Una de las mejores comedias del año. Gamberrismo en estado puro. Si pensábamos que la comedia estaba empezando a ablandarse, si el pasado año domesticaron hasta a los chicos de Resacón en Las Vegas, si algunas de las últimas películas de Seth Rogen daban más grima que risa, todo eso da igual desde el momento en el que se estrene Malditos Vecinos, una película dirigida con mucho brío por Nicholas Stoller, autor de películas como Paso de Ti o Eternamente Comprometidos, que alcanza un nivel visual y de desarrollo de guión que antes no habíamos visto en su carrera con una comedia muy pasada de vueltas, con mucha mala uva y con mucho energúmeno suelto. Es decir, mi tipo de comedia favorita. Nada de blandenguería ni corrección política. Estamos ante un homenaje muy bueno a una de las mejores comedias gamberras de la historia, Desmadre a la Americana.
Algo que Malditos Vecinos no oculta en ningún momento, y que tiene su mención directa en una de las historias de presentación de los orígenes de la fraternidad que dirige Zac Efron. Una fraternidad que se muda junto a la casa de una pareja joven, algo boba y simplona, que quiere seguir siendo joven y rebelde, pero que con un bebé recién llegado a la casa ve como esos tiempos desaparecen de sus vidas, por mucho que intenten retenerlos. Su complejo de Peter Pan mueve gran parte de la película, no sólo la parte cómica sino también las gotas de drama y desarrollo de personajes, algo muy elaborado para una película de este género. Comparemos la evolución y desarrollo del personaje de Zac Efron (que está magnífico y divertidísimo) con la de cualquiera de los protagonistas de American Pie y verán a qué me refiero.
Seth Rogen se redime con ésta y con Juerga hasta el Fin, de películas como Green Hornet, Un Desmadre de Viaje o Cuerpos de Seguridad. De hecho Malditos Vecinos puede ser, perfectamente, una de las mejores películas que ha protagonizado, no tan brutal y salvaje como Juerga hasta el Fin, pero con un mayor interés por la historia y con momentos tan hilarantes o más que la anterior. Y aunque Efron y Rogen son las verdaderas estrellas de la función, gente como Dave Franco, Rose Byrne, Christopher Mintz-Plasse (y su apéndice…) o los cameos (que hay más de uno) son perfectos acompañantes en tan singular aventura.
Y sobre todo en Malditos Vecinos sobresale el humor. Sucio, gamberro, con muchas referencias cinéfilas, implacable y muy efectivo. De carcajada tras carcajada de principio a fin. Con momentos que no olvidaremos en mucho tiempo (los airbags, el condón y la niña, los dildos caseros, las puñaladas entre vecinos, el final…) y con la sensación de que con 90 minutos cuenta mucho más que otras en dos horas y media. Y hace reír mucho más también. Quizá algunos chistes pillen desprevenidos a quienes no conozcan la cultura de fraternidades universitarias americanas o incluso su cultura popular. Y hay chistes que son menos efectivos que otros, pero se cuentan con los dedos de una mano. Ante todo garantiza risas con mala uva, pero sin llegar nunca a la escatología o la estupidez, más que la de sus personajes. Y eso la convierte en una gran comedia gamberra. Hacía falta una ya en cartelera.
Jesús Usero
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