Crítica de la película La protectora
Fallido y tópico vehículo de acción para Noomi Rapace.
Sin anunciarse a bombo y platillo, el pasado 25 de enero Netflix estrenó en Estados Unidos un thriller de acción llamado Closer. La película, dirigida por Vicky Jewson (Born of War) y protagonizada por Noomi Rapace (trilogía Millennium) y Sophie Nélisse (La ladrona de libros), llega ahora a España y estará disponible a partir del 15 de febrero en VOD bajo el título de La protectora.
Quienes quieran acercarse a ella se darán cuenta de que está en la ventana de exhibición idónea. La nueva película de Noomi Rapace habría ocupado un lugar poco privilegiado en las estanterías de los videoclubs ochenteros y, ahora, se tendrá que conformar con perderse entre el sin fin de títulos que Netflix estrena cada mes. En su carrera en Estados Unidos tras abandonar Suecia, la actriz no ha tenido suerte o no ha sabido escoger proyectos, excepto en contadas excepciones como la secuela de Sherlock Holmes, Prometheus, La entrega o El niño 44. En la mayoría interpreta roles secundarios, mientras que como protagonista intenta relanzar su carrera mediante thrillers de acción con los que espera correr la misma suerte que Keanu Reeves o Liam Neeson.
La premisa podría haber dado lugar a un entretenido actioner: a Sam, una experta guardaespaldas, le asignan la misión de proteger a Zoe, una joven que ha heredado la empresa de su padre. A Sam no le gusta su carácter de niña consentida ni a Zoe tener una niñera, pero tienen que aprender a colaborar tras un intento de secuestro. El problema del film es que se toma demasiado en serio, empezando por esos solemnes títulos de crédito de Bond de serie B, sin ser consciente de que tiene un material muy flojo entre manos que pedía ser un festival de acción disparatada y salvaje. Las escenas de secuestros, persecuciones y peleas carecen de inspiración y no presentan elaboradas coreografías, son extremadamente cortas y están rodadas sin nervio, el mismo que tampoco tiene la hierática protagonista. El intento de secuestro en el chalet y el enfrentamiento debajo del agua no exprimen la puesta en escena y las posibilidades de los escenarios, dejando una sensación de material desaprovechado que el anticlimático y abrupto final que bordea el ridículo no se encarga de disipar. Si algo positivo tienen estas escenas es que en el montaje no han optado por la moda de fragmentar la acción en decenas de planos por segundo que impidan seguir lo que está ocurriendo.
Esa pátina de seriedad que reviste al film se deja ver en la subtrama empresarial y política, que se queda en la superficie y está muy por debajo de lo ofrecido en la reciente Bodyguard. Solo sirve como pretexto argumental para dar entrada a unos antagonistas planos cuya única razón para existir es la de tener un previsible giro dramático. La intención de la directora era la de llevar a cabo un drama de acción que explorara los traumas y la compleja vida de las mujeres dedicadas a este oficio. Por lo tanto, para abordar el personaje de Rapace, Jewson se ha inspirado en la vida de la mejor guardaespaldas del mundo, Jacquie Davis, pero la promesa de exploración dramática que propone al comienzo no se termina de cumplir. Al final, sorprende que el arco más interesante sea el de la consentida y caprichosa Zoe.
La protectora seguramente no llegue a estar en las listas de las peores películas del año, pero si en las de las más intrascendentes.
Alejandro Gómez
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