Crítica de la película La estación de la felicidad
Una comedia romántica navideña que puede marcar un antes y un después.
La película dirigida por Clea DuVall, actriz convertida en directora, es una comedia romántica al uso, pero supone la primera comedia romántica navideña de estudio protagonizada por una pareja protagonista lesbiana. No es sencillo vender un proyecto así, y aunque se han hecho muchos avances, cuando la pareja es femenina nos encontramos con mucho menos representación. No hablemos ya como protagonistas. La película iba a estrenarse en cines en todo el mundo, pero la pandemia lo hizo imposible (el rodaje terminó en febrero y varios miembros del equipo se contagiaron de coronavirus). Por eso ha llegado en streaming en casi todo el mundo. Pero supone un punto de inflexión y esperamos que sea la primera de muchas.
Y no sólo por su temática, sino porque además es una buena película. Una historia romántica muy bien hilvanada, servida por un reparto espléndido y por unos golpes de humor geniales. Dos jóvenes, que son pareja desde hace tiempo, miran al futuro juntas mientras llega la Navidad. Una de ellas no la lleva bien, nunca le ha gustado. Pero la otra invita a su novia a pasar la navidad con su familia. El problema es que no sabe que su novia esconde su relación y su condición de homosexual a su familia, por lo que deberán fingir durante todo el viaje, para no estresar aún más a los padres. Evidentemente las cosas nunca salen como están planeadas.
En este caso contar con Mackenzie Davis y Kristen Stewart es sinónimo de calidad, de dos actrices que te van a sacar adelante muchos de los problemas de guión. Pero mientras Stewart brilla, Davis se enfrenta a un personaje mucho menos rico y más forzado que el de su compañera. Tienen una gran química, pero el guión no ayuda a la segunda. Sí ayudan unos secundarios liderados por Mary Steenburgen y por Victor Garber, acompañados de Alison Brie, Aubrey Plaza, Mary Holland, Dan Levy o Jake McDorman. Con Levy el guión tampoco es muy cariñoso, y su personaje es demasiado tópico. Y Plaza… su presencia hace que la película sea mejor gracias a ella, hasta el punto que te preguntas si no merecería la pena que el personaje tuviese su propia historia.
Elegantemente narrada, DuVall escribe el guión junto a Mary Holland, basada en sus propias vivencias. Y sabe no sólo contar una comedia romántica clásica, sino añadirle ese giro de no saber o querer salir del armario. Su problema es que, pese a su encanto innegable y su reparto, no aprovecha lo suficiente la segunda premisa, y se acomoda en muchos lugares comunes. Miles de cosas que ya hemos visto. Es divertida, claro, pero es una comedia romántica más al final. No destaca cinematográficamente, pese a la enorme importancia que tiene. Es una buena película, sin duda. Y ayudará en muchos sentidos. Pero las hay mejores, sobre todo en el cine independiente. Es un paso adelante, y esperemos que no sea el último. Y, sobre todo, es una película muy disfrutable.
Jesús Usero
★
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