Crítica de la película Musarañas
Atrayente cinta entre el misterio y el terror, que dirigen Juanfer Andrés y Esteban Roel. En ella, Macarena Gómez y Nuria de Santiago mantienen un duelo interpretativo de notable carga dramática.
Ambientada en la España de la posguerra, Musarañas narra la historia de un par de hermanas, las cuales viven en el domicilio familiar tras la muerte de la madre y la desaparición del padre. Montse (Macarena Gómez) es la mayor: una modista aquejada de una extraña agorafobia que la impide salir del piso. La mujer ha tenido que hipotecar su juventud para cuidar de su sister menor (Nadia de Santiago), una gachí con el miedo en el cuerpo de la que se desconoce el nombre (guiño mitómano y novelístico que puede remitir a Rebeca).
Un día, el vecino de arriba (Hugo Silva) llama a la puerta de las chicas, tras caerse por las escaleras. A duras penas, Montse consigue introducirle en el interior de la casa. Una vez allí, la fémina hará todo lo posible para mantener a Carlos lejos de la vista de los demás. Misión en la que la enfermiza muchacha está dispuesta incluso al asesinato.
Álex de la Iglesia apadrina esta producción, que está muy en la línea del cine que suele elaborar el responsable de El día de la bestia. Entre el miedo gótico y el gore puro, el guión de la cinta evoluciona de manera sorpresiva a través de los vaivenes emocionales de Montse, personaje que compone con adecuada convicción psicótica la efectiva Macarena Gómez. La intérprete de Sherlock & Watson. Madrid Days es la que lleva el peso de la acción, con un trabajo eléctrico y sumamente elocuente, en el que la variada gestualidad de Gómez acompaña en todo momento la transformación de un papel difícil y extenuante.
A su lado, Nadia de Santiago cumple con sobresaliente aplomo en la parte de la ingenua hermana menor, aportando la pizca de conciencia ética y moral que impide a su pariente convertirse en una asesina desde el comienzo de la trama.
Andrés y Roel muestran su capacidad para dosificar los elementos que ayudan a evolucionar la historia, constantemente espoleada por giros destinados a hacer que el interés vaya en crescendo.
p> No obstante, resulta muy complicado mantener la tensión en un espacio tan reducido como el propuesto (el piso de las hermanas protagonistas) y con un cuadro escénico limitado escasamente a cinco actores (Montse, su sister, Carlos, la novia de este, la clienta habitual de la modista y el padre ausente de las girls). Estos márgenes conceptuales obligan a los cineastas a forzar las situaciones, y a dejar que algunos de los secundarios queden simplemente esbozados, sobre todo si se comparan con la prolijidad de detalles de los que consta Montse.
p> Pese a todo, el largometraje equilibra con eficacia la fórmula en la que se inscribe (una pizca de terror clásico, algunos chorros de gore y mucho drama social); aunque queden zonas en penumbra que pueden desmerecer la cuidada factura de la película.
Jesús Martín
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