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domingo, mayo 5, 2024
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MaƱana, cuando la guerra empiece ***

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Siempre me ha parecido muy interesante lo que intentan conseguir los responsables de la filmografƭa australiana. En un panorama lleno de cintas americanas plagadas de 3D, efectos especiales y presupuestos desorbitados, frente al cine de autor de otros paƭses, mucho mƔs localista aunque casi siempre aclamado por la crƭtica, los australianos han optado por competir con Hollywood con sus propias armas. Con presupuestos mucho mƔs modernos, pero jugando las bazas de sus historias, sus personajes y situaciones, hasta el punto de que sus pelƭculas bien podrƭan pasar por ser yankees.

No se trata de plagiar, sino de tomar las claves del cine de gĆ©nero mĆ”s comercial y convertirlas a los lugares y situaciones del panorama australiano, lo que atrae al pĆŗblico y ademĆ”s lo convierte en cĆ³mplice de una historia que tiene lugar a la vuelta de la esquina. Ya digo, no nos llega mucho cine de las antĆ­podas, pero lo que llega tiene esa clara vertiente de cine comercial para poder sobrevivir al gigante americano (y en el caso de Australia a fuertes industrias como JapĆ³n, Corea o China, y si no vean la trama de esta pelĆ­cula). Son gente con los medios justos pero mucha imaginaciĆ³n.

Por ejemplo hace unos aƱos pudimos ver Gabriel, la pelĆ­cula que nos revelĆ³ al actor que ha dado vida a Spartacus, con una trama sobre el cielo y el infierno que mezclaba cosas de Blade Runner, Dark City y Matrix. Y rodada con cuatro chavos, con menos de lo que aquĆ­ gastamos en catering en una comedia al uso. O la llegada de Santuario recientemente a nuestras pantallas. Todo un esfuerzo por dar a conocer el cine de allĆ­, de aventuras, ciencia ficciĆ³n, acciĆ³n… lo que sea, pero con posibilidad de funcionar en el extranjero y ser dignas competidoras en taquilla.

El caso de MaƱana, cuando la guerra empiece es similar. Cine de acciĆ³n para adolescentes. Sin complejos, sin presiones, y,. para quĆ© negarlo, con una cara dura que tira de espaldas. Porque lo que han hecho los amigos australianos ha sido fusilar el argumento de John Milius para Amanecer Rojo, amparĆ”ndose en que lo han sacado de una novela de John Marsden. Vale, nos lo creemos. Un ejĆ©rcito invade Australia y un grupo de jĆ³venes que no son capturados se ven de pronto formando una guerrilla para enfrentarse el invasor. No, no se parece. Es lo mismo.

SĆ³lo que salvando las distancias. Sobre todo en el tono. Milius puede ser un reaccionario, un ultra si lo prefieren, y aquella historia de los rusos invadiendo Estados Unidos era poco menos que flipante. Pero el tono del relato, la seriedad y madurez de las situaciones, que los personajes no salvasen a todo el mundo ni se salvasen todos… Eso le daba el empaque del que carec Ć­a el argumento inicial. Era una pelĆ­cula dura y compleja en muchos sentidos. Y MaƱana, Cuando La Guerra Empiece pierde todo ese lastre emocional adulto para hacerlo una aventura para adolescentes.

Es decir, que las implicaciones emocionales son las justas y las necesarias y el peso dramĆ”tico de los personajes es el de una pluma, el realismo en el desarrollo es escaso o nulo y te puedes encontrar con todos los arquetipos y estereotipos que ha dado el cine de adolescentes en los Ćŗltimos cien aƱos. La lĆ­der, la guapa tonta, la parejita, el guaperas, el friki porreta, el asiĆ”tico listo, la remilgada religiosa… No es que cueste empatizar con ellos, es que les conocemos demasiado. Eso sĆ­, es muy interesante ver cĆ³mo, en principio, no se castiga el sexo, por la charla inicial entre las amigas. Aunque sĆ³lo sea en principio.

AsĆ­ que buscar un relato sobre la pĆ©rdida de la inocencia y el paso obligado a la madurez, sobre la guerra y sus consecuencias en los mĆ”s jĆ³venes o sobre lo que nos vemos obligados a hacer en tiempos de crisis, es poco menos que una utopĆ­a. Porque lo que estĆ” mĆ”s que claro es que no te lo crees. No hay forma de hacerlo. Estos jĆ³venes rambos no tienen el empaque sufieciente, la entidad como personajes, para que sus actos tengan un mĆ­nimo de lĆ³gica (la religiosa con el arma, la forma de escapar por mitad de la ciudad en un vehĆ­culo… pesado…) o de credibilidad. Son cachos de carne con ojos.

TambiĆ©n es cierto que lo que por un lado puede verse como el miedo a una invasiĆ³n de Corea del Norte (aunque en la pelĆ­cula dicen que no reconocen la bandera), puede hacer referencia a esa invasiĆ³n del cine de Asia que sufre la cartelera australiana y contra la que tiene pocos medios que defenderse. Esta pelĆ­cula es uno de esos medios. Esa metĆ©fora, y el hecho de no conocer la nacionalidad de los invasores, cobran bastante sentido la verdad, una vez vista la cinta. Una invasiĆ³n menos violenta que la de la pelĆ­cula, pero igualmente efectiva y con efectos duros para el cine de allĆ­

Lo que no cabe duda es de que la pelĆ­cula, pese a ese guiĆ³n al que le han quitado peso y seriedad, y pese a su modesto presupuesto, sus actores desconocidos casi por completo o su falta de realismo, es una pelĆ­cula muy entretenida, con continuas secuencias de acciĆ³n, tiros, persecuciones, explosiones, peleas… Todo ello con cierto sentido del humor y sin llegar a tomarse en serio a sĆ­ misma. Lo que la convierte en un perfecto entretenimiento de fin de semana, que te hace pasarlo bien sin complejos y del que te olvidas en pocas horas.

Aunque la pelĆ­cula ofrece la posibilidad de una secuela con todas las de la ley, claro. No es plan de que si el invento funciona vayamos a matar la gallina antes de exprimirla a fondo. HabrĆ” que ver, tambiĆ©n, como ha tratado Hollywood su memoria con la revisiĆ³n de la Amanecer Rojo original que se estrena este aƱo, porque puede asemejarse demasiado a esta pelĆ­cula australiana. Si quieren seriedad, madurez y mucho cinismo patriotero, vuelvan con Milius. Si quieren un entretenimiento con mucha pirotecnia, para los mĆ”s jĆ³venes, Ć©sta es su pelĆ­cula. MĆ”s claro, el agua.

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