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lunes, mayo 6, 2024
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La leyenda de Barney Thompson ***

La leyenda de Barney Thompson ***Emma Thompson, una buena elección de lenguaje visual y algunos momentos disparatadamente hilarantes.

Comedia a tres bandas que homenajea visualmente al mismo tiempo que satiriza con elegancia el cine de intriga y los enredos de suspense de Alfred Hitchcock. Robert Carlyle disfruta en su papel como director eligiendo cuidadosamente los planos con los que quiere construir esta fábula de crímenes que tiene momentos que recuerdan una de las películas más divertidas de la filmografía de Hitchock, Pero… ¿quién mató a Harry? (1955), debut en el largometraje de Shirley MacLaine. Lo curioso es que si aquella era una sátira de las novelas de crucigrama criminial estilo Agatha Christie, ésta variante de Carlyle es más una sátira de las historias de caza del asesino en serie. Por cierto, no puedo evitar pensar que el papel de la madre que interpreta aquí Emma Thompson parece un guiño de las viejas damas iracundas que tanto juego le han dado a la propia Shirley MacLaine en su madurez.




Buen reparto, entregado a la causa, con Emma Thompson a la cabeza en un papel que es puro disparate pero además tiene el hilarante halo de lo imprevisible, aunque lamentablemente la película no sea sobre ella y su personaje, que sin duda habría sido una propuesta aún más divertida, puro dislate. Echo en falta más tiempo en pantalla de este personaje y esta actriz, pero como suele decirse, más vale dejar al espectador con ganas de más que ponerse pesado. Ocurre algo parecido con el papel del policía malhablado, pura sátira del género de polis duros, que desempeña Ray Winstone con un tonillo que me ha recordado los desparrames verbales de los polis de la serie de novelas policíacas de Ken Bruen.

Curiosamente el personaje más gris, con menos chispa, el que menos gancho tiene es esa especie de variante de El hombre que nunca estuvo allí de los hermanos Coen que interpreta el propio Robert Carlyle. Se diría que como director ha preferido darle toda la cancha a sus dos compañeros de reparto y se ha olvidado de reservarse la parte del león para sí mismo ante las cámaras. Y conste que tiene algunos momentos buenos, pero llama la atención cómo los mejores gags de su personaje llegan por el camino de lo visual, esto es, desde su trabajo tras las cámaras, mientras que los de sus dos compañeros se construyen sobre el diálogo y la interpretación. Carlyle director le regala los mejores ganchos para la risa a Emma Thompson y Ray Winstone, aunque en definitiva sea él quien está en el centro de la historia, con un personaje y una fábula que recuerda en algunos momentos a los divertidos, absurdos y maltratados personajes de las hilarantes novelas de Tom Sharpe, Wilt y sus secuelas, Reunión tumultuosa, El temible Bolt, La gran pesquisa, Una dama en apuros, Lo peor de cada casa, Exhibición impúdica, Zafarrancho en Cambridge… Cuidado con ellas, son recomendables, pero si las leen en el bus o en el metro es probable que se les ponga una risa boba en la cara intentando contener la carcajada.

Hay risas, incluso alguna carcajada, en muchos momentos de La leyenda de Barney Thompson, una comedia simpática que te hace pasar un buen rato, aunque al final se le vaya un poco la pinza y abuse, incluso alardeando, de su capacidad para sumir a sus personajes en el caos. Dicho de otro modo: tras la escena de la barca, la última realmente hilarante, empieza a patinar y parece tener prisa por solucionar precipitadamente toda la trama forzando en exceso la propia coherencia interna del relato.

Miguel Juan Payán


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