La gran estafa americana, una de las mejores pelรญculas del aรฑo. Gran reparto y excelente direcciรณn.
Despuรฉs de asistir al laborioso acomodo del peluquรญn del personaje interpretado por Christian Bale, las frases contundentes que nos revelan el verdadero argumento de la pelรญcula empiezan a acumularse en los diรกlogos, que son mรกs bien monรณlogos de los protagonistas confesรกndose a las orejas del espectador. โTodos nos engaรฑamos de una manera u otra para salir del pasoโ es la mรกs significativa, porque define la manera en que va a tratar la pelรญcula al espectador, exactamente igual que los protagonistas tratan a sus vรญctimas: seduciendo, engaรฑando, despistandoโฆ Queda claro desde el principio, con la โhuidaโ del personaje de Adams despuรฉs de que el personaje de Bale le confiese a quรฉ se dedica. Somos engaรฑados y confundidos como el propio personaje de Bale. Se repite con el personaje de Cooper y la historia aplazada de la pesca en el hielo. Para ello empiezan a desfilar por la historia una serie de personajes en una clave narrativa que me ha recordado el desfile de personajes inicial de Uno de los nuestros, voces en off incluidas. Salvo que en esta ocasiรณn el tema central de la historia es una historia de amor metida en el epicentro de una historia de crรญmenes y estafas. La protagonista, una brillante Amy Adams, mi favorita perfecta para conseguir el Oscar este aรฑo, nos avisa: โLa clave de la gente es lo que creen y lo que quieren creerโ. Y asรญ se cierra la trampa sobre el espectador. Estamos irremediablemente atrapados en la historia de esta pareja que de paso va a servir para hablarnos de cรณmo nos engaรฑamos a nosotros mismos mostrรกndonos cรณmo se engaรฑan ellos y cรณmo engaรฑan a sus vรญctimas, en un mundo que, como afirma el pรญcaro interpretado por Bale, โno es blanco ni negro, es extremadamente grisโ.
El primer punto a favor de la pelรญcula es un reparto notable en el que junto a Christian Bale โcrean lo que les digo, lo mejor de su interpretaciรณn no es la transformaciรณn fรญsica que presenta el protagonista de Batman, sino precisamente el hecho de que sea capaz de sobresalir como actor bajo esa especie de disfraz con peluquรญn y sobrepeso que se ha fabricado para dar vida a este personaje-, y Amy Adams, brillan igualmente Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, y en una apariciรณn estelar fugaz pero demoledora, Robert De Niro.ย Difรญcil encontrar en la cartelera reciente fรฉminas mรกs seductoras que Amy Adams y Jennifer Lawrence, uno de los duelos interpretativos sobre los que se asienta la pelรญcula. Dicho sea de paso, creo que el Oscar a la mejor actriz de reparto tambiรฉn deberรญa quedarse en esta pelรญcula y en manos de Jennifer Lawrence. El otro duelo es el que mantienen Bale y Cooper, igualmente notable. Me gusta mucho cรณmo maneja y resuelve los distintos puntos de vista sobre la trama que tiene el triรกngulo formado por los personajes de Bale, Adams y Cooper, al que acaba aรฑadiรฉndose ese cuatro personaje en discordia que interpreta Jennifer Lawrence. Hay una escena que expone a la perfecciรณn el mรฉtodo aplicado para manejar esa especie de billar a cuatro bandas a que se aplica el director durante toda la pelรญcula. Me refiero a la transiciรณn entre la escena de Adams y Cooper en el retrete de la discoteca y la fiesta protagonizada por Renner y Bale. Explica los distintos mundos por los que se desplazan los protagonistas, con la cรกmara โbailandoโ en torno a los personajes constantemente. Es ese uso de la cรกmara el que hace que La gran estafa americana me guste incluso mรกs que El lobo de Washington, teniendo ambas en comรบn ese tema central de la estafa y el