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viernes, diciembre 8, 2023
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Legión ***

legion

Legión se presenta inicialmente como un festival gozoso para los aficionados al cine fantaterrorífico de serie B, con un arranque que inevitablemente nos recuerda el primer Terminator de Cameron y un desarrollo posterior que tiene cierto toque estilo Temblores, un clÔsico de culto para los  frikiadictos al asunto, y cierto planteamiento en la línea argumental de la adaptación de La niebla de Stephen King que dirigió Frank Darabont.

Portando tal equipaje y con un reparto mĆ”s que competente que encabezan Dennis Quaid, Paul Bettany y Charles S. Dutton, sin olvidar la presencia de dos atractivas fĆ©minas como Kate Walsh o Adrianne Palicki, que va de rubiales pero en el mun do real gana mucho con el pelo mĆ”s oscuro… o lo mismo es que yo me estoy cambiando de la acera de las rubias a las de las morenas) la cosa no puede ir mal. Y ciertamente va bastante bien durante el 75 por ciento de su metraje. Lamentablemente es en el camino hacia el desenlace, cuando deberĆ­a haber entrado en plena posesión de facultades su vinculación al tebeo Predicador, del maestro de las viƱetas Garth Ennis, cuando la cosa afloja un poco y parece que escasean algo las ideas para darle un remate Ć©pico mĆ”s adecuado y Ć”cido a la función. En todo caso no es en modo alguno un naufragio en toda regla, sino simplemente que habrĆ­a estado bien meter algo mĆ”s de caƱa estilo Ennis en el asunto en lugar de conformarse con rematar la cosa en un tonito que mĆ”s bien nos recuerda a HĆ©roes y en sus Ćŗltimos planos inevitablemente es un guiƱo oportunista de Terminator, lĆ­neas de la carretera y rollito sobre el destino incluido…

Y ahĆ­ es donde le veo una pega a esta pelĆ­cula que por otra parte recomiendo sin dudar a los aficionados al fantaterror, porque van a pasar un rato entretenido con ella y ademĆ”s en casi todo su metraje es bastante competente. El problema es que no la veo despegar. Inicia bien su propuesta, convence con su planteamiento y presentación de personajes, pero cuando llega el momento de que el arcĆ”ngel protagonista ā€œdespegue sus alasā€, por decirlo de algĆŗn modo, se me queda en la tĆ­pica pelea gritona y confusa a que nos tiene acostumbrado el cine de nuestros dĆ­as. El personaje de Bettany, que lógicamente deberĆ­a haber monopolizado el protagonismo en esa fase final, se queda en un esbozo y ejemplifica lo que le ocurre a toda la pelĆ­cula: que superado el guiƱo cómplice con el espectador basado en las citas y referencias a otras pelĆ­culas de culto, se queda sólo en eso y no acaba desarrollando su propia personalidad.

Dicho de otro modo: no construye un tercer acto que la convierta en algo mÔs que la reunión de un puñado de ideas acertadas y en otros casos simplemente resultonas, elevÔndola al panteón de los títulos míticos por su manera de abordar el tema que nos propone, en el que por otra parte tampoco es que sea demasiado original. Basta recordar Constantine, la adaptación del cómic Hellblazer protagonizada por Keanu Reeves, o aún mejor, la serie Sobrenatural, con sus Ôngeles tan temibles como los mismísimos demonios, para hacernos una idea de por dónde van los tiros. Yo he echado de menos ademÔs algo de sentido del humor, que siempre viene bien como ventana abierta del relato y erradica con singular eficacia el fantasma de lo trascendente, que convocado en este tipo de ferias siempre acaba siendo pretencioso.

Superado el tema del asedio, y cuando las cosas deberĆ­an empezar a ponerse realmente chungas y sorpresivas, lo que nos llega es una resolución algo precipitada, torpona, un pelĆ­n cansina, una paliza en plan ā€œte voy a dar la tuya y la del pulpo, machoteā€, que se me antoja excesivamente simple para la propuesta argumental que se nos ha hecho previamente, esto es, la invocación de un Dios mĆ”s propio del Antiguo que del Nuevo Testamento, presto a tomar medidas drĆ”sticas y apocalĆ­pticas cuando sacamos los piĆ©s del plato y nos ponemos en plan rebelde sin causa.

En ese tramo final, y volviendo al tema del sentido del humor, habría sido bueno contar con algún personaje cínico capaz de hacer por este relato algo parecido a lo que hace el del Ôngel Castiel que interpreta Misha Collins en la serie Sobrenatural.

¿Quién dice que el sarcasmo no es también buena munición cuando te enfrentas al fin del mundo?

Que se lo pregunten a los hermanos Winchester…

En todo caso, la pelĆ­cula me gustó, me lo pasĆ© bien viĆ©ndola, aunque las buenas perspectivas de principio acaben en esa especie de callejón sin salida, o con una salida facilona y poco currada. AdemĆ”s me ha llevado a pensar en algoĀ  que seguramente no se habĆ­an planteado como reflexión los artĆ­fices de la pelĆ­cula, pero que es un fenómeno que al menos desde el punto de vista antropológico plantea muchas interesantes cuestiones: hemos convertido a Dios y la religión en sujeto y objeto de cómic y fantasĆ­a, esto es, lo hemos ficcionalizado. Esta maniobra puede interpretarse de muchas formas, pero sin duda arroja muchas luces y sombras sobre las nuevas tendencias en laicismo, que ahora no sólo pretenden eliminar a Dios de la sociedad, sino incluso de la realidad, y en esa ā€œrealidad sin Diosā€, exiliarle a la fantasĆ­a, como si de un antiguo habitante del panteón de la mitologĆ­a griega se tratara.

Ante todo eso sólo se me ocurre pensar que afortunadamente el Dios en el que creemos algunos, aunque no seamos de misa los domingos (como no me gusta engaƱarme prefiero ser sincero consigo mismo y considerarme ā€œcatólico impracticableā€ que católico practicante), debe tener mĆ”s sentido del humor que el que le presuponen los artĆ­fices de Legión, pelĆ­cula que una vez mĆ”s me recuerda aquella cĆ©lebre contrapintada estilo jaque mate, muy propicia para terminar este comentario:

ā€œDios ha muertoā€ (Nietzsche)

ā€œNietzsche ha muertoā€ (Dios)

Miguel Juan PayƔn

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