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sábado, abril 20, 2024
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La red social ★★★★

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Crítica de la película La red social

Cuando La Red Social empezó a tomar forma como película las cosas pintaban más que bien. Un película de David Fincher siempre es apetecible. Pero si además viene guionizada por Aaron Sorkin, creador de series como El Ala Oeste o Studio 60, y películas como Algunos Hombres Buenos, bueno, la mezcla parecía perfecta a priori. Pero ya sabemos cómo son estas cosas y cómo es Hollywood. Por una parte pensábamos que era un caballo ganador. Por otra teníamos miedo de que estos dos genios no llevasen a buen puerto un proyecto en principio tan interesante como este.

Gracias a Dios los miedos desaparecen durante los cinco primeros minutos de proyección.

La mezcla funciona como un reloj y la película apunta desde un principio maneras de gran cine. Y no se pierde por el camino. Mejora.

La historia de Facebook, de su creador (o creadores, según se mire), no es fácil de encarar. Puede parecer interesante desde lejos, curiosa, entretenida con todos los problemas legales que Mark Zuckerberg, el principal responsable del invento, pero podía muy fácilmente haberse convertido en una tv movie de esas que echan los fines de semana a la hora de la siesta. Basada en hechos reales y esas monsergas. Vamos, que podría haberles salido un tostón de padre y muy señor mío. Y no lo hace en ningún momento.

No lo hace porque Fincher le tiene tomado el pulso narrativo a la película desde el minuto uno. Porque los diálogos de Sorkin, como de costumbre, son balas disparadas en todas las direcciones a velocidades de vértigo (ver la película en versión original es un reto hasta con los subtítulos de marras) y porque los actores, todos ellos, están a un nivel de aúpa, con todos los premios que el lector desee incluidos.

Disfrazada entre los mimbres de una historia de lucha de poder y ambición, yace una historia sobre la soledad, la amistad y la traición con la que cualquiera puede sentirse identificado, aunque no posea los 4000 millones de dólares que Zuckerberg posee. Una historia compleja y fuerte, a la vez que refleja el patetismo de un hombre, quizá el nuevo Bill Gates, que no sabe cómo ser aceptado por los demás, no porque sea un friqui, sino porque no sabe tratar a la gente si no es al ritmo que él desea.

Prueba de ello es que la película narra desde un flashback el nacimiento de Facebook. Más que un flashback, dos en realidad, las dos reuniones entre partes enfrentadas en demandas millonarias, Zuckerberg contra el mundo o el mundo contra él. Tanto da. Fincher aprovecha esas escenas en el presente para mostrarnos a un personaje orgulloso y soberbio, brillante, inteligente, único, perfectamente interpretado por Jesse Eisenberg.

No es el único. Andrew Garfield, el nuevo Spiderman, está impresionante, perfecto, lo mismo que Justin Timberlake, como el fundador de Napster, o Max Minghella, otro rostro joven muy a tener en cuenta. El reparto está de órdagp en todas y cada una de las escenas de la película lo que la hace más creíble y más real. Sobre todo cuando se realizan diálogos sobre informática de esos que sólo los verdaderos expertos en el tema consiguen comprender. Si cuando los actores hablan de eso no te lo crees, poco hay por hacer con el resto.

La Red Social habla de un sueño y de cómo se levantó de la nada, pero también de las cosas que quedaron por el camino, lo que perdimos. Si la oferta o promesa que el personaje de Timberlake hace a Zuckerberg en el club realmente tiene sentido o no. Si un sueño merece la pena tantas cosas perdidas por el camino. Y la principal meta del protagonista, ser aceptado, no se consigue. Es la persona con más amigos del mundo, y a la vez la más solitaria.

Gran parte del interés de la película recae en la pericia visual de David Fincher, quien logra mantener el ritmo en la historia como si se tratara de un thriller trepidante, lleno de giros bien planteados e inventiva visual. Como ejemplo valga esa magnífica escena en la regata, donde logra imprimir de una fuerza a las imágenes que nos hace pensar que nosotros mismos vamos remando con los equipos. O la magnífica manera de plantear los pensamientos del protagonista, ya sea en imágenes o a través de voz en off.

Y, por supuesto, el guión de Sorkin, junto al de Inception probablemente dos de los mejores guiones del año. Sobrio y comedido, sutil cuando ha de serlo y directo cuando lo requiere. Con frases que definen a los personajes como si leyesen su alma. Como cuando un personaje le dice a un Zuckerberg que se queda solo “No eres gilipollas, simplemente te esfuerzas enormemente para que todos piensen que lo eres”.

Esa frase define toda la película con una precisión que ya quisieran para sí otros supuestos genios de la escritura.

Aunque no termina de ser perfecta la película, lo cual le añade aún más encanto. Los personajes femeninos están desaprovechados en el mejor de los casos, eso cuando no son simples bocetos de personajes y no personas reales. Lo mismo sucede con el exceso de charla técnica, que para quiénes no entiendan de informática les dejará algo perdidos en algunos momentos de la película.

Son un par de pequeños detalles que hacen pensar que podría haber sido incluso mejor. Más redonda. Sin restarle méritos al trabajo final que vemos en pantalla, que resulta soberbio. De lo mejor del año.

Ni siquiera deberíamos plantearnos si La Red Social es fiel a lo que sucedió en realidad o es más ficción. La película no pretende eso. Es una historia de sueños, genios, venganzas, pasiones, amistades rotas, soledad y éxito rodada con exquisitez e interpretada maravillosamente. Es la historia de una generación, una cultura y una sociedad que nos ha tocado vivir. No es una historia de buenos y malos, sólo una historia de personas, hay reside su brillantez. No os la perdáis.

Y, nos vemos en el Facebook…

Jesús Usero

Jesús Usero
Periodista cinematográfico experto en televisión

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