Un simpático oso rodeado de humor inglés, llega a nuestras pantallas. Quizá sea en lo que Paddington pierde un poco el rumbo, juntar a ese oso adorable, algo desastroso y potencialmente peligroso, destinado al público más infantil, junto a ese humor ácido, algo surrealista y con bastante mala uva que es habitual de los británicos y que parece más destinado a los padres de los niños. La película tiene mucho de la esencia de las historias de Michael Bond, padre del personaje, pero le añade un puntito… peculiar a través de algunos personajes y parte del reparto, lo que lleva finalmente a que la película sea una peculiar mezcla de la que todo el mundo saldrá contento, pero que en algunas partes no termina de cuajar.
Imaginen una raza de osos inteligentes descubiertos en Perú por casualidad, y uno de ellos que, mucho tiempo después, debe marcharse a Londres para encontrar un nuevo hogar tras perder el suyo. A partir de ahí los enredos, las aventuras, los chistes de toda índole y el oso Paddington, por supuesto, nos llevarán a través de la ciudad con persecuciones, desastres causados y algún momento realmente extraño (Peter Capaldi se lleva la palma con esos, debido a su peculiar y extraña relación con la familia protagonista y, sobre todo, con el personaje de Nicole Kidman). Por supuesto, el desastre natural que es en sí mismo Paddington (puede arrasar una casa en cuestión de minutos), llega para solucionar los problemas de una familia británica media, de esas que parece perfecta desde fuera, pero que está distanciada, aburrida y no tiene alma.
Un reparto lleno de rostros (y voces) enormes del cine británico, con gente tan destacada como Hugh Boneville, Jim Broadbent, Julie Walters, Peter Capaldi, Matt Lucas o Sally Hawkins, y en las voces tenemos a Michael Gambon, Imelda Staunton y Ben Whishaw como los tres principales osos. Pero quien se lleva realmente el gato al agua es Nicole Kidman, que se lo pasa como un crío haciendo de villana en la película, con guiños incluidos a su exmarido Tom Cruise y su saga Mission Impossible. Es lo mejor de una buena película, y son más que memorables sus encuentros con Peter Capaldi, otro de los grandes aciertos de la película, como ese vecino pesado y tiquismiquis que, en realidad, vive solo y parece más bien la versión triste de Norman Bates…
No hay ni un solo momento de aburrimiento en la película, aunque más allá de lo adorable que sea el personaje central, no sé cuánto puede interesar a nuestro público una película tan característicamente británica en un mercado tan lleno por parte del cine americano. Tiene muchísimo humor y para todo el mundo (sobre todo para los adultos cuando Paddington no está en pantalla, como ese inicio del explorador…) y hará las delicias de los niños, pero a ratos no termina de encajar esos dos mundos, y uno, como supuesto adulto, se pregunta cómo hubiera sido la película sin el oso. Imagino que lo mismo le pasará a los más jóvenes y pensarán que sobran los adultos. Sea como sea, buen cine familiar para acabar las fiestas.
Jesús Usero
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