Una película de suspense y acción que acaba teniendo poco suspense y no toda la acción que nos gustaría. Un producto que termina siendo casi una serie B directa a video que se salva ante todo por un reparto realmente maravilloso, que no pinta demasiado en esta historia llena de tópicos, de lugares comunes, sin alma y muy repetitiva, pero con una buena dirección y sobre todo un grupo de actores, como os comentaba, que uno se pregunta qué hace en la película, que podía estar protagonizada, perfectamente, por Scott Adkins y algún actor de Europa del Este haciendo el papel del villano de turno. Una película que es pasable, pero que podía y debía ser mucho más.
Una historia de criminales arrepentidos, con nuestro protagonista Nicholas Hoult, abandonando su vida al margen de la ley con sus trapicheos, cuando conoce en Alemania a la mujer de su vida, interpretada por Felicity Jones. Cuando ella necesite un trasplante que no pueden proporcionarle a través de la seguridad social alemana, deberá volver a delinquir, con un plan maestro que le proporcione el dinero necesario para acometer la operación, enfrentándole a un terrible traficante de droga. Entre esos personajes encontramos a Ben Kingsley y Anthony Hopkins, que tienen una de las mejores escenas de diálogo de toda la película, de verdad, una muestra de lo que debería ser la historia pero nunca termina de ser, porque está demasiado preocupada por llevarnos a las espectaculares escenas de acción. Escenas que tardan demasiado en llegar.
Nos pasamos la mitad de la película, puede que más, deambulando con los personajes, con una película que podía haber dado más de sí con la historia de los personajes antes mencionados, pero que prefiere seguir a la pareja protagonista mientras se quiere mucho, se emborracha, se quieren más, cenan juntos… así mil y un momentos que parecen querer que nos sintamos atraídos por los personajes (y alargar la trama hasta que llegue la acción, debido al modesto presupuesto), pero que no consigue por sus continuos tópicos, diálogos muchas veces absurdos, y escenas demasiado trilladas. Si hubiese decidido irse a por los otros personajes, no le hubiese hecho ni falta dedicar tiempo a las escenas de acción, podía haber sido como Welcome to the Punch la excelente película anterior del director Eran Creevy.
Pero Creevy parece que quiere mostrar acción a raudales, acción con vehículos, que es lo que nos aguarda en sus últimos 40 minutos, la parte más disfrutable de la película. Acción sin frenos, sin pensárselo dos veces, muy bien coreografiada y editada, que hace que olvidemos el ritmo renqueante y cansino de la primera parte de la historia. Acción bien construida y creada para disfrute del público. Insuficiente para convertir la película en algo imprescindible o único, pero suficiente para hacer que pasemos un rato distraído, sin darle demasiadas vueltas. Llega tarde, como algunos giros interesantes, pero al menos llega. Lástima que no aprovechen esa historia que lleva dentro y que daba para hacer algo mucho mejor…
Jesús Usero
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