engaรฑo. Scorsese, en perfecta coherencia con el personaje que estรก retratando, sumido en una orgรญa casi permanente de drogas, รฉxito y dinero, aplica el montaje como mecanismo para marca el ritmo de su relato, un montaje frenรฉtico que nos deja exhaustos. Por su parte, en La gran estafa americana, David O. Russell elige otro camino porque cuenta otro tipo de historia, aunque comparta de algรบn modo tema con la pelรญcula de Scorsese y como en el caso de aquella trabaje de manera brillante la mรบsica como clave emotiva de su relato. He dicho ya que el epicentro de la pelรญcula es una historia de amor que se complica en una especie de guiรณn-rompecabezas con distintas tramas superpuestas (la estafa, los corruptos, el triรกngulo sentimental, la neurรณtica esposa abandonadaโฆ). Asรญ que para guiarnos en esa especie de laberinto repleto de personajes y jugar a seducirnos y engaรฑarnos como sus personajes seducen y engaรฑan, David O. Russell sustituye el trabajo de montaje trepidante de Scorsese por un juego con la cรกmara en movimiento que es casi un ballet con los actores, tan seductor y engaรฑoso como el propio guiรณn, que consigue interesarnos tanto como al personaje de Bradley Cooper por esa historia de la pesca en el hielo que le cuenta su jefe en el FBIโฆ y de la que una y otra vez se nos niega el desenlace, la moraleja del relato. Aรฑadan un tratamiento de la fotografรญa que nos sitรบa perfectamente en los aรฑos setenta en que se desarrolla la historia, incluso mรกs que los peinados y el vestuario, o esa escena de besos y celos en el aeropuerto que tiene algo del cine romรกntico setentero francรฉs, incluyendo una de esas frases capaces de resumir todo un personaje, en este caso el de Amy Adams: โNo eres nada para mรญ hasta que lo seas todoโ.
La pelรญcula establece ademรกs definitivamente el homenaje al cine de los aรฑos setenta que caracteriza el cine del director en sus dos trabajos anteriores, The Fighter, El lado bueno de las cosas: el homenaje al cine de los setenta a travรฉs de dos de sus pelรญculas mรกs taquilleras y dos de sus personajes mรกs significativos por lo que se refiere a las inquietudes y caracterรญsticas de sus personajes, siempre gente que intenta reinventarse a sรญ mismos. En The Fighter el guiรฑo a Rocky es obvio. En El lado bueno de las cosas ocurre lo mismo en lo referido al guiรฑo referido a Fiebre del sรกbado noche, que se repite aquรญ en ese apunte del personaje de Cooper en su casa, con su madre y su โprometidaโ, con los rulos de la permanente puestos โrecuerden la obsesiรณn del personaje de Travolta por su peinado en la pelรญcula de John Badham-, o en su paseo maรฑanero cuando va a hablar con el personaje de Amy Adams, sujetรกndose las solapas de la chaqueta con el mismo gesto de Travolta en Fiebre del sรกbado noche. El agente Richie DiMaso tiene mucho en comรบn en su afรกn por salir del gueto y conseguir el รฉxito con el personaje de Travolta, del que es una variante extrema, inmoral y un punto perversa. En cuanto a al personaje de Bale en algunos planos es casi como una variante extrema del infiltrado ย que interpretara Al Pacino en Sรฉrpico, otro clรกsico del mejor cine de los aรฑos setenta.
El director maneja con pericia y habilidad de titiritero audaz todos estos temas y personajes hasta llevarnos al cruce definitivo entre la trama de la estafa y la trama romรกntica: el encuentro de todos los personajes en la fiesta que se organiza para el jeque. A partir de ahรญ la trama se acelera, adquiere un ritmo distinto cuando el juego de picaresca y engaรฑo de los tres protagonistas adquiere un tinte mucho mรกs peligroso.
Miguel Juan Payรกn
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