Crítica de la película La Boda de Rosa
Icíar Bollaín y un maravilloso reparto nos traen una excelente comedia sobre quererse a uno mismo y la familia.
Una película perfectamente construida, que sabe mantenerse por encima de la media y que es una de las películas de su directora más disfrutables por todo tipo de audiencias, más cercana a El Olivo que a Hola, ¿Estás Sola? Es una historia humana y cercana que puede ser un excelente bálsamo sobre la familia en nuestros días. Porque La Boda de Rosa es cine familiar, pero no en el sentido de que esté dirigida a toda la familia, sino que analiza a toda una familia y, por extensión, a muchas otras familias, las nuestras mismas, con cosas con las que cualquiera puede sentirse identificado cuando observe a los suyos, a aquellos con los que comparte lazos familiares.
Rosa es una mujer de 45 años que se da cuenta de que nunca ha podido disfrutar de su vida. Nunca ha sido dueña realmente de su destino. Madre cuando era joven, sus hermanos se han encargado de prosperar profesionalmente mientras ella quedaba siempre en segundo plano. Todos recurren a ella, todos necesitan de ella. Sus hermanos, su padre, su pareja, sus compañeros de trabajo y hasta su hija que vive en Manchester. Pero nadie parece interesado en las necesidades de Rosa, quien harta de todo decide dar un giro a su vida y casarse. Pero casarse consigo misma, comprometerse a quererse y respetarse, a perseguir por una vez sus sueños. Algo nada sencillo cuando tu familia se encuentra involucrada en esa transformación.
Por supuesto nada sería posible sin un reparto en condiciones, y La Boda de Rosa tiene un reparto que es de los mejores del año, de largo. Candela Peña liderándolo como Rosa, pero a su lado está Nathalie Poza, Sergi López, Paula Usero o Ramón Barea, lo que hace mucho más sencillo entrar a ser parte de esta familia. Una de las claves es el uso fluido de los idiomas y cómo cambian de uno a otro, al estar ambientada en la Comunidad Valencina, y los personajes saltan del castellano al valenciano con una naturalidad sensacional que hace todo mucho más creíble. Sumad el talento increíble de esos nombres y un guión milimétricamente ajustado y tendréis uno de los motivos del éxito de la película.
La clave de ese guión está en lo bien que mide el humor, la comedia. Desde un costumbrismo que por momentos recuerda a Berlanga (la propia boda, los temas familiares…) pero con una mirada más blanca muchas veces. Quizá no tan cínica. Pero hay algo de aquello y la película hace reír continuamente. Pero también sabe emocionar y lo consigue con sencillez. No pretende obligarte a sentir algo, sino que te emociones de verdad porque sientas que la película, en realidad, habla de ti y de tu familia. Que lo hace. LE falta cerrar un par de historias al final, cabos abiertos que nos dejan pensando en el futuro de ciertas tramas. Pero por lo demás, una fantástica película.
Jesús Usero
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