Puro vicio, un buen homenaje al cine negro de Paul Thomas Anderson con un gran Joaquim Phoenix.
No es noticia para todo aficionado al cine que Joaqum Phoenix haga un gran trabajo ante las cรกmaras, le echen lo que le echen. Tampoco lo es que Paul Thomas Anderson dirija una de las mejores pelรญculasย que hemos visto en lo que va de aรฑo. Puro Vicio tiene ambas cosas, y ademรกs se pasea por los tรณpicos, las claves y no pocos lugares comunes del cine negro con una mirada a caballo entre el homenaje y la sรกtira, entre la sonrisa compasiva y la ensoรฑaciรณn devota que recuerda con cariรฑo a los grandes clรกsicos del gรฉnero. Paul Thomas Anderson ha conseguido aliar ambas cosas en la historia de un detective porrero (Phoenix) que enfrentado a varios casos cruzados entre sรญ intenta mantener el tipo contra viento y marea, y sobre todo contra el personaje del poli duro Bigfoot Bjornsen (Josh Brolin), al que le une una extraรฑa relaciรณn de odio/afecto/odio, que es el motor mรกs eficaz de la pelรญcula. En el vรญnculo entre estos dos personajes y en la quรญmica que tienen Phoenix y Brolin es donde mรกs brilla Puro vicio. El territorio del humor y la recreaciรณn del ambiente con esa voz en off a modo de narradora (uno de los recursos mรกs habituales de la novela y el cine negro, la casi inevitable narraciรณn en primera persona) del otro personaje que mรกs me interesa de esta historia, Sortilรจge (Joanna Newson), son los puntos fuertes de la pelรญcula. Paul Thomas Anderson, que en sus รบltimos trabajos ha destacado por ser capaz de devolverle al cine actual una segunda piel de corte mรกs literario, una especie de naturaleza literaria que se expresa en claves eminentemente visuales y cinematogrรกficas (un ejemplo en esta pelรญcula para que quede mรกs claro: la secuencia del intercambio final), ha sabido darle a ese estereotipo eminentemente literario de la primera persona, que como nos han demostrado otros largometrajes en su traslado al cine como voz en off no siempre funciona, una personalidad propia que lo convierte al mismo tiempo en herramienta narrativa para aportar informaciรณn al espectador, en arma para darle un tono jocoso y disparatado a la pelรญcula asentando la comedia como gรฉnero dominante en la misma, y en una especie de subrayado de ese otro nivel de interpretaciรณn de lo que se nos cuenta como una especie de paseo onรญrico y psicotrรณpico en plan โnueva eraโโฆย no exento de ser vรญctima de la misma mirada distante y divertida que tambiรฉn se abate sobre la intriga propiamente dicha.
Frente a esos aciertos, la pelรญcula tambiรฉn presenta puntos mรกs flacos. Por ejemplo su duraciรณn: 148 minutos son muchos minutos para una trama de intriga en clave de cine negro. Chinatown (1974), de Polanski, otro homenaje al cine negro con el ย que comparte una mirada al gรฉnero que saca la trama de este tipo de historias de las noches lluviosas para pasearla a la luz del sol, no duraba mรกs que 130 minutos. El gran Lebowski (1998), la genial parodia del cine negro en la lรญnea de Raymond Chandler y El sueรฑo eterno que dirigieron los hermanos Coen no pasa de los 117 minutos. Son dos de las pelรญculas que mรกs he recordado mientras veรญa Puro vicio, junto con Miedo y asco en Las Vegas (1998), la adaptaciรณn de la novela de Hunter S. Thompson que dirigiรณ Terry Gilliam, por la faceta mรกs โalucinรณgenaโ de Puro vicioโฆ, que por cierto no pasa de los 118 minutos. No es raro que las pelรญculas de Paul Thomas Anderson excedan las dos horas y media de duraciรณn, una especie de pulso con el ritmo y la tensiรณn del relato, asรญ como con la atenciรณn del espectador, que el director se ha empeรฑado en mantener desde que comenzรณ su carrera. Pero creo sinceramente que en esta ocasiรณn, si me permiten el sรญmil futbolรญstico, se ha llenado de balรณn. Pienso que lo que ocurre simplemente es que una trama de enredo e intriga policial como la que caracteriza a la novela y el cine negro no resiste con buena salud una duraciรณn tan dilatada, por mucho que sea habitual en el director. Repasando clรกsicos encontramos que dos tรญtulos emblema del asunto dirigidos por John Huston como El halcรณn maltรฉs (1941) y El sueรฑo eterno (1946) no tienen respectivamente mรกs que 100 y 114 minutos de duraciรณn, Retorno al pasado (1947), de Jacques Tourneur dura 97 minutos, y otra imprescindible para amantes de este tipo de subtrama hard-boiled dentro del cine negro clรกsico dirigida por Orson Welles, La dama de Shangai (1947), estรก en tan sรณlo 87 minutos. Creo que la temรกtica de las otras pelรญculas de Paul Thomas Anderson le permitรญa extenderse mรกs ampliamente sobre tramas de protagonismo coral y relatos รฉpicos de amplio arco argumental, pero en este caso el tipo de gรฉnero que aborda le ha puesto mรกs difรญcil mantener el ritmo en una duraciรณn tan larga, que no por casualidad es mรกs reducida que la de sus trabajos anteriores,ย sospecho que porque รฉl mismo se ha percatado desde el principio de que la fรณrmula genรฉrica en la que sitรบa su pelรญcula no resistirรญa los 155 minutos de Boogie Nights (1997), los 188 de Magnolia (1999), los 158 de Pozos de ambiciรณn (2007)โฆ Esa larga duraciรณn se hace notar algo al final de la pelรญcula en el tema del ritmo.
Otro punto que me ha parecido flojo en la pelรญcula es Catherine Waterston como Shasta, la detonadora de la trama, a la que no he visto muy bien asociada a Phoenix , lo que me ha hecho difรญcil entrar en esa historia de amor intermitente, en flashback, que plantea la pelรญcula. Tampoco me ha convencido como mujer fatal de este relato, ni siquiera en clave alternativa. A ver, me explico: no esperaba una actualizaciรณn de Lauren Bacall en El sueรฑo eterno, Ava Gardner en Forajidos o Kathleen Turner en Fuego en el cuerpo, porque no es el caso, pero en esa escena clave donde recuerda los aspectos mรกs siniestros de su relaciรณn con el millonario interpretado por Eric Roberts, no me ha convencido ni me ha contado nada mรกs espeluznante, morboso o inquietante de lo que habitualmente conocemos en la vida real. La recreaciรณn siniestra de ese flashback verbal no me funciona, y dado el marcado carรกcter erรณtico que inevitablemente requiere por su vรญnculo con la ensoรฑaciones freudianas el cine negro, me ha extraรฑado no salir de esa secuencia mรกs impresionado o motivado. Me ha resultado algo ingenuo ese pรกrrafo, la verdad. Y tampoco me funciona como momento romรกntico disparatado, azotes incluidos. ย Mรกs previsible es que no me haya convencido Owen Wilson. Nunca me creo a ese actor. No le compro ni en su faceta mรกs payasa, y aquรญ lo encuentro bastante de sobra.
Miguel Juan Payรกn
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