Looper, joya de la ciencia ficción. El equivalente a Blade Runner para el año 2012. Entre las cinco mejores películas del año.
Kansas. 2044. Un asesino a sueldo repite frases de francés armado con una escopeta recortada (trabuco, en el argot de su profesión) mientras espera que una máquina del tiempo le traiga del futuro a su próxima víctima.
Y eso sólo es el principio de una de las fábulas de ciencia ficción más completas, interesantes y evocadoras que nos ha propuesto el cine en los últimos veinte años. Construida sobre un guión repleto de giros y que va enriqueciéndose en situaciones y personajes a medida que avanza la trama. Un guión cuya complejidad recuerda la de otros notables trabajos escritos para el cine, como L.A. Confidential o El caballero oscuro. Entre sus características más destacadas destaca la alianza de una exposición sencilla, propia del cine de género, asociada a una profundización en personajes y situaciones que deja al espectador material suficiente para su propia reflexión. A eso hay que añadir una de las más hábiles muestras de mezcla de géneros que nos ha dado el cine en los últimos años. El arranque de la historia se asienta en un paisaje urbano futurista pero básicamente asociado al cine negro, con unos personajes que recuerdan esporádicamente a los de American Psycho. Pero en uno de los giros de la trama nos encontramos de repente en una historia de suspense tipo Hitchcock, con el juego de los viajes en el tiempo y un paisaje de campos en Kansas que recuerda aquella memorable secuencia de acción con la avioneta persiguiendo a Cary Grant en un clásico del maestro de la intriga, Con la muerte en los talones. Y en una fase posterior la fábula entra de lleno en la fórmula del western, con personajes como Kid o los pistoleros que persiguen a los protagonistas. Y es en esa fase donde esta película repleta de sabiduría cinematográfica y guiños cinéfilos, nos propone otro referente genérico como gesto de complicidad con el espectador, ese plano con la muchacha partiendo el tronco del árbol, como hiciera Van Heflin en uno de los westerns que toma como referencia visual y argumental Looper, el clásico Raíces profundas. Joseph Gordon-Levitt es el Alan Ladd pistolero que llega a la vida de esa muchacha y de su hijo perseguido por un pasado de violencia y con cuentas pendientes que ajustar…
Uno pensaría que después de tanta propuesta genérica, tanto guiño y tanto referente cinéfilo acudiendo a clásicos como Blade Runner, Con la muerte en los talones, Raíces profundas… la película ya lo tiene todo dicho y expuesto… pero no. De hecho, la entrada en el relato del personaje de la madre y el niño son el punto de arranque de otra línea argumental complementaria que conducirá la trama hacia un toque de terror y ciencia ficción con mutantes que tiene mucho en común con Terminator. Ese último referente completa esta fábula de ciencia ficción cuyo tema central, como quedará explicado en el desenlace, es la redención de los distintos personajes.
Así que lo primero que destaca en Looper es la riqueza de su propuesta argumental.
Pero además cuenta con el mejor personaje que le han propuesto a Bruce Willis en los últimos años, su mejor trabajo dentro del género de ciencia ficción, incluso mejor que Doce monos. Un personaje que forma parte de una trama de protagonismo bicéfalo que se reparten Gordon-Levitt y Willis, cada cual en su línea temporal, lo que contribuye a la riqueza de la trama. Ese doble protagonismo permite además que tanto el personaje de Gordon-Levitt como el de Willis, sin dejar de ser protagonistas, cumplan al mismo tiempo y en distintas fases de la trama el papel de antagonistas. Ambos son al mismo tiempo héroes y villanos. Se alimentan entre sí aportando nuevos giros al argumento, y no dejan de crecer como personajes. Ocurre lo mismo con la madre y el niño, cuya historia impone un cambio de tono sin romper el conjunto de ese puzzle argumental perfecto que es Looper.
Looper progresa de lo sencillo a lo complejo. Crece como crecen todos sus personajes. Es un guión con una estructura de muñeca rusa, una historia que contiene otra historia que a su vez contiene otra historia… Es tan rica la propuesta en personajes, situaciones y ambientes que automáticamente después de salir del cine te entran ganas de volver a verla, para advertir nuevos aspectos de su trama y conocer mejor ese mundo desdoblado en múltiples líneas temporales que nos presenta. Un mundo que se construye sobre las pistas y flecos que han sido repartidos astutamente por toda la trama. Es algo esencial en la ciencia ficción.
Me refiero por ejemplo a temas como la cuadrilla de forajidos armados con los revólveres que les dan nombre, o los ataques de los vagabundos, que van configurando un paisaje de Estados Unidos retrocediendo a los tiempos de la Gran Depresión y luego al western. En ese sentido es interesante el pulso entre campo y ciudad, entorno rural y entorno urbano que se configura como una de las claves visuales y narrativas esenciales de la película.
Otro ejemplo de fleco al que el guión saca el máximo partido es el tema de los mutantes, y cómo acaba cruzándose en la trama principal, convirtiéndose de una simple pincelada en la primera parte de la historia en algo esencial para la parte final de la misma, que va alcanzando un ritmo cada vez más frenético, con ese duelo final de western y ese desenlace posterior cuyo planteamiento visual recuerda en algunos elementos el aplicado al desenlace de Seven.
Todo lo anterior da como resultado un homenaje a los géneros y la ciencia ficción que se mueve entre Blade Runner, Doce monos y Terminator, construido como un ejemplo perfecto de hibridación de géneros en el que se advierte también una poderosa influencia de las fábulas futuristas paranoides de Phillip K. Dick.
De hecho Looper tiene más de Phillip K. Dick que algunas películas que han adaptado obras de este autor esencial de la ciencia ficción y la literatura norteamericana en general.
Miguel Juan Payán
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