, se nota un salto evolutivo entre la primera entrega y ésta, que siempre tiene su lógica según avanza la tecnología, pero que no siempre se ve así, como sucedió con la última entrega de Shrek, que ni siquiera aprovechaba el 3D. Aquí sólo hay que fijarse en el pelaje del panda, o en los movimientos de cámara, para darse cuenta de que las cosas han evolucionado para mejor. La llegada a la ciudad, los barcos en el muelle, el castillo del villano y la secuencia que allí se vive o la impresionante batalla final son buenos ejemplos de una película que, sin llegar al nivel de Pixar que siempre anda a años luz de todo el mundo en lo visual, da un salto y es capaz de maravillar por los paisajes que muestra y cómo los muestra. Y como a casi toda cinta de animación en 3D, la proyección en 3D le sienta de maravilla, porque es como se concibió y realizó la película en un principio. Así que, esta vez sí, verla en 3D merece la pena porque aporta algo más de espectacularidad.
Luego tenemos la escenas de kung fu, que son muchas y variadas, como no podía ser de otro modo, y a las que se suman escenas de acción o aventuras (el carro suelto por la ciudad, la escapada del castillo), que son entretenidas y están planificadas de modo que todo se ve y se entiende a la perfección. Algún director de cine tradicional podía aprender del montaje y las coreografías de Kung Fu Panda 2, sobre todo cuando hay tanta película de acción en la que uno no se entera de la mitad de las cosas debido al montaje y similares. Permítanme la licencia, pero los combates molan. Vamos, que no da tiempo a aburrirse con un metraje tan ajustado que apenas llega a la hora y media.
Además se ha refinado el humor de la primera entrega, para hacerlo algo más sutil si quieren llamarlo de algún modo. Es menos divertida, en el sentido de que uno acaba riendo menos que en la anterior, pero cuando toca reír o sonreír lo hace con ganas. Como la escena de Po y su padre con éste último explicándole que es adoptado. O la mantis religiosa comentando la muerte a manos de una mantis hembra de un familiar. Los nuevos actores de doblaje, entre los que se incluye el mítico Van Damme, siguen aportando ese toque gamberro que le sienta tan bien a este universo tan particular.
Si a eso le sumamos ese empeño de hacer crecer a los personajes y hacerlos más interesantes, como en el caso de Tigresa o del propio Po, y esos flashbacks con una animación tan poco convencional y tan atractivos y oscuros, la película deja un sabor de boca cercano a muchas producciones Pixar, que, sigo diciéndolo, son los reyes en esto de las producciones animadas. Kung Fu Panda 2 se queda muy cerca del reto de llegar a ese nivel y lo hace con un espectáculo para toda la familia que llega en el momento idóneo para que los niños llenen las salas de cine.
Se echa en falta algo más de consistencia en el guión, así como más escenas entre Po y el maestro Shifu, que eran el gran punto de apoyo de la primera película, pero se agradece el esfuerzo por no repetir, aunque sea en detrimento de algo que nos gustó mucho en la primera entrega. También el papel de los Cinco Furiosos, si exceptuamos a Tigresa, sigue siendo muy reducido, lo que es una pena con el reparto que tiene. Y ojo a la banda sonora de John Powell y Hans Zimmer, que es simplemente espectacular. Yo la he podido disfrutar en versión original y ya estoy deseando repetir para escuchar el doblaje de Florentino Fernández.
Así que, si, merece la pena verla.
Jesús Usero