Una de las mejores interpretaciones de Vince Vaughn en este simpático remake. Quizá la película original no fuese demasiado conocida en nuestro país, la canadiense Starbuck, pero de algún modo tuvo que impresionar a la industria de Hollywood para encargar un remake y poner a Vince Vaughn al frente del mismo. Y sin que el actor se dedique a hacer tantos aspavientos como tiene por costumbre. Aunque en lo comercial Vaughn ya no sea la estrella que era hace unos años, ni tampoco con esta historia se pretenda hacer la misma taquilla que con De Boda en Boda, por ejemplo. Quizá ese sea uno de sus problemas, no tiene claro a qué público realmente va dirigida. Si a los fans del actor y de sus comedias tan particulares, a los del cine más independiente que disfrutaron de la original, o a cualquiera que le apetezca ver una feel good movie en tiempos de crisis.
La trama es la misma en esencia que la película canadiense. Un hombre descubre que las donaciones de esperma que hizo siendo un veinteañero han dado lugar a más de 500 hijos, de los cuales 140 buscan descubrir quién es realmente su padre biológico, a través de una demanda judicial. Un serio problema para un tipo con complejo de Peter Pan que se niega a crecer y aceptar responsabilidades, con una novia que está embarazada y con deudas por juego que le pondrán en serios apuros. Aunque, claro, descubrir que se va a ser padre puede cambiarle la vida a cualquiera. Y descubrir que ya se es padre de más de 500 criaturas…
No hay nada en la película que pueda sorprendernos demasiado. La trama nos lleva por un camino conocido de sobra que no intenta ni innovar ni dejar al espectador en la cuneta. Todo discurre plácidamente tal y como esperamos, escena tras escena, situación tras situación hasta el desenlace, con muy pocos giros interesantes (el hijo en la institución, la reunión del hotel…) o sorprendentes. Pero lo hace con elegancia, con mucho sentido del humor y con ganas de que el espectador salga con una sonrisa, sin intentar ni abrumarle ni aburrirle. Quiere simplemente gustar. Y con un Vince Vaughn tremendamente comedido, Cobbie Smulders, Chris Pratt (al que debemos algunos de los mejores momentos cómicos de la película, sin duda) o Britt Robertson, la historia se hace mucho más llevadera.
Es decir, que hace de sus defectos virtudes porque las abraza abiertamente y no pretende ser otra cosa que lo que es, una historia sobre madurar a cualquier edad, sobre la responsabilidad, la familia y lo que eso supone. Sobre que la sangre, al final, siempre es más espesa que el agua. Aunque tenga alguna historia (la de la propia Robertson no hay por dónde cogerla, o esos mafiosos que nunca vuelven a aparecer…) peor escrita que otras (la del discapacitado, el intelectual cansino, el actor…). Pese a todo, la película sólo pretende hablar bien de los valores familiares, aunque sea una muy extraña familia, y hacerlo con una sonrisa. Y lo consigue.
Jesús Usero.
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