Simpática comedia coral con un reparto de lujo. El tema de las bodas es un género en sí mismo al que Hollywood ha sabido exprimirle muy bien el jugo de cara a la taquilla, sobre todo con el género de la comedia, y mucha gente acude a las salas de cine a ver cualquier película que tenga esta temática. El hecho de reunir en un mismo lugar a toda la familia, con sus miserias, sus tiranteces y sus secretos, suele dar buenos resultados y algunos momentos verdaderamente divertidos que cualquiera que haya acudido a una boda puede identificar o hacer propios. Incluso con el salto cultural de las bodas americanas a las españolas, hay cosas que nunca cambian y elementos comunes suficientes como para que la comedia siga funcionando.
Aquí tenemos otra prueba de ello con La Gran Boda, una historia en la que dos jóvenes van a casarse, con todo lo que ello implica, y él, que es adoptado, espera la llegada de su madre biológica, mujer brasileña de fuertes costumbres y muy tradicional. Ante esa llegada el novio debe convencer a su padre y madre adoptivos, que están divorciados, de que simulen que siguen casados para no asustar a la buena mujer, dejando de lado a la actual pareja de su padre. Enredo garantizado y posibilidad de lavar los trapos sucios delante de todos los invitados. La comedia está servida.
Como siempre decimos mi compañero Miguel Juan Payán y yo en las críticas, las estrellas sólo son una guía, y en este caso sucede lo mismo. La película bien sirve para tener dos estrellas y media, nada más, pero como no pueden darse mitades… ya saben el resto. Aviso que a quienes gusten de este subgénero se lo pasarán en grande con el tema, y quien no le haga mucha gracia, pues mejor que se mantenga al margen de la película. Porque sabe muy bien quién es su público y les da lo que está buscando con un magnífico reparto encabezado por Robert de Niro y Diane Keaton, al que se suman Susan Sarandon, Amanda Seyfried, Topher Grace, Katherine Heigl, Robin Williams o Ben Barnes. Este último lo mejor de la película, sin duda, con su actitud ante la vida y la expresividad de su personaje. Aunque el maquillaje de brasileño… En fin, cosas de Hollywood.
Porque la película entretiene, no ofende, no aburre, y tiene algunos golpes de humor a manos de un de Niro de vuelta de todo, o de una Heigl con mala baba o de un Barnes al que nada le sorprende ya… que funcionan. Pero su continua caída en el tópico, sus aletargados personajes, sus situaciones vistas una y mil veces, la impiden ser algo realmente relevante, algo distinto, algo más allá de lo común. Es película de sonrisa más que de carcajada, y tiene en su reparto su mayor virtud, aunque no los exprima del todo por el guión de andar por casa. Pero entretiene, como he dicho. Y para los fans de este tipo de cine supondrá una visita obligada a los cines.
Jesús Usero.
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