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jueves, abril 25, 2024
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LA NARANJA MECÁNICA: vuelve la terrible mirada de Álex

LA NARANJA MECÁNICA: vuelve la terrible mirada de Álex

LA NARANJA MECÁNICA: vuelve la terrible mirada de Álex

En el libro Stanley Kubrick Director. Un análisis visual, de Alexander Walker, Sybil Taylor y Ulrich Ruchti, se afirma que si bien el niño estrella que aparecía al final de 2001 podía ser mirado como una especie de Mesías, no cabe duda que el rostro del mutante que vemos al principio de La naranja mecánica es un destructor, y que Kubrick, a través de la mirada mortalmente fría de Alex (Malcolm McDowell), nos está mostrando un paisaje temible de nuestro futuro cada vez más inmediato. Desde el principio, Álex mira directamente a los ojos del espectador arrastrándonos dentro de su mundo de violencia brutal. Esa mirada es heredera de otra mirada pionera en la historia del cine, la del pistolero asaltador de trenes de amplio sombrero y poblado bigote que miraba y apuntaba al público con su revólver en el cortometraje de Edwin S. Porter Asalto y robo al tren (The Great Train Robbery), de 1903. En aquel western pionero perteneciente a la infancia del medio cinematográfico la virginidad del público ante las películas estaba intacta, de manera que muchos espectadores se asustaban ante aquella cara gigantesca que apretaba el gatillo, temiendo recibir el disparo como parte de la mágica ceremonia que el cine parecía ser todavía en aquellos momentos. Kubrick consiguió devolvernos parte de esa virginidad perdida como espectadores con esa mirada de Álex que nos mete de lleno en el mundo de La naranja mecánica y nos hace temer cuál será la siguiente “hazaña” de este inadaptado y su brutal banda de acólitos. Y así, Kubrick, como en tantas otras ocasiones, recuperó para el cine esa magia perdida de sus primeros contactos con el espectador.


LA NARANJA MECÁNICA: vuelve la terrible mirada de Álex

En el libro Stanley Kubrick Director. Un análisis visual, de Alexander Walker, Sybil Taylor y Ulrich Ruchti, se afirma que si bien el niño estrella que aparecía al final de 2001 podía ser mirado como una especie de Mesías, no cabe duda que el rostro del mutante que vemos al principio de La naranja mecánica es un destructor, y que Kubrick, a través de la mirada mortalmente fría de Alex (Malcolm McDowell), nos está mostrando un paisaje temible de nuestro futuro cada vez más inmediato. Desde el principio, Álex mira directamente a los ojos del espectador arrastrándonos dentro de su mundo de violencia brutal. Esa mirada es heredera de otra mirada pionera en la historia del cine, la del pistolero asaltador de trenes de amplio sombrero y poblado bigote que miraba y apuntaba al público con su revólver en el cortometraje de Edwin S. Porter Asalto y robo al tren (The Great Train Robbery), de 1903. En aquel western pionero perteneciente a la infancia del medio cinematográfico la virginidad del público ante las películas estaba intacta, de manera que muchos espectadores se asustaban ante aquella cara gigantesca que apretaba el gatillo, temiendo recibir el disparo como parte de la mágica ceremonia que el cine parecía ser todavía en aquellos momentos. Kubrick consiguió devolvernos parte de esa virginidad perdida como espectadores con esa mirada de Álex que nos mete de lleno en el mundo de La naranja mecánica y nos hace temer cuál será la siguiente “hazaña” de este inadaptado y su brutal banda de acólitos. Y así, Kubrick, como en tantas otras ocasiones, recuperó para el cine esa magia perdida de sus primeros contactos con el espectador.

Además en esta película el director progresó en el estudio sobre la música y el movimiento, que ya había aplicado a su odisea en el espacio.

Mañana Álex y sus drugos vuelven a los cines en un número limitado de salas en un estreno mundial con una nueva copia remasterizada digitalmente diez años después de la muerte de su director. Han pasado 48 años desde su primer estreno pero la película muestra una envidiable capacidad para que el tiempo no le afecte, característica que comparte con el resto de las obras del mismo director. De hecho, su mensaje de advertencia sobre el futuro y la violencia sigue siendo plenamente vigente y su fábula de ciencia ficción es igualmente aplicable a nuestro tiempo. El futuro de Kubrick sigue siendo tan válido como aviso en nuestros días como lo fuera en 1971. Su poder como pesadilla futurista permanece intacto. Kubrick sacó el máximo partido a las cualidades oníricas del cine en esta obra maestra que sigue ofreciéndonos amplias oportunidades de reflexión y ciertamente es todo un lujo contemplar en pantalla grande, en la forma y dimensiones con las que la concibió su director, quien a modo de pista sobre su película apuntaba: “Hay sueños en los que haces todas aquellas cosas terribles que tu mente consciente te impide hacer”.

La Naranja Mecánica se reestrena el próximo 23 de Octubre. La película se re-estrenará con 11 copias (9 en digital y 2 en 35”). Estará presente en ciudades como Madrid, Barcelona, Paterna (Valencia), Alicante, Girona, Zaragoza, Coruña, Málaga y Oviedo.

Miguel Juan Payán

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