Mandela, del mito al hombre. Buen reparto para la mejor biografรญa cinematogrรกfica del polรญtico sudafricano.
El gran problema de las biografรญas es siempre el mismo: caen presas de la mitificaciรณn incluso cuando intentan ser desmitificadoras. Y รฉsta no se libra de ese estigma. Pero por tener como protagonista a Mandela, me temรญa lo peor, lo mรกs obvio, los lugares comunes. No es eso lo que nos ofrece esta pelรญcula que en lo referido a valores de producciรณn, estรฉtica y desarrollo visual tiene mucho en comรบn con Gandhi, dirigida por Richard Attenborugh, de la que puede considerarse dignรญsima heredera. Mandela, del mito al hombre no es sรณlo la mejor propuesta de biografรญa que nos ha ofrecido el cine en los รบltimos tiempos, en mi opiniรณn superando incluso la de Lincoln que nos propuso Spielberg hace unos meses, sino que sin duda es la mejor biografรญa sobre Mandela de las muchas que hemos visto en cine y televisiรณn. O por lo menos, sin lugar a dudas, la mรกs interesante, sรณlida y completa desde el punto de vista exclusivamente cinematogrรกfico y dejando al margen otro tipo de consideraciones histรณricas. Debo decir, no obstante que en el caso de Mandela, como en el de tantos otros biografiados por el cine, entra en juego un factor a tener especialmente en cuenta, que es su cualidad como iconos. Dicha cualidad anula toda posibilidad de objetividad y aleja este tipo de pelรญculas de la persecuciรณn de la esquiva verdad que debe presidir como objetivo mรกximo las reflexiones histรณricas, polรญticas o sociales sobre el personaje. En el momento en que se convierte en icono, el biografiado pasa a ser personaje, no persona, y como personaje, el Mandela que nos propone esta pelรญcula, me parece muy interesante. Tan interesante que incluso lo equiparo a mi otro โMandelaโ cinematogrรกfico favorito, que es el interpretado por Morgan Freeman en la mejor parte de Invictus, de Clint Eastwood (la trama referida en esa pelรญcula al personaje interpretado por Matt Damon no me interesaba absolutamente nada, y sin duda estaba muy por debajo de la parte de la historia protagonizada por Freeman, lo cual que esa ocasiรณn, el protagonismo bicรฉfalo no le funcionรณ demasiado bien a Eastwood). De manera que en mi opiniรณn, el mejor cรณctel para repasar el icono Mandela en el cine serรญa Mandela, del mito al hombre, que abarca hasta que el personaje llega al poder, y a renglรณn seguido volver a ver Invictus, que aborda la primera etapa como presidente.
Evidentemente en la notable eficacia mostrada por este buen intento de acercarse a Mandela incluso con las limitaciones que plantea su naturaleza como icono tiene una gran responsabilidad el trabajo de un reparto que serรญa injusto resumir citando sรณlo a Idris Elba en el papel protagonista. Porque, frente a la bicefalia fallida de Invictus, Mandela del mito al hombre tiene su mejor parte, su nรบcleo mรกs interesante, su fuerza, precisamente en abrir el protagonismo de la pelรญcula mรกs o menos en su ecuador al personaje de Winnie Mandela interpretado por Naomie Harris. Dicho personaje introduce la otra cara del โicono Mandelaโ, la menos mitificada y mรกs cercana a la realidad, y aporta humanidad sobria y sรณlida no sรณlo al personaje interpretado por Idris Elba, con esos dos encuentros en la prisiรณn entre el encarcelado y su esposa, sino a la propia pelรญcula. Winnie se configura como una figura esencial para entender a Mandela y lo que supone el alejamiento de su familia, la pรฉrdida de su vida y de los suyos con la estancia en prisiรณn, materializando esa caracterรญstica de โsacrificioโ que sigue todo hรฉroe de ficciรณn o todo icono del mundo real. Pero ademรกs impone otro punto de vista sobre la revoluciรณn racial sudafricana que sirve como contraste y ayuda a explicar mejor la aportaciรณn pacificadora de Mandela en el momento en que Sudรกfrica se convierte en una olla a presiรณn racial a punto de estallar. Ademรกs, expone el lado menos glamuroso y aseado de la figura de los Mandela, permitiรฉndose incluso mostrarnos en quรฉ consiste el necklacing, o las matanzas de ciudadanos negros a manos de zulรบes enfervorecidos a punto de entregarse a una orgรญa de sangre.
Todo eso lo hace la pelรญcula con muy pocos planos, con poco metraje. Y sin palabras. Sin excederse mรกs de lo imprescindible en melodramatismo. Sin cargar las tintas mรกs de lo necesario a la hora de mostrarnos, con la visita de Mandela al lugar de la matanza, el punto de inflexiรณn en el que el icono cobra finalmente conciencia de sรญ mismo y de su papel en ese proceso de pacificaciรณn, es decir, el momento en el que completa definitivamente su โviaje del hรฉroeโ y acepta el reto que se le propone.
No olvidemos ademรกs que el principal escollo a la hora de contar la historia de Mandela en el cine era evitar que se convirtiera en una pelรญcula de cรกrceles al uso, dado el prolongado periodo de su vida que pasรณ en prisiรณn. La manera en la que el guiรณn de William Nicholson aborda lo esencial del personaje sin caer en la trampa de todos los tรณpicos que eran como un campo de minas en este trabajo, es notable. Y creo que el mejor recurso de dicho guiรณn y para mantener el interรฉs de la historia es sin duda la introducciรณn del protagonismo en segundo tรฉrmino de Winnie Mandela frente al protagonismo en primer tรฉrmino de su marido.
Por eso pienso que tantos elogios como reciba Idris Elba por su excelente trabajo debe recibir Naomie Harris por su interpretaciรณn de un personaje igualmente difรญcil y por los mismos motivos, salvo que en su caso en la parte mรกs negativa y oscura del relato.
La solvencia de Mandela, del mito al hombre, queda certificada ademรกs por la gran economรญa y la sobriedad aplicada a la hora de definir los momentos centrales del relato, que finalmente acaba siendo algo tan humano como la construcciรณn y destrucciรณn de una pareja de amantes arrastrados por las tempestades de la historia. Sin duda, un argumento poco propicio para el anรกlisis histรณrico de la figura de Mandela, mรกs propio de un documental, pero esencial y notablemente eficaz para rodar una pelรญcula sobre este icono.
Miguel Juan Payรกn
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