Crítica de la película Little Monsters
Divertida vuelta de tuerza al cine de zombis en clave comedia romántica.
Lupita Nyong´o reina en esta comedia romántica disfrazada de película de zombis. Siempre que parece que el subgénero de zombis está a punto de fallecer exhausto por sobreutilización, llega alguna película que le da otra vuelta de tuerca y sigue sacándole jugo.
Aquí la propuesta es sencilla pero está bien resuelta como vehículo de comedia y entretenimiento con mensaje positivista, muy necesario en los tiempos que vivimos. Promete y da un rato divertido de entrenamiento sin mayores aspiraciones pero bien planteado visualmente, con más solidez de lo que suelen ofrecer algunas producciones con zombis como motivo principal. Y además está Lupita Nyong´o para darle solidez a los momentos más moñas convirtiéndolos en algo digerible.
La premisa argumental y el tema son sencillos. Y algo básico, por qué negarlo: los hombres somos niños eternos que no crecemos nunca ni aceptamos responsabilidades pero podemos enmendarnos por el poder del amor de una mujer que además de “reeducarnos” oficie como “madre sustituta” y/o “hermana mayor”. Nos redimimos aprendiendo canciones de Neil Diamond y Taylor Swift, aunque en realidad aspiremos a ser líderes de una banda de Death Metal.
Sí, exacto, esa es la parte mala. Simplona a tope. Que se salva por Lupita Nyong´o, pero está tarada de base por simplificación romántica de la relación entre personajes. Y por falsa como el alma del propio Judas. El cuento no cuela, pero funciona para pasar el rato.
Se salva también por buenas ideas visuales de comedia, como el giro de hacer que en todo momento los niños permanezcan ajenos a lo que ocurre, y planos como el cenital de la conga.
Por eso es divertida. Por eso funciona mejor en su primera parte que en el desenlace. Pero tienes que dejar colgado en la puerta tu natural escepticismo y entregarte a la fórmula de lo imposible que habitualmente esgrime la comedia romántica.
Lo que debe quedar claro es que aquí los zombis, y el terror, están como convidados de piedra, como figurantes, mero pretexto muy secundario para sacar adelante la parte de comedia romántica y un puntito exagerada en lo reivindicativo de la superioridad femenina frente a todo lo masculino. Hay que tragarse ese sapo, pero, oye, vale, se acepta porque nos hacen pasar un rato divertido y agradable.
Lástima que algunas de las ideas que se les ocurren, como la de la camioneta, el tractor perseguido por los zombis, el tema de los zombis que se fugan y ya, poco más que rascar por ahí… En general no le habría pasado nada por intentar incorporar más personajes al reparto principal y darle algo más de tono gamberro equilibrado a toda la propuesta. Pero claramente ese no es su objetivo. Su objetivo es encontrar un pretexto para montar una comedia romántica que funciona sin ser original, algo muy habitual en ese género tan amigo de la fórmula y tan protegido por las gana de fugarse a una realidad de algodón de azúcar y unicornios de algunos de sus consumidores.
Lo dicho: divertida y entretenida, con mensaje de buen rollo y optimismo.
Ideal par pasar un rato de cine de verano con la pareja y camuflarse de buen rollista por un rato.
Miguel Juan Payán
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