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viernes, marzo 29, 2024
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La venganza de Jane ***

La venganza de Jane ***Gavin O’Connor ralentiza en exceso la acción de este western desértico, en el que Natalie Portman elabora una esforzada interpretación, dentro de las costuras de un papel poco dado a los méritos artísticos.

Después de numerosos problemas durante la gestación del proyecto, el responsable de Cuestión de honor ha podido finalizar su extraña aventura profesional en el Far West, ambientada en una zona de Nuevo México donde cualquier elemento de diversión queda aplastado por el implacable sol. Allí es donde O’Connor sitúa el argumento de esta cinta de venganzas violentas y duelos cargados de reivindicaciones, enfatizadas por diálogos cortantes y miradas de acero.
Desnudo y carente de profundidades tangenciales, el guion de La venganza de Jane sigue con solidez y sobriedad la difícil existencia de Jane Hammond: una madre soltera que tiene que contraer matrimonio con un pistolero, para escapar de las garras de un maquiavélico fuera de la ley, llamado John Bishop. A modo de flashback sobre la situación descrita, el filme comienza en el momento en que el marido de Jane aparece lleno de plomo, mientras anuncia a su pareja la inminente llegada de Bishop y de sus hombres, dispuestos a echarles de sus propiedades.




La protagonista debe entonces buscar el apoyo necesario para enfrentarse con los forajidos, misión para la que recurre a su antiguo prometido: un antiguo soldado sureño de la Guerra de Secesión, que anteriormente estuvo prometido con Jane.

La manera en que estos tres personajes se preparan para el enfrentamiento mortal con la citada banda, más saltos a un pretérito desconocido hasta ese momento, es lo que marca el libreto de la película, que discurre lentamente hasta el instante en que las balas comienzan a sonar.

Fruto de una puesta en escena desangelada y somnolienta, O’Connor frena conscientemente el ritmo narrativo, para dibujar la atmósfera reinante con el desamparo colectivo y los poco deslumbrantes decorados, que hablan de soledad, de modificación del comportamiento y de personalidades rocosas. Sin embargo, lo que no logra el director es que el espectador tenga la sensación de que hubo un tiempo en que la existencia de los personajes era distinta.

Todo en la cinta parece enfocar directamente la atención hacia esa lucha sin cuartel que se anuncia desde el inicio del largometraje. Pero, cuando ésta acontece, el terror transmitido se diluye rápidamente en una sucesión confusa de disparos, y en unas actitudes realmente incoherentes respecto a papeles tan oscuros como el de John Bishop.

Dentro de esa incapacidad para hilar un verosímil y efectivo cuadro dramático, O’Connor se muestra demasiado esquemático a la hora de presentar el rol de Jane antes de que ésta se convirtiera en la esposa del bandido Bill Hammond. Ineficacia que también salpica al papel del callado ex combatiente de la Guerra de Secesión bautizado como Dan Frost, y a la poco clara historia de amor que éste protagonizó en el pasado al lado de una Jane perdida tras su odisea caravanera con destino a Nuevo México.

No obstante, la competencia del elenco artístico consigue evadir un poco la impresión de estar ante una película rodada a cámara lenta, y sin muchos asideros emocionales a los que agarrarse.

Jesús Martín

